Al menos 160 migrantes venezolanos que vivían en las afueras de Bogotá están hacinados en un potrero en la capital de Colombia, en medio de la pandemia.
Todos duermen en el suelo; los que tienen mejor suerte, en cartones. Cubiertos con sábanas que les han permitido hacer carpas improvisadas en el potrero y en las aceras de las calles, los connacionales tratan de aguantar el frío y el hambre, reportó el periodista Carlos Arturo Albino, de RCN.
«Quiero irme de aquí, estoy sufriendo mucho», dijo a las cámaras una anciana que vive en esas condiciones.
En ese grupo de personas se encuentran adultos mayores, niños y adolescentes. Todas estas personas son vulnerables debido a que sus padres o representantes se encuentran sin trabajo y en condición de indigencia. También están viviendo en las peores condiciones sanitarias.
Cuando viajaron a Colombia pensaron en que conseguirían una mejor situación de vida, pero su experiencia les ha hecho repensar sus planes y ahora solamente quieren regresar a su tierra, para estar con sus familiares y amigos.