Joe Biden y Donald Trump encabezan un frenético último día de campaña el lunes, en víspera de unas elecciones de mitad de mandato que marcarán el resto de la gestión del presidente de Estados Unidos y pueden allanar el camino para la vuelta a la Casa Blanca de su predecesor.
Los demócratas se juegan su mayoría en el Congreso en unos comicios que Biden ha calificado de «definitorios» para la democracia estadounidense, aunque los temas de actualidad, como la inflación, han dominado la campaña.
Según las encuestas, los republicanos lograrán el martes la mayoría de la Cámara de Representantes, y muchos demócratas temen que el Senado también se les escape. Una derrota que, de producirse, dejará el Congreso en manos de la oposición cuando aún le quedan a Biden dos años de gobierno.
De acuerdo con los sondeos, la mayoría de los estadounidenses están preocupados por la economía y creen que el país va por mal camino, lo que anima a los candidatos republicanos a lanzarse por distritos que antes parecían inalcanzables.
Con los 435 escaños de la Cámara de Representantes en juego, junto con un tercio de los 100 miembros del Senado, así como 36 gobernaciones y cargos municipales, los demócratas ponen buena cara ante el escenario adverso.
«El partido en la Casa Blanca suele perder en las elecciones de mitad de período, pero la realidad es que todavía tenemos un camino muy sólido, no solo para mantener el Senado, sino para ganar escaños», dijo el domingo Cory Booker, de Nueva Jersey, a la cadena ABC.
Los candidatos demócratas han recurrido en campaña al embrujo de sus estrellas, como los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton.
Los republicanos sin embargo se han centrado en Trump, que ha estado insinuando una probable nueva candidatura a la presidencia en 2024.
Biden y Trump se enfrentarán en la víspera de las elecciones: el presidente con un mitin cerca de la capital, en Maryland, mientras que Trump estará en Ohio.
Llamada de atención
El panorama político se ha ido inclinando en contra de los demócratas desde el verano boreal, y según las encuestas los republicanos conseguirán la mayoría de la Cámara de Representantes.
El fin de semana, Glenn Youngkin, gobernador republicano de Virginia, pronosticó que «esto va a ser una llamada de atención para el presidente Biden».
El Senado es más bien un cara o cruz, pero las esperanzas demócratas de mantener la Cámara Alta, que controlan gracias al voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, penden de un hilo.
Las elecciones de senadores en Pensilvania, Nevada, Wisconsin, Georgia, Nuevo Hampshire y Ohio están igualadas.
Los demócratas han centrado sus argumentos finales en el derecho al voto, la protección del acceso al aborto y la asistencia social, y en el caso de Biden, en la amenaza que supone el creciente apoyo entre los republicanos de Trump a las teorías de la conspiración política.
Los republicanos contraatacan diciendo que votar a los demócratas significa inflación galopante y aumento de la delincuencia, buscando hacer de estos comicios un referéndum sobre el presidente.
Con su índice de aprobación en torno a 42%, Biden ha evitado en gran medida los estados más conflictivos.
Pero el sábado se reunió con Obama en Pensilvania, como parte de una agitada agenda de paradas en los últimos días que también le ha llevado a Illinois, Florida y Nueva York.
El presidente reprendió a los partidarios extremistas de Trump, el «presidente derrotado»: «Vuestro derecho a elegir está en la papeleta. Vuestro derecho a votar está en la papeleta».