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A Joanna Díaz, la venezolana asesinada en Trinidad, la libertad le costó la vida

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Joanna Díaz Sánchez salió a las 4:00 pm, el 28 de agosto, a buscar un dinero en San Fernando, al sur de Trinidad y Tobago. Más tarde, ese mismo día, la familia de la joven de 33 años de edad comenzó a preocuparse: no había regresado a casa y era imposible comunicarse con ella por el celular. Los parientes sospechaban que su exnovio trinitario estaría involucrado en su desaparición.

Ocho días más tarde, el 5 de septiembre, el peor miedo de la familia se materializó. La policía los llamó para informarles que Joanna Díaz estaba muerta. De acuerdo con un reportaje del diario Daily Express, su expareja habría confesado el crimen a los investigadores el viernes 4 de septiembre, y les señaló el lugar donde se deshizo del cuerpo al día siguiente de asesinarla. Los restos de Joanna Díaz se encontraban en un pozo séptico en casa de su exnovio en Santa Clara, Preysal. Debido al estado de descomposición, el cadáver era prácticamente irreconocible.

El 9 de septiembre un trinitario de 36 años de edad fue imputado por el asesinato de Joanna Díaz. Era su expareja. Así reseñó el portal de noticias The Loop: «El servicio de policía de Trinidad y Tobago (TTPS) declaró el jueves que Calvin Bahadur, de Preysal Village, Couva, fue acusado siguiendo el consejo de Joan Honore-Paul, directora adjunta de la fiscalía», explicó el medio.

Joanna Díaz habría conocido a Bahadur por Facebook y luego de meses hablando por la red social, la invitó a mudarse con él a Trinidad y Tobago. A comienzos de 2019, le compró un pasaje a ella y a su hija de 13 años para que viajaran de Tucupita, en lancha, hasta la isla. Buscaban escapar de la crisis económica, política y social que se vive en el país. Las venezolanas vivieron con el trinitario hasta febrero de este año, cuando ya el maltrato físico y verbal al que sometía a Díaz se hizo intolerable. La joven tenía 7 meses de embarazo cuando, presuntamente por los golpes de su pareja, perdió a una bebé.

«Ella se alejó de ese hombre hace tiempo. Sabíamos del acoso, pero no pensábamos que sería capaz de esta monstruosidad, ni nada de lo que nos enterábamos por comentarios de otras personas», explicó Karla Sánchez, prima de Joanna Díaz, quien además agregó que, desde hace un par de meses, el exnovio la acosaba a través de las redes sociales y utilizaba una cuenta falsa para mancillar la imagen de la joven.

De acuerdo con el testimonio de Sánchez, Joanna Díaz le enviaba dinero a su madre en Venezuela. Además, trabajaba en una tienda de zapatos para cubrir sus gastos y los de su hija en Trinidad. En Tucupita era empleada del Liceo Bolivariano Aníbal Rojas Pérez. El 28 de agosto la joven fue al sur de la isla para realizar una transacción monetaria. «El viernes en la noche la niña me llamó y dijo que su mamá no había vuelto a casa. Como a las 11:00  pm me envió un mensaje que decía que estaba preocupada porque todavía no había regresado. La mañana siguiente volvió a escribirme y, como no aparecía Joanna, me fui a buscarla. La traje para mi casa», comentó la prima de Díaz, quien vive al sur de la isla.

Dos días más tarde, Sánchez publicó una nota en un grupo de Facebook en la que pedía auxilio en nombre de su prima. «Por favor, si alguien la ha visto o sabe algo de ella, avisen. Salió de la casa a buscar un dinero y nunca regresó. Estamos desesperados, ella no es mujer de andar así. Nuestra preocupación es que ella siempre avisa y su teléfono está apagado desde ese día», puntualizó. El primero de septiembre, tres días desde su desaparición, presentaron formalmente la denuncia en la policía de Princes Town.

Cuenta Yosse Cedeño, amiga de Joanna Díaz, que ella informó a la familia cuando escucharon los gritos de la joven el 3 de septiembre en una casa de Santa Clara. «Yo publiqué en Facebook unas fotos de ella porque estaba desaparecida, y una chica que vive cerca me dijo que había escuchado gritos, y que él (el exnovio) la estaba torturando. Llamé a la prima inmediatamente», apunta Cedeño, quien afirmó haber estado al tanto de los abusos a los que sometía Bahadur a la venezolana.

De acuerdo con el diario Daily Express, el novio de Karla Sánchez fue quien llamó a la policía una vez que se presumía el paradero de Joanna Díaz. «Enviaron una unidad. Pero la policía no pudo entrar a la casa porque no tenía una orden de cateo. De haberla tenido, la pudieron haber salvado», dijo el joven. Por otra parte, Karla Sánchez comentó que ese mismo día acudió un grupo de personas a rescatarla. Pero fue una operación sin éxito porque Calvin Bahadur salió con un objeto en la mano, irreconocible en la oscuridad, que espantó a las personas que iban indefensas.

En el plano virtual, muchos venezolanos mostraron empatía con la familia de Díaz a través de mensajes en Facebook. «Se comunicaron varias personas conmigo. Todos decían que sí irían, pero a la hora de hacerlo, nadie tuvo las bolas bien puestas para ir hasta allá y sacarla mientras estaba viva. Además, cuando la policía tuvo que actuar no hizo nada», enfatiza la prima de la víctima.

Cruzando el golfo de Paria, en Tucupita, Yuraima Sánchez, madre de Joanna Díaz, pedía con lágrimas en los ojos el rescate de su hija, esto de acuerdo con una nota de El Periódico del Delta. «La angustiada madre, visiblemente agotada por no poder conciliar el sueño durante estos ocho días que han trascurrido desde la desaparición, pide a la persona que presuntamente tiene en su poder a su hija, que la devuelva sana y salva para que llegue la felicidad llegue al hogar», escribió José Gregorio Ruiz.

Sin embargo, el sábado 5 de septiembre cambió todo. «Nos llamó la policía y fuimos hasta Santa Clara. Había, al menos, 10 patrullas de la policía. Después, llegó el forense y se llevaron el cuerpo que estaba en un pozo séptico», apunta Sánchez. La autopsia de Joanna Díaz se llevó a cabo el lunes 7 de septiembre, pero no arrojó resultados definitivos. El diario Newsday reportó que el cuerpo de Díaz fue identificado gracias a una cicatriz que tenía en el brazo y por una cadena que utilizaba.

El cuerpo de Joanna Díaz fue cremado y su prima espera llevar sus cenizas a la madre, en Tucupita, una vez que reabran las fronteras. El funeral se llevó a cabo en el J.E Guide Funeral Home and Crematorium, en San Fernando, el viernes 10 de septiembre. La misa fue celebrada por el presbítero Gutemberg Tosca Barahona, misionero de la diócesis de Carúpano, en la iglesia católica St. Dominic’s. Fue transmitido en vivo a través del Facebook de Karla Sáchez para que en Delta Amacuro pudieran estar presentes.

Este crimen, que conmocionó a la comunidad venezolana en Trinidad y Tobago, ocurrió unas semanas después de que Stefany Flores, de 18 años de edad, fuese brutalmente atacada por tres trinitarios camino a su trabajo. La joven sigue hospitalizada en San Fernando.

En la isla se han contabilizado 41 feminicidios y 286 homicidios en lo que va de año, de acuerdo con un reportaje del medio local The Loop.

 

 

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