El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, abandonó el país este domingo después de que los talibanes tomaran el control de casi todo el territorio, mientras asediaban Kabul a la espera de una entrega del poder, en su mayor victoria en 20 años de guerra.
En un mensaje de vídeo, el presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional de Afganistán, Abdullah Abdullah, aseguró que «el expresidente» Ghani ha abandonado el país, y le culpó de la situación que vive en estos momentos Afganistán.
Caída de Kabul
Los talibanes lograron entrar a Kabul, a pesar de que en un principio aseguraron que no la harían hasta que se produjera una transición de poder para poder manejar los posibles actos vandálicos que podrían desarrollarse.
«Para evitar actos de saqueo en Kabul y que los oportunistas no hagan daño a la gente, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) ordenó a sus fuerzas entrar en las áreas de Kabul de donde salió el enemigo», aseguraron los talibanes en un comunicado.
Respuesta internacional
Las misiones de Estonia y Noruega en la ONU, actualmente encargadas de los asuntos de Afganistán en el Consejo de Seguridad, solicitaron este domingo una reunión de emergencia para hablar sobre la crítica situación en el país «lo antes posible».
«Llamamos al cese de la violencia y a que las partes negocien pacíficamente», afirmó la Misión de Estonia en su cuenta oficial de Twitter, después de que Kabul se viera rodeada por los talibanes.
Los talibanes llegaron hoy a las afueras de Kabul, donde el gobierno afgano reconoció que se produjeron «disparos».
El ministro afgano del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakwal, aseguró en un mensaje televisado que no se producirá ningún ataque en Kabul y la transición de poder se llevará a cabo de manera pacífica, según recoge el canal local Tolo, y garantizó además a la población que estará protegida por las fuerzas de seguridad.
La situación es de pánico en la capital, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y vayan a sus hogares, mientras cierran tiendas y bancos, con el tráfico paralizado por grandes atascos.
Además, Estados Unidos está trasladando al aeropuerto de Kabul al personal de su embajada en la capital afgana para asegurar que pueden seguir operando de manera «segura» ante el avance de los talibanes, dijo este domingo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
En una ronda de entrevistas televisivas, Blinken criticó además a las fuerzas de seguridad afganas, de las que dijo que han sido «incapaces de defender el país» ante la ofensiva talibán, que ha avanzado «más rápido de lo que esperaba» Estados Unidos.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, afirmó este domingo que la comunidad internacional debe permanecer unida para pedir a los talibanes que «pongan fin a la violencia» y respeten «los derechos humanos» en Afganistán.
Raab lanzó ese mensaje en su cuenta de Twitter, después de mantener una conversación con su homólogo paquistaní Mahmood Qureshi, con quien, dijo, «compartí mi profunda preocupación por el futuro de Afganistán».
«(Ambos) Coincidimos en que es clave que comunidad internacional esté unida para pedir a los talibanes que la violencia debe acabar y que se debe proteger los derechos humanos», escribió el jefe de la diplomacia del Reino Unido.
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