Las autoridades indonesias informaron de la muerte de 17 niños entre los al menos 125 fallecidos por unos violentos disturbios tras un partido de fútbol en Indonesia, en una de las mayores tragedias de la historia del fútbol mundial.
El departamento de menores del Ministerio de Mujeres y Protección Infantil de Indonesia precisó en un comunicado la cifra de menores fallecidos por los hechos que ocurrieron la noche del sábado, recoge la agencia de noticias indonesia Antara.
Miles de aficionados del club Arema irrumpieron en la cancha tras una derrota 2-3 ante el Persebaya Surabaya en el estadio Kanjuruhan de la ciudad de Malang, en la provincia de Java Oriental, y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, dejando hasta el momento 125 fallecidos y más de 320 heridos.
Human Rights Watch urgió este lunes a investigar la actuación de la policía CIN de Indonesia, que lanzó botes de gas lacrimógeno y usó la fuerza para dispersar a miles de aficionados en el interior de un campo de fútbol.
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«Todos los responsables deben rendir cuentas por este desastre, independientemente de su estado o posición», reclama el subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson, al pedir al presidente indonesio, Joko Widodo, una «investigación independiente e imparcial para llegar al fondo de esta tragedia».
Las autoridades llegaron a informar de que 174 personas murieron durante los disturbios, pero rebajaron la cifra a 125 la noche del domingo debido a «un error en el registro» en los hospitales que atendieron a las víctimas, según explicó la Policía Nacional.
La rabiosa multitud embistió contra los policías y destrozó diversas infraestructuras del centro deportivo, mientras los agentes de seguridad respondieron con gas lacrimógeno en un intento de frenar los ataques, lo que hizo cundir el pánico entre los aficionados y provocó la estampida.