El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a su ya conocido discurso armamentista y afirmó para un grupo de simpatizantes en la capital que todo el mundo debería comprar un fusil para evitar la esclavitud.
«Todo el mundo tiene que comprar un fusil. El pueblo armado jamás será esclavizado. Yo sé que cuesta caro. Un idiota dice: Ah, lo que hay que comprar es frijol; si no quiere no compre el fusil, pero no venga a perturbar a quien quiere comprarlo», declaró Bolsonaro a su salida del Palacio da Alvorada, en Brasilia.
El excapitán de la reserva del Ejército y nostálgico de la dictadura militar que gobernó al país entre 1964 y 1985 recordó que los cazadores, tiradores y coleccionistas con registro pueden comprar un fusil. Sin embargo, también señaló que los hacendados no pueden hacerlo si no forman parte de ese grupo.
El líder de ultraderecha defendió el acceso a las armas de fuego para la población argumentando los altos índices de criminalidad urbana y rural. En el país hay constantes casos de robos y homicidio.
En julio, el gobernante eliminó el impuesto de 150% que tenían que pagar los exportadores brasileños que venden armas de fuego.
La flexibilización del porte y la posesión de armas es, además, una de las promesas de campaña del mandatario.
El número de armas de fuego nuevas registradas en Brasil prácticamente se duplicó en 2020. Se pasó de 94.416 en 2019 a 186.071 el año pasado, según datos de Seguridad Pública. Se registró además un aumento de 97,1%.
En total, el año pasado había más de 2 millones de armas de fuego particulares activas en Brasil. Entre ellas se incluyen las de cazadores, coleccionistas, tiradores deportivos, y además las particulares de policías y demás profesionales de seguridad pública y militares.