El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, investigado en la Corte Suprema por «incitar» a sus seguidores a invadir violentamente las sedes de los tres de poderes el 8 de enero, aseguró este lunes que «jamás» pasó por su cabeza dar un golpe de Estado.
«Si quisiera dar un golpe, lo hubiera dado mientras era presidente, pero jamás pasó por nuestra cabeza», afirmó el líder ultraderechista en una entrevista a la cadena Jovem Pan desde Estados Unidos, en vísperas de su regreso a Brasil, previsto para el jueves.
El exmandatario rechazó de esta forma las críticas de la izquierda que le acusan de ser «problemático», «no tener educación», «decir palabrotas» y de ser un «dictador por querer dar un golpe».
El Supremo incluyó al capitán retirado del Ejército en la lista de investigados por el intento de golpe de Estado perpetrado por miles de sus simpatizantes más radicales el 8 de enero, en Brasilia.
Bolsonaro confirmó que volverá a Brasil el jueves
Ese día, miles de bolsonaristas invadieron y destrozaron las sedes del Congreso, la Presidencia y el Supremo, con el objetivo de forzar la caída del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, que venció a Bolsonaro en las elecciones de octubre de 2022.
En el curso de las investigaciones, las autoridades encontraron un borrador de un decreto presidencial golpista en casa del exministro de Justicia de Bolsonaro, Anderson Torres, quien hoy sigue detenido por su presunta «omisión» en el episodio como secretario de Seguridad de Brasilia.
El texto, no firmado por Bolsonaro, habría permitido intervenir el Tribunal Superior Electoral (TSE) y anular el resultado de las elecciones.
En diversas ocasiones, Lula ha acusado públicamente al exjefe de Estado de estar detrás de todo y «preparar» un golpe en su contra.
En otro momento de la entrevista, Bolsonaro confirmó que volverá a Brasil el jueves y dejó entrever que hará oposición al gobierno de Lula.
«Estoy sin mandato, pero no estoy jubilado. Voy a reunirme con el Partido (Liberal, PL) y vamos a ver cuál es nuestra estrategia. No por el partido, sino por el país, de qué forma podemos presentarnos mejor para Brasil», indicó, aunque garantizó no tener «ambición por el poder».
El exgobernante volvió a usar la situación en Venezuela para atacar a los gobiernos de izquierda y advirtió que en Brasil «está en juego la libertad y el futuro económico» del país con Lula en el poder.
«La izquierda no va por el buen camino (…) Estamos entrando en un agujero del que puede ser difícil salir», alertó, además de criticar el supuesto «adoctrinamiento en las escuelas» durante las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.