La batalla judicial entre Juan Carlos de Borbón y su examante, la empresaria Corinna zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, vuelve este martes a un tribunal británico, encargado de dirimir cuestiones previas en una demanda por acoso contra el rey emérito de España.
Denunciando amenazas, intrusiones, seguimiento, pirateo y difamación, la empresaria de 58 años de edad, divorciada de un príncipe alemán y también conocida por su apellido de soltera Larsen, presentó en 2020 una demanda civil en Londres, donde residía.
Aseguró que el exmonarca, ahora de 85 años, con quien mantuvo una relación extramatrimonial entre 2004 y 2009, la hostigó desde 2012 buscando recuperar «regalos» que incluyen 65 millones de euros (73 millones de dólares).
Reclama una indemnización por daños psicológicos y medidas de alejamiento. No hay riesgo de cárcel o extradición para el padre del actual rey de España, Felipe VI.
Juan Carlos niega firmemente las acusaciones, pero sus sucesivos abogados -cambió dos veces de gabinete jurídico- llevan dos años intentado impedir que se juzgue el fondo de la cuestión.
Alegaron que como jefe de Estado y miembro de la Casa Real no podía ser juzgado en Inglaterra, lo que tres jueces del Tribunal de Apelación de Londres acabaron concediendo el pasado diciembre, aunque únicamente hasta el momento de su abdicación en junio de 2014.
Los abogados de Larsen aseguran, sin embargo, que el presunto acoso fue más importante a partir de esa fecha cuando, privado de su cargo, intentó por todos los medios recuperar el dinero.
La defensa de Juan Carlos busca ahora impugnar cuestiones previas como la jurisdicción -afirmando que los tribunales ingleses no son competentes para actos presuntamente ocurridos en Mónaco y Suiza- y defectos de procedimiento como la notificación de la querella mediante WhatsApp.
Ya en marzo de 2022, el juez de primera instancia Matthew Nicklin consideró que si recurrían la jurisdicción podrían transcurrir dos años antes de que la corte comenzase a analizar el fondo de la demanda.
Estas nuevas vistas comenzarán a las 10h30 locales (09h30 GMT) ante la jueza Rowena Collins Rice del Tribunal de Apelación y pueden durar hasta cuatro días.
Amenazas, acoso, allanamientos
Nombrado jefe de Estado en 1975 a la muerte del dictador Francisco Franco, que lo designó como su sucesor, Juan Carlos I fue respetado durante décadas por permitir el retorno de la democracia a España.
Pero una multiplicación de escándalos a partir de 2012, incluida la relación con Larsen, derrumbaron su imagen.
En junio de 2014 acabó abdicando a favor de su hijo.
Posteriores revelaciones de Larsen sobre presuntas malversaciones llevaron al rey emérito a exiliarse, en agosto de 2020, a los Emiratos Árabes Unidos para «facilitar» el trabajo de su sucesor.
La fiscalía española acabó archivando en marzo de 2022 las investigaciones sobre el opaco origen de su fortuna. También la justicia suiza cerró en diciembre de 2021 una investigación sobre sus bienes en ese país, después de tres años indagando sobre su patrimonio, incluidos unos 100 millones de dólares transferidos por Arabia Saudita.
Felipe VI se ha esforzado por distanciarse de su padre. En marzo de 2020 renunció a su herencia y le retiró su asignación anual de casi 200.000 euros.
Larsen asegura que Juan Carlos intentó reanudar su relación y, cuando ella lo rechazó, el exsoberano emprendió un «patrón de conducta equivalente al acoso».
«Exigió la devolución de los regalos», fue «amenazante» y «llevó a cabo u organizó una serie de actos de vigilancia encubierta y abierta», según la demanda, que denuncia la participación de miembros de los servicios secretos españoles, incluido su entonces director, el general Félix Sanz Roldán.
Este la habría amenazado durante una reunión en un hotel de Londres. El encuentro coincidió, asegura, «con el allanamiento de sus apartamentos en Mónaco y en Villars, en Suiza, donde fue dejado sobre una mesa un libro sobre la muerte de la princesa Diana».
La empresaria denuncia también «entradas ilegales y daños criminales, como la perforación de un agujero en la ventana de su dormitorio mientras dormía por la noche en su casa en Shropshire», en el noroeste de Inglaterra, el 21 de junio de 2017, y disparos a las cámaras de seguridad de su entrada el 14 de abril de 2020.
La empresaria ha mantenido estas mismas acusaciones en un polémico pódcast titulado «Corinna y el rey», en que los periodistas londinenses Bradley Hope y Tom Wright relatan un romance que al venirse abajo «abrió la ventana a un mundo peligroso y lleno de codicia, corrupción y crimen».