De la abdicación del rey Edward VIII a la renuncia del título de alteza real del príncipe Harry y de su esposa Meghan, estos son algunos de los principales escándalos que han sacudido a la monarquía británica en su historia reciente.
El amor más que el deber
Dando prioridad al amor por encima del deber, el rey Edward VIII provocó un verdadero sismo al renunciar al trono en 1936, después de 326 días de reinado, para poder casarse con Wallis Simpson, una plebeya estadounidense dos veces divorciada, rechazada por la Iglesia anglicana, de la que él era el jefe, y por la clase dominante británica.
Su hermano, el rey George VI, padre de la actual reina Elizabeth II, lo sucedió, mientras que el ex soberano fue repudiado.
El mal de amores y las infidelidades
Apodada la princesa rebelde, la enérgica Margarita, hermana menor de la reina, dio mucho de qué hablar por sus locuras. Hizo temblar las tradiciones y los convencionalismos.
Se casó en 1960 con Antony Armstrong-Jones, fotógrafo de moda y de cine un tanto bohemio, tras haber tenido que renunciar a su amor por el jinete Peter Townsend, divorciado.
La pareja se divorció en 1978, luego de una infinidad de escándalos causados por sus infidelidades, difundidos por la prensa.
Matrimonios inestables
El 1992 fue un annus horribilis para la reina. Los escándalos inundaron ese año el seno de la familia real, que tuvo que enfrentar los inestables matrimonios de tres de sus cuatro hijos.
La separación más dura fue la del príncipe heredero, Charles, y la princesa Diana, después de once años de tumultuoso matrimonio. Se divorciaron cuatro años después.
Ese mismo año, el príncipe Andrew, segundo hijo de Isabel II, se separó de Sarah Ferguson, fotografiada con los pechos descubiertos al borde de una piscina en el sur de Francia junto a su asesor financiero lamiéndole los dedos de los pies.
A pesar de su divorcio, en 1996, Andrew y Sarah mantienen buenas relaciones y la duquesa de York todavía vive en el domicilio de su ex esposo.
La única hija de la soberana, la princesa Ann, se divorció de su primer esposo, Mark Phillips, tres años después de su ruptura, muy mediatizada, en 1989.
Muerte de Diana
La reina fue muy criticada por su falta de compasión cuando, en 1997, falleció en un accidente de automóvil la princesa del pueblo, Diana, madre de William y Harry; adorada por las masas.
Mientras que la población, de duelo, presentaba millones de flores frente a la verja del Palacio de Buckingham y del de Kensington, el príncipe Charles y la reina Elizabeth II se atrincheraron en su propiedad de Balmoral, Escocia.
Pese a la ola de indignación que recorrió el país, la soberana no salió de su silencio hasta la víspera del funeral, cuando ofreció un excepcional discurso televisado.
Las turbulentas relaciones de Andrew
Entre los más recientes escándalos resalta la amistad que mantuvieron en el pasado el príncipe Andrew y el financiero estadounidense Jeffrey Epstein le costaron unas acusaciones particularmente graves desde que este último, señalado de explotar sexualmente a menores, se suicidó en prisión.
Una estadounidense, Virgina Roberts, afirmó que fue forzada a tener relaciones sexuales con el príncipe Andrew cuando era menor y se encontraba bajo el yugo de Epstein.
Cuando trató de defenderse en la BBC, el príncipe dio una imagen desastrosa, con unos desmentidos juzgados poco convincentes, sin dar muestras de arrepentimiento por su amistad con Epstein y dedicando poca empatía a las víctimas.
Muchas de las empresas y universidades con las que colaborara decidieron prescindir de él. Desde entonces, se tuvo que retirar de la vida pública y trata de ser discreto.
La sorprendente retirada
El príncipe Harry y su esposa, Meghan, anunciaron el 8 de enero, para sorpresa general, que renunciaban a sus funciones reales. La pareja, que aportó un aire fresco a la monarquía, quiere ser financieramente independiente e instalarse en Norteamérica a tiempo parcial.
Luego de una semana de negociaciones en privado, el palacio de Buckingham anunció este sábado que ambos renunciaban a su título de alteza real. Además, dejarán de recibir dinero de las arcas públicas, como parte del acuerdo.