El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, salió este jueves en defensa del presidente colombiano, Gustavo Petro, y consideró que ha sufrido una «descalificación brutal» por romper las relaciones con Israel a causa de su campaña en Gaza.
«Lo que no puede ser es que cualquier crítica al gobierno de Israel sea contestada por una acusación de antisemitismo. Yo reivindico el derecho a criticar al gobierno de (Benjamin) Netanyahu sin ser acusado de antisemita. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?», dijo Borrell en un encuentro con corresponsales en Londres.
El jefe de la diplomacia comunitaria consideró que Petro ha sufrido una «descalificación brutal» tras su decisión anunciada el miércoles de romper las relaciones diplomáticas con Israel «por tener un gobierno genocida».
Colombia, recordó Borrell, ha roto relaciones con Israel antes que los países árabes, lo que «le ha valido una descalificación de antisemitismo que me parece fuera de lugar».
«Tener una relación pacífica y constructiva»
Borrell llamó la atención precisamente sobre el hecho de que los países árabes en general no hayan adoptado una actitud «muy en contra de Israel», lo que evidencia, a su juicio, el deseo que tienen esos Estados de «tener una relación pacífica y constructiva».
«No creo que el problema sea un antagonismo nuevo entre los países árabes e Israel, pero sí la toma de conciencia de que hay un problema irresuelto, que habíamos optado por ignorar o habíamos optado por diluirlo en los Acuerdos de Abraham», agregó.
Al mismo tiempo, el político socialista no escondió las grandes divisiones en el seno de la Unión Europea que suscita el conflicto en Oriente Medio.
Las diferencias no surgen solo sobre como lograr un alto el fuego en Gaza, sino también sobre si reconocer el Estado palestino (como promueven España o Irlanda), porque «hay Estados miembros que piensan que no es el momento de hacerlo o que incluso puede ser contraproducente», expresó.
Aún quedan «posibilistas» en Israel
Netanyahu, dijo, se presenta ante sus ciudadanos como «la mejor garantía de que nunca habrá un Estado palestino», pero no dice qué es lo que quiere realmente, «quizá porque eso no se puede decir».
«Y todo el mundo sabe, aunque sea incómodo decirlo, que el gobierno de Netanyahu ha estado dándole alas a Hamás como un contrapeso a Fatah (…) porque han dividido al mundo palestino utilizando una componente que él creía que era puramente religiosa frente a la componente nacionalista, hasta que se demostró que era religiosa hasta el fanatismo y más peligrosa que la de Fatah», subrayó.
Para pensar en una eventual solución de dos Estados, el primer paso para la comunidad internacional debería ser entender que el gobierno israelí no la quiere, pero -sostuvo Borrell- Israel es una democracia y como tal puede cambiar a sus gobernantes si esa es la voluntad de la ciudadanía.
Pese a todo, el alto representante aseguró que aún quedan «posibilistas» en Israel, y que muchos de ellos son militares y diplomáticos retirados, por lo que en algún momento se deberá retomar el diálogo con los palestinos, porque «las ideas no se matan, sino que se sustituyen por otras mejores».
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