El presidente de Bolivia, Luis Arce, dijo este miércoles que su gobierno está adelantando las gestiones para la desclasificación de la hoja de coca como estupefaciente y así poder comercializarla libremente, en medio de las celebraciones por el Día del «Acullico» o masticado de esa planta ancestral.
En una plaza frente a la sede del gobierno en La Paz se extendieron sobre varios aguayos, un tejido típico andino de colores, cientos de hojas de coca y luego los amautas y yatiris, los sabios y curanderos aimaras, realizaron una ceremonia ancestral en la que también hubo música y bailes a la que asistieron Arce, ministros, representantes de organizaciones políticas, sociales y de cocaleros.
Tras esa ceremonia, Arce dio un discurso en el que afirmó que era un día importante para recordar «la injusticia que se comete en contra de nuestra hoja de coca».
En el año 1961 «se la ingresa (a la hoja de coca) en la lista de la convención de estupefacientes, se prohibía el acullico y en nuestra primera parte de nuestro gobierno con el hermano Evo (Morales) logramos despenalizar el acullico en nuestro país», recordó el presidente.
Arce habló de que la «batalla» sigue y que ahora el «objetivo es lograr definitivamente la desclasificación de la hoja de coca de la lista como estupefaciente y lograr la libre comercialización de la hoja de coca y sus derivados».
Esa tarea está en manos del vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, quien, según Arce, ya adelanta acciones para su desclasificación y espera que esta campaña cuente con el apoyo de otros países que comparten el uso de la hoja de coca «para que el mundo entero se dé cuenta del potencial que tiene la coca y sus 14 alcaloides».
También destacó los avances de la industrialización de la hoja de coca en el país, para lo que el gobierno trabaja en la conformación de un centro de investigación y de industrialización de la planta en la zona de Los Yungas, en el departamento de La Paz.
Por su parte Choquehuanca dijo que hay que «exigir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que pueda hacer conocer al mundo las investigaciones que han llevado adelante» sobre «las cualidades medicinales, alimenticias y espirituales que tiene nuestra sagrada hoja de coca», y señaló que Bolivia también «debe dar a conocer», pues «no es solo industrializar, necesitamos comercializar».
«La hoja te da fuerzas para el trabajo y no te hace sentir cansado», destacó una de las tantas productoras de hoja de coca que asistió a las celebraciones por el Día del «Acullico».
Para «nosotros los originarios la coca es cultura, vida y dignidad y soberanía», dijo por su parte otro productor.
Por ley se declaró el 11 de enero de cada año como el Día Nacional del Acullico para conmemorar que en 2013 Bolivia se adhirió nuevamente a Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, con una reserva para permitir el masticado dentro de su territorio.
Además, en esa norma se establece que la hoja de coca es un patrimonio cultural de Bolivia y que en su estado natural no debe considerarse como una droga, además de promover su revalorización, producción y venta.
La hoja de coca está consagrada en la Constitución boliviana por sus usos tradicionales y medicinales, pero una parte de la producción se desvía al narcotráfico.
Desde 2017 Bolivia amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12.000 a 22.000 hectáreas.
La Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc) estableció en su último informe anual que los cultivos de hoja de coca se incrementaron en Bolivia en 4%, al pasar de 29.400 hectáreas en 2020 a 30.500 hectáreas en 2021.
Sin embargo, el gobierno presentó sus propias cifras que indican que la superficie disminuyó 0,7% en 2021, alegando diferencias «metodológicas» con el registro del Unodc.