La decisión del Congreso salvadoreño de destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general socava gravemente la democracia y el Estado de derecho, dijo este martes la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
«La separación de poderes es la piedra angular de cualquier democracia. Debilitar el control que uno ejerce sobre el otro provoca la erosión de los pilares del Estado de derecho y, por ende, del sistema democrático de un país», agregó Bachelet en un comunicado.
El nuevo Congreso, dominado por aliados del presidente Nayib Bukele, destituyó el sábado a los cinco magistrados constitucionalistas de la Corte Suprema de Justicia acusándolos de decisiones arbitrarias y al fiscal general Raúl Melara por considerarlo cercano a la oposición.
El procedimiento, denunció Bachelet, «no cumplió con los estándares requeridos sobre el debido proceso, lo que es una infracción de la ley internacional de derechos humanos y un ataque directo a la independencia judicial, clave para el funcionamiento democrático».
«Lamentablemente, lo que vemos en El Salvador es la profundización de una alarmante tendencia hacia la concentración de poderes», dijo la alta comisionada.
El lunes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió también a El Salvador «respetar la separación de poderes con el fin de preservar el progreso democrático logrado por el pueblo salvadoreño desde la firma del acuerdo de paz» de 1992.
Bukele acusó a la Sala Constitucional, cuya misión es velar por el cumplimiento de la Carta Magna, de quitarle facultades para manejar la pandemia al considerar que vulneraban derechos fundamentales de la ciudadanía.
Los magistrados destituidos y el fiscal Melara habían sido electos por la anterior legislatura que dominaron los partidos tradicionales Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha) y la exguerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Tanto Arena como el FMLN se alternaron en el poder en El Salvador entre 1989 y 2019 hasta la llegada de Bukele, un empresario populista de 39 años de edad que domina las redes sociales y es criticado por su autoritarismo.