Australia movilizó este sábado a tres mil reservistas en una nueva jornada de incendios forestales en condiciones catastróficas en el sureste del país, donde dos nuevas víctimas elevaron a 21 el número de muertos en esta crisis.
Los fallecimientos tuvieron lugar en la isla Kangaroo, la tercera más grande del país, situada a 112 kilómetros de Adelaida, en el estado de Australia del Sur, donde se han calcinado 100.000 hectáreas, la mayoría en el parque nacional Flinders Chase, hogar de 60.000 canguros, 50.000 koalas y animales en peligro.
«Nos está costando caro», dijo a la prensa el primer ministro, Scott Morrison, al recordar a las víctimas y las más de 1.500 viviendas que se han calcinado en todo el país desde septiembre.
Morrison anunció el despliegue de los reservistas y del buque Adelaide para ayudar a la evacuación de afectados, la apertura de bases militares para alojar temporalmente a los damnificados y una partida de 20 millones de dólares australianos, 13,8 millones de dólares estadounidenses, para alquilar cuatro hidroaviones, entre otros medios aéreos.
«Estamos poniendo más botas de las fuerzas de defensa sobre el terreno, más aviones en el cielo, más barcos en el mar y más camiones para apoyar la lucha contra los incendios, además del esfuerzo de recuperación como parte de la respuesta coordinada por este terrible fuego», añadió el dirigente en su cuenta de Twitter.
Morrison hizo el anuncio tras semanas de críticas por su falta de respuesta a los incendios y al cambio climático, y por encontrarse con el rechazo de vecinos en las zonas afectadas por las llamas que se negaron a darle la mano y le insultaron.
Calor extremo y viento
Durante el sábado las temperaturas superaron los 40 grados en el sur de Australia, con máximas como los 48,9 grados en un barrio de la periferia de Sídney, mientras que el viento soplaba con fuerza y cambiaba de dirección, lo que complicaba el trabajo de los bomberos.
En el estado de Victoria se declararon 73 nuevos focos que se sumaron a los 53 que ardían esta semana, la mayoría, en su parte oriental, colindante con el estado de Nueva Gales del Sur, donde más de 3.000 bomberos combaten 150 incendios.
A última hora de la tarde había alrededor de 25 focos activos para los que se elevó la alerta a nivel de emergencia en estos dos estados, que desde la Nochevieja sufren unos incendios que solo en los últimos seis días han causado diez muertos y han quemado medio millar de casas.
El calor y el viento llevaron a las autoridades de Victoria a declarar los días previos «condiciones catastróficas», el máximo nivel de alerta por incendios en el país, mientras que en Nueva Gales del Sur se advirtió a residentes de varias zonas que ya era demasiado tarde para evacuar.
Miles de evacuados en toda Australia
Los que sí pudieron ser evacuados fueron un millar de los 3.000 residentes y turistas que habían quedado cercados en una playa de la localidad costera de Mallacoota, en Victoria, algunos de los cuales llegaron hoy a Melbourne a bordo de un barco de la Marina.
Miles de personas más se encuentran en centros de evacuación en diferentes puntos del sur del país, como el instalado en un balneario de la localidad costera de Merimbula, en Nueva Gales del Sur, donde se encuentra la argentina Verónica Valderrama.
«Hay fuego en el norte y en el sur de Australia; dependerá de los vientos», dijo Valderrama, aunque su casa en la localidad de Lochiel aún no se ha visto afectada por las llamas. Además, aseguró que «hay fuego por todos lados y la gente está estresada».
Por su parte, la española María Andreu Martín, que vive en Bega, a alrededor de 420 kilómetros al sur de Sídney, dijo que decidió irse el viernes a Camberra después de que el fuego la obligara a huir de un centro de acampada. Insistió en que «lo que te salva es siempre salir pronto».
Camberra, donde hoy la temperatura alcanza los 43 grados, tiene humo, «pero no es ni la mitad de lo que hay allá abajo, en Bega». Añadió que su retorno a su ciudad dependerá de las condiciones.
«Hay incendios que están creciendo y la carretera está al lado», afirmó.
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