Más de 200 personas murieron por el sismo que arrasó partes del centro de Japón en el día de Año Nuevo y más de 100 siguen desaparecidas, según el último balance de las autoridades regionales.
El sismo de magnitud 7,5 destruyó edificios, causó incendios y derribó infraestructuras en la península de Noto, en la isla principal de Honshu, justo cuando los habitantes celebraban el Año Nuevo.
Ocho días después, miles de rescatistas se enfrentaban el martes a caminos bloqueados y el mal tiempo para despejar los restos y alcanzar a las casi 3.500 personas atrapadas en comunidades aisladas.
Desde el sismo del 1 de enero se han registrado más de 1.200 réplicas. El martes, un terremoto de magnitud 6 frente a la costa del mar de Japón sacudió nuevamente la zona pero no desencadenó una alerta de tsunami, dijeron las autoridades niponas.
El servicio geológico de Estados Unidos calibró la magnitud de este último sismo en 5,8.
En un nuevo balance publicado el martes, las autoridades de la región de Ishikawa informaron que las víctimas mortales del terremoto de Año Nuevo pasaron de 180 a 202 y que el número de desaparecidos se redujo de 120 a 102.
En la víspera, las autoridades regionales habían más que triplicado el número de desaparecidos a 323, tras actualizar las bases de datos centrales, en su mayoría en la ciudad de Wajima.
Pero posteriormente, «varias familias nos hicieron saber que pudieron confirmar que personas» en la lista estaban a salvo, indicó a AFP Hayato Yachi, funcionario de la prefectura de Ishikawa.
Las tareas de rescate y socorro se ven afectadas por las intensas nevadas en la zona afectada.
El lunes, casi 30.000 personas estaban todavía alojadas en refugios gubernamentales, algunos sin suficiente comida, agua y calefacción.
Además, cerca de 60.000 casas están sin agua y 15.600 no tienen electricidad.
Las precipitaciones de los últimos días han provocado alrededor de un millar de desprendimientos de tierra que han empeorado las condiciones de la red viaria.
El primer ministro, Fumio Kishida, instruyó el martes a su gabinete a «realizar esfuerzos por resolver el aislamiento (de comunidades) y continuar las actividades de rescate».
El dirigente también ordenó evacuaciones a otras regiones lejos de la zona afectada por el terremoto, explicó el portavoz gubernamental Yoshimasa Hayashi a la prensa.
Cinco días bajo los escombros
En la ciudad de Suzu, en la prefectura de Ishikawa, una mujer nonagenaria consiguió sobrevivir cinco días bajo los escombros de una casa derrumbada antes de ser rescatada el sábado.
«¡Aguante!», le gritaban los socorristas según imágenes grabadas por la policía y publicadas por los medios locales.
La otra cara de la moneda es Naoyuki Teramoto, que perdió a tres de sus cuatro hijos en el municipio de Anamizu.
«Estábamos hablando de ir a Izu», un famoso balneario de aguas termales, después de que su hija aprobara el examen de acceso a la escuela secundaria, dijo desconsolado el hombre de 52 años a la cadena NTV.
Japón experimenta cientos de terremotos cada año, pero la mayoría no causa daños debido a los estrictos estándares de construcción vigentes desde hace más de cuatro décadas.
Pero muchas estructuras son más antiguas, especialmente en áreas rurales y de población envejecida como es la península de Noto.
En 2011, un fuerte terremoto seguido de un tsunami dejó 18.500 personas muertas o desaparecidas en Japón y provocó una catástrofe nuclear en la central de Fukushima.