La región amazónica brasileña sufre los peores incendios forestales de los últimos años debido a la deforestación. Pero el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, señaló que las ONG pueden estar detrás de ese desastre ambiental.
La insinuación de Bolsonaro surgió en momentos en que densas nubes de humo provenientes de la Amazonía, se extienden sobre importantes ciudades del mayor pulmón vegetal del planeta, y hasta llegan a enormes centros urbanos, como la ciudad de Sao Paulo.
El Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, INPE, que contabiliza los incendios mediante imágenes de satélite, informó mediante un comunicado que los focos de fuego en todo el país en lo que va de año superan 83% a los del mismo período de 2018.
El Ministerio del Medio Ambiente ha atribuido esa situación a una vasta sequía en las regiones norte y centro oeste del país, pero las organizaciones defensoras de la Amazonía tienen otra opinión.
Muchos grupos ecologistas sostienen que las llamas son producto de la acción del hombre y, en particular, de hacendados alentados por la intención de Bolsonaro de avanzar en la explotación de la región amazónica, en los flancos de la minería y la agropecuaria. Lo que ya le ha causado fricciones con Alemania y Noruega.
Ambos países europeos colaboran financieramente desde hace años con la protección de la Amazonía, pero en las últimas semanas han congelado los recursos destinados a esos fines, alertas frente a las nuevas políticas del gobierno brasileño.
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