La actriz italiana Claudia Cardinale (31 años)
«La verdad es que no recuerdo dónde estaba. Pero tengo la sensación de que da igual dónde estuviéramos, ¡todos estábamos en la Luna! Mi hermana acababa de dar a luz a su primer hijo, Luca, dos días antes. ¡Tenía una fuerte sensación de renacimiento! Unos meses más tarde, Neil Armstrong, que tocaba la trompeta como aficionado, pasó por casa para una fiesta invitado por Franco Cristaldi [su primer esposo]. Mis hermanos tocaban para acompañarlo. Habíamos alquilado dos trompetas. Neil dobló una de ellas en un alegre estado de ebriedad».
El modisto francés Pierre Cardin (47 años).
«El 21 de julio de 1969, estaba en los Campos Elíseos [en París] con miles de personas, esperando que el sueño se hiciera realidad. Cuando el primer hombre, Neil Armstrong, caminó sobre la Luna, sentí una satisfacción enorme. Todos estábamos esperando noticias y esta victoria fue recibida con un grito de alegría compartido por las miles de personas que me rodeaban. Nadie creía en ello unos años antes, pero yo estaba convencido desde siempre de que ocurriría. ¡Fue un gran paso para la humanidad! Unos meses después, tuve la fortuna de conocerlos a los dos, a Neil Armstrong y a Buzz Aldrin, en Alma Ata, en Kazajistán. Durante una visita a la NASA tuve el privilegio de ponerme el traje de los astronautas y dar unos pasos metido en él».
El tenor español Plácido Domingo (28 años)
«Me acuerdo muy bien porque hace 50 años yo estaba dando mis primeros pasos en la Arena de Verona, en Italia, en julio de 1969, donde cantaba el ‘Turandot’ de Puccini con la soprano Birgit Nilsson. El canto del coro en el Acto I ‘Perchè tarda la luna’ (Por qué tarda la Luna) y el anuncio de que la Luna al final no estaba tan lejos era una coincidencia mágica»
El empresario francés Bernard Arnault, presidente de líder del lujo LVMH (20 años)
«Tengo un recuerdo muy nítido de ese acontecimiento, que seguí en directo. Tenía 20 años y el verano estaba empezando en el sur (de Francia), donde estaba de vacaciones. Destinado a convertirme en ingeniero, era un apasionado de los avances en la conquista del espacio, que entonces parecía no tener límites. Recuerdo haber tenido total consciencia de que ante mis ojos tenía lugar un acontecimiento histórico. Asistía al logro de uno de los mayores sueños del Hombre.»
El aeronauta y psiquiatra suizo Bertrand Piccard (11 años)
«El 20 de julio, estaba con mi familia en un restaurante en Palm Beach, en Florida, cuando un responsable de la NASA le avisó a mi madre de que había que darse prisa para regresar, ya que la salida de los astronautas se había adelantado dos horas. Dejamos la comida en la mesa y volvimos a casa a toda velocidad. Mi padre había comprado poco antes una televisión para la ocasión. Me acuerdo de ese primer paso como si fuera ayer. Tenía la sensación de estar viendo el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad. Aún lo pienso. Para mi se trata de la misión de exploración más lograda realizada por el hombre hasta ahora. En el momento en que Neil Armstrong puso el pie sobre la Luna, pensé ‘Ahora ya es demasiado tarde para ser astronauta. La exploración última ya tuvo lugar’. Recuerdo que estaba fascinado y, al mismo tiempo, un poco deprimido, al pensar ‘Ya no queda nada para mí’. En aquel momento me dije: ‘Quiero ser explorador y ya veremos qué se puede explorar’. Comencé a tener una brújula interior en la que la aguja, en lugar de apuntar al Norte, apuntaba hacia lo desconocido, hacia lo que nunca se había logrado».
Boris Volinov, cosmonauta soviético (34 años)
«En la Ciudad de las Estrellas nos enteramos de la noticia mucho antes de su publicación. ¡Y lo celebramos porque los estadounidenses habían logrado regresar vivos! Evidentemente también estábamos algo decepcionados, porque nosotros teníamos nuestro propio programa lunar. Yo mismo me entrenaba para caminar en condiciones de gravedad lunar. Todos soñábamos con pisar un día la superficie de la Luna. Temíamos que los estadounidenses se adelantaran, porque nuestro programa estaba estancado. Había dos oficinas de constructores espaciales trabajando en paralelo desde inicios de los años 1960. El Estado no logró concentrar todos los medios en un solo programa y acabamos quedándonos atrás. A Neil Armstrong lo conocí personalmente en Nueva Delhi, en India, donde ambos fuimos condecorados. Él, por la primera misión lunar, y yo, por el primer acoplamiento de dos naves habitadas en enero de 1969. Nos hicimos amigos muy rápido. Nos comunicábamos gracias al traductor soviético, un teniente que vestía de civil. Las fotos en las que nos abrazábamos no se desclasificaron hasta después de la caída de la URSS. […] Él me habló del estrés que sintió durante el accidente de motor de su aparato de alunizaje durante un entrenamiento [el 8 de mayo de 1968]. Dos días después del accidente, volvió a entrenar. Neil era un hombre, uno de verdad.»
El ex campeón del mundo francés de Fórmula 1 Alain Prost 1 (14 años)
«Es uno de esos recuerdos que se guardan para toda la vida. La televisión era en blanco y negro. Mis padres tenían un pequeño apartamento en Cannes, donde pasábamos las vacaciones. Me acuerdo de ese día de una forma increíble, porque estaba la tele pero al mismo tiempo, no sé por qué -tenía 14 años, no era un bebé- recuerdo mirar la tele y la Luna al mismo tiempo desde la terraza y pensar ‘¿Qué está pasando?’. Quería tener unos prismáticos y verlo también en directo.»
El compositor de música electrónica francés Jean-Michel Jarre (20 años)
«Homenajear al hombre que caminó sobre la Luna es celebrar una época en la que teníamos una visión y un apetito por el futuro, era una inspiración absoluta para los músicos, los cineastas y los escritores. La cultura pop nació al mismo tiempo que los inicios de la conquista del espacio. Hubo que esperar 50 años para que el espacio y el futuro volvieran a tener un lugar en nuestro imaginario con la conquista de Marte y la emergencia de la Inteligencia Artificial».
El fotógrafo y ecologista francés Yann Arthus-Bertrand (23 años)
«Estaba en [el departamento francés] de Allier, me ocupaba de los animales. No teníamos televisión y fuimos a una granja, a verlo en casa de un granjero que se llamaba Arsène y tenía vacas charolesas. De fondo, la Luna… A mi el espacio no me interesa absolutamente nada. ¿De qué sirve ir a Marte si no somos capaces de proteger la Tierra? Dicen que hay metales raros, pero mejor dosificar los que tenemos. Ir a Marte… ¿de qué sirve ir a Marte? No, no estoy nada fascinado con eso. Pero obviamente, entonces, la idea de poder caminar sobre la Luna impresionaba a todo el mundo, ¡menuda aventura más increíble! Y verlo en una vieja granja ¡fue extraordinario!»