El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajará el jueves a las zonas de California devastadas por una serie de tempestades que mataron al menos a 19 personas.
Biden visitará las comunidades afectadas por las destrucciones que dejaron las recientes tormentas, inspeccionará los esfuerzos de reconstrucción y evaluará qué ayuda adicional es necesaria, anunció la Casa Blanca el lunes en un comunicado.
California sufre desde el 27 de diciembre inundaciones, deslizamientos de tierra y deslaves provocados por violentas tempestades invernales.
Las autoridades calculan que las tempestades han producido daños por valor de cerca de 1.000 millones de dólares.
En el norte de California, San Francisco registró más de 45 centímetros de lluvia desde el 26 de diciembre de 2022, según un informe del Servicio Meteorológico Nacional (NWS).
Es el período de 22 días que más precipitaciones se han registrado en la ciudad «desde el 14 de enero de 1862», informó el NWS.
En el Valle Central, la región más fértil de California que produce el 40% de la fruta del país, Modesto rompió el lunes el récord de lluvia diaria desde 1950 y Stockton el de 1973, tuiteó el NWS de Sacramento.
El sábado, fuertes lluvias cayeron de nuevo sobre la costa Pacífica, provocando el desbordamiento de ríos e inundaciones de zonas urbanas, viviendas y tierras agrícolas afectadas por una sequía interminable.
La seguidilla de tempestades podría, sin embargo, acabar pronto. El NWS prevé para el fin de semana un clima “más seco en California y el suroeste de Estados Unidos”.
Aun así, la asombrosa cantidad de lluvia que ha caído en el norte de California ha dejado las ciudades empapadas.
“Sin precedentes”
California tendrá entonces, quizás, tiempo para reparar los daños, restaurar la electricidad —unos 23.800 hogares seguían sin servicio el lunes— y aprender las lecciones de este mal tiempo “sin precedentes en la escala de nuestras vidas”, según palabras del gobernador, Gavin Newsom.
En San Francisco, los últimos tres meses han sido los más lluviosos desde el invierno de 1972-73. Al mismo tiempo, California, cuya agricultura alimenta a Norteamérica, se enfrenta a una prolongada sequía sin precedentes.
Sin embargo, las lluvias torrenciales de las últimas semanas no revertirán la tendencia. “No serán suficientes para volver a llenar el lago Mead”, advirtió el NWS en alusión a este gigantesco embalse del río Colorado que abastece de agua a California y cuyo nivel desciende inexorablemente desde hace años.
Las infraestructuras de control y retención de agua —diques, lagos artificiales, cauces limitados— “fueron diseñadas hace 40, 50 años” para “un mundo que ya no existe”, dijo el sábado Newsom.
Al bloquear la escorrentía del agua, estos desarrollos limitan la recarga vital de las aguas subterráneas, explican los especialistas.
El demócrata, uno de los más comprometidos en Estados Unidos con el cambio climático, pretende abordar estas cuestiones, ya que “el calor se vuelve mucho más caliente, lo seco más seco y (…) la humedad más húmeda”.
Según los científicos, el calentamiento global está aumentando la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.