Nuevas crecidas de los ríos y lagos por el fuerte temporal del fin de semana en el sur de Brasil mantienen la presión el lunes para poner a resguardo a la población amenazada, en un «drama sin fin», según las autoridades.
Las cifras de víctimas de la catástrofe climática que golpea el pujante estado de Rio Grande do Sul desde principios de mes no paran de aumentar. Según el último balance de Defensa Civil, los inundaciones dejan 147 muertos, 127 desaparecidos y 806 heridos.
Las lluvias amainaron el lunes pero el gobernador del estado, Eduardo Leite, urgió a los evacuados a no regresar a las viviendas, en especial en Porto Alegre y sus alrededores, donde el río Guaíba puede alcanzar un nuevo récord.
«No es momento de volver a las casas todavía en las zonas de riesgo», alertó en rueda de prensa.
«Estamos viviendo la continuación de un drama sin fin»
La cota de este río, en cuyas riberas se ubican varias ciudades devastadas, podría superar el pico histórico de 5,35 metros que alcanzó el 5 de mayo y llegar a 5,6 m en los próximos días, dijo Defensa Civil.
La agencia meteorológica MetSul alertó el lunes sobre la llegada de un frente frío a Río Grande do Sul, que complicará la situación de los evacuados.
«Estamos viviendo la continuación de un drama sin fin aquí en Río Grande do Sul desde finales de abril, cuando comenzaron estas lluvias torrenciales», dijo el vicegobernador Gabriel Souza a la cadena Globo.
El desastre, que expertos y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático y al fenómeno El Niño, obligó a más de 600.000 personas a abandonar sus hogares.
De ellas, casi 81.000 se encuentran en refugios montados en escuelas, clubes deportivos y otros establecimientos.
Las autoridades trabajan en distribuir suministros y donaciones venidas de todo el país y el exterior entre los damnificados y en los refugios.
Se trata de «la mayor operación logística de la historia del estado», según Leite.
Ayuda a indígenas
La vida en el estado está absolutamente alterada, con casi 360.000 estudiantes sin clases y la atención de la salud volcada en hospitales de campaña.
Importantes autovías y carreteras continúan total o parcialmente cortadas. Periodistas de AFP constataron el bloqueo de una ruta de acceso hacia Lajeado, en la región del Valle de Taquari, región fuertemente golpeada en el centro del estado.
El aeropuerto internacional de la ciudad de Porto Alegre, la capital del estado, sigue bajo agua.
Las lluvias e inundaciones sin precedentes afectaron directamente al menos a 80 comunidades indígenas, algunas de forma extremadamente grave, según el Consejo Indigenista Misionario de Brasil.
Defensa Civil dijo el lunes que entregó kits de alimentos y agua potable a tres comunidades indígenas del Valle de Taquari para 240 familias, señaló en un comunicado.
Lula suspende viaje a Chile
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva suspendió el lunes una visita de Estado a Chile, inicialmente prevista para el 17 y el 18 de mayo, debido a la catástrofe de las inundaciones en el sur de Brasil.
La presidencia señaló en un comunicado «la necesidad de monitorear la situación de las inundaciones en Río Grande do Sul y coordinar la atención a la población afectada y las tareas de reconstrucción».
Por el momento no hay una nueva fecha prevista para el viaje de Lula.
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