El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, finalmente se rindió ante la realidad y reconoció este martes al demócrata Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos.
Lo hizo en un breve mensaje que publicó en su perfil en la red social Twitter, al que le imprimió un tono amistoso, muy distante del que había mantenido desde el inicio de la campaña en Estados Unidos, a lo largo de la cual manifestó su claro apoyo a Trump.
«Saludos al presidente Joe Biden, con mis mejores votos y la esperanza de que Estados Unidos sigan siendo la tierra de los libres y el hogar de los valientes», escribió Bolsonaro, que hasta este martes no parecía muy convencido de la derrota de Trump.
«Estaré listo para trabajar con el nuevo gobierno y darle continuidad a la construcción de una alianza Brasil-Estados Unidos en la defensa de la soberanía, la democracia y la libertad en todo el mundo, así como en la integración económico-comercial en beneficio de nuestros pueblos», añadió en su mensaje.
Las dudas de Bolsonaro
Hasta hace dos semanas, cuando por última vez manifestó algo en público sobre las elecciones en Estados Unidos, Bolsonaro parecía dudar del resultado e incluso dijo estar convencido de que había habido algún tipo de fraude, como sostiene Trump sin prueba alguna.
«La prensa no lo divulga, pero tengo informaciones» y «realmente hubo muchos fraudes», dijo en ese momento, cuando todavía parecía creer en la victoria de su aliado ideológico global.
La falta de reconocimiento de la victoria de Biden, confirmada este lunes por el Colegio Electoral de Estados Unidos, ya comenzaba a generar un claro malestar en el gobierno brasileño, al punto de que el vicepresidente, Hamilton Mourao, dijo que este mismo martes que no sabía qué faltaba para que Bolsonaro felicitase a Biden.
Lealtad a Trump
Desde que llegó al poder en enero de 2019, Bolsonaro manifestó su «lealtad ideológica» a Trump y se alineó con las políticas globales del polémico presidente de Estados Unidos, al punto de que entre los mayores aliados de Brasil están actualmente los gobiernos de ultraderecha de Polonia o Hungría, o el Israel de Benjamín Netanyahu.
La relación con Trump había sido cimentada incluso por el gurú de la derecha populista mundial, Steve Bannon, quien mantiene una estrecha amistad con el diputado Eduardo Bolsonaro, uno de los tres hijos del gobernante que actúa en política.
Una de las coincidencias entre Bolsonaro y Trump pasaba por el menosprecio de las políticas de protección del medio ambiente, que Biden se propone ahora rescatar y relanzar, al punto de que ya ha anunciado que Estados Unidos volverá al Acuerdo de París, que Brasil barajó abandonar el año pasado, aunque luego rectificó.
Aún así, las políticas medioambientales y la protección de los biomas en peligro, como la Amazonía, ya durante la campaña para las elecciones en EE UU sembraron discordias entre Bolsonaro y Biden.
Recelos con la agenda ecológica de Biden
En el primer debate de la campaña con Trump, Biden dijo que Brasil debía contener la destrucción de la Amazonía, pues de otro modo podría enfrentar «consecuencias económicas significativas».
Adelantó además que, si fuera electo presidente, como ocurrió, conversaría con otros países y ofrecería al gobierno de Bolsonaro unos 20.000 millones de dólares para acabar con la deforestación.
El mandatario brasileño reaccionó de forma dura y advirtió que no aceptaba «sobornos, criminales demarcaciones o infundadas amenazas».
También afirmó entonces que «algunos no entienden que Brasil cambió», que la soberanía del país «es innegociable», y calificó la declaración de Biden como lamentable.
Luego fue incluso más allá y dio una explosiva declaración en un acto público, celebrado en la sede del gobierno brasileño.
«Vimos hace poco a un gran candidato a jefe de Estado diciendo que si yo no apago el fuego de la Amazonía va a levantar barreras comerciales contra Brasil. ¿Cómo vamos a hacer frente a todo eso?», cuestionó.
«La diplomacia no es suficiente. Cuando acaba la saliva, tiene que haber pólvora. No hace falta ni usar la pólvora, pero tiene que saber que hay», agregó en un tono considerado hasta belicoso.
La hora del pragmatismo
A pesar de la munición verbal usada por Bolsonaro durante los últimos meses, en los que llegó a afirmar que asistiría el próximo enero a una «nueva investidura de Trump», tanto en medios oficiales como diplomáticos existe la convicción de que viene ahora el momento del pragmatismo.
«Bolsonaro y Biden no serán los mejores amigos, pero hay muchos asuntos que unen a ambos gobiernos y eso es inevitable», dijo a EFE una fuente de la cancillería brasileña.
En primer lugar, citó una sólida e histórica relación comercial, que si bien se ha resentido con la pandemia de coronavirus aún sitúa a Estados Unidos como el segundo socio de Brasil, solo por detrás de China, con un intercambio que este año deberá llegar a unos 60.000 millones de dólares.
Otro punto en la mira de los analistas es que el proteccionismo extremo aplicado por Trump debería ser atenuado con Biden, lo cual pudiera aumentar las posibilidades de que los productos brasileños recuperen terreno en el mercado estadounidense.
Un tercer factor en el que pudiera pesar el pragmatismo es la subasta para operar las frecuencias de telecomunicaciones 5G, que Brasil tiene previsto realizar en 2021, frente a la cual Trump presionaba a puertas cerradas para que no se acepte la participación de la empresa china Huawei, algo que Bolsonaro aún no ha decidido.
Biden aún no ha aclarado cuál será su postura en ese asunto, pero analistas globales dudan de que, por ahora, haya cambios de fondo en las políticas de Estados Unidos respecto a China, lo cual pudiera ser un punto de encuentro en la relación más o menos fría que deberá establecer con Bolsonaro.
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