Joe Biden desaprovechó la ocasión de calmar al electorado sobre su estado físico, mientras que un Donald Trump tranquilo evitó despejar dudas sobre si reconocerá incondicionalmente los resultados electorales.
He aquí los principales puntos del primer debate entre los dos candidatos, a cuatro meses de las elecciones presidenciales.
Biden no disipa dudas
Biden, de 81 años de edad, tenía la oportunidad en este primer debate de disipar las dudas que puedan tener los estadounidenses sobre su estado físico para gobernar cuatro años más (2025-2029). Con voz ronca, repitiéndose con frecuencia y perdiéndose en frases confusas, el mandatario dejó una imagen diametralmente opuesta a la mostrada por su oponente republicano, con tono resuelto y enérgico.
El presidente defraudó incluso a los de su bando. «La actuación de Joe Biden durante el debate fue decepcionante, no hay otra forma de decirlo», admitió Kate Bedingfield, exdirectora de comunicación de la Casa Blanca durante sus primeros años de mandato.
Biden estuvo «lento al principio pero terminó fuerte», reconoció su vicepresidenta, Kamala Harris.
En un intento de rebajar las críticas a su actuación, el equipo de campaña del demócrata dijo que estaba resfriado.
Trump comedido
Trump, de 78 años de edad y apreciado entre sus partidarios por sus salidas de tono, solo tuvo que controlar sus famosos exabruptos en un intento de convencer a los votantes indecisos. Durante la hora y media de debate, el republicano se mostró moderado y disciplinado.
Las reglas del debate fijaban que el micrófono del candidato que no tenía el turno de palabras estuviera apagado. Esto «pudo haber ayudado a Trump porque le impidió gritar ante las intervenciones de Biden», dijo Robert Rowland, profesor de comunicación en la Universidad de Kansas.
Ataques personales
Los dos candidatos se odian, extremo que no han ocultado. Tras una gélida llegada al plató de la CNN en la que no se dieron la mano, Biden y Trump no dejaron de despotricar el uno del otro.
Los golpes vinieron sobre todo del demócrata, que acusó al expresidente de tener «el sentido moral de un depravado», y le tildó de «llorón», «perdedor» e «imbécil».
También le llamó «delincuente convicto» por su reciente sentencia de culpabilidad por delitos penales en Nueva York. Trump retó por su parte a Biden a pasar un «test cognitivo» e insistió en que el demócrata es «el peor presidente de la historia del país».
Sin interrupciones
A diferencia del primer debate entre los dos candidatos en la campaña de 2020, cuando se interrumpían constantemente, esta vez ninguno pudo pisar la intervención del otro debido a las estrictas reglas establecidas por la CNN.
Como resultado, los candidatos tuvieron pocos intercambios directos espontáneos, y los presentadores se limitaron a pasar la palabra, sin cuestionar las exageraciones o falsas afirmaciones de Trump.
Trump, evasivo sobre los resultados
Trump, que sigue sin reconocer la victoria de Biden en 2020, se negó a comprometerse a aceptar sin condiciones el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre.
Solo lo hará «si las elecciones son absolutamente justas y equitativas», se limitó a decir cuando le preguntaron por el tema. «Este tipo no tiene sentido de lo que es la democracia», le increpó Biden.