El número de muertos en el tiroteo del sábado en el oeste de Texas (Estados Unidos) ascendió a siete, mientras que los heridos son diecinueve. La información la dieron a conocer medios de comunicación locales, que citaron fuentes policiales.
Se espera que las autoridades de Odessa (Texas), que en un principio informaron de cinco fallecidos y veintiún heridos, den una rueda de prensa este mediodía para ofrecer nuevos detalles.
El Departamento de Policía de Odessa explicó en un comunicado difundido en las últimas horas que los sucesos se iniciaron el sábado, a las 15.25 hora local, cuando los agentes dieron el alto al vehículo en el que se trasladaba el sospechoso, a quien se le había hecho el llamado por una infracción de tráfico entre las poblaciones de Midland y Odessa.
En ese momento, el conductor abrió fuego y se fugó en dirección al oeste hacia el interior de la ciudad, donde disparó de forma indiscriminada contra los viandantes desde su vehículo.
Llegado a un punto, el atacante abandonó su carro para continuar la huida en un camión de correos que robó.
De allí se dirigió a los multicines Cinergy, de Odessa, mientras continuaba disparando contra civiles.
Finalmente, la policía lo abatió en esa zona después de un intercambio de disparos.
Ayer, el jefe de la policía de Odessa, Michael Gerke, dijo en una rueda de prensa que el sospechoso es un hombre blanco de unos treinta años y que se desconocían sus motivos.
Texas fue escenario en agosto del más grande atentado contra la comunidad latina en Estados Unidos, con la muerte de 22 personas -8 de ellas mexicanos- en un tiroteo en El Paso, en la frontera con México. La policía detuvo al autor de la masacre que se llevó a cabo el 3 de agosto.
Horas después de ese ataque ocurrió otro tiroteo en una popular zona de ocio de la localidad de Dayton (Ohio), que se saldó con nueve fallecidos. La policía acabó con el atacante.
Estos tiroteos han reavivado el debate por la necesidad de endurecer el control de armas en Estados Unidos, donde el Congreso lleva más de dos décadas sin aprobar una ley que limite significativamente la posesión de armas, en gran medida debido a la influencia de la poderosa Asociación Nacional del Rifle.
Precisamente este domingo entraron en vigor en Texas ocho leyes estatales que relajan los controles a armas de fuego, en lugares como iglesias y colegios.
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