El ataque del sábado con una camioneta bomba contra un convoy de autobuses de evacuados en la localidad siria de Al Rashidin sigue incrementando su resultado. 126 personas, entre ellas 68 niños, fueron asesinadas al tratar de abandonar las localidades leales al régimen de Bashar al Assad. El hecho es uno de los ataques más mortíferos en más de seis años de guerra en Siria.
El atacante suicida arremetió contra algunos de los 75 vehículos que transportaban a miles de habitantes evacuados de Fua y Kafraya, poblaciones leales al gobierno de Damasco y asediadas por los rebeldes en la provincia de Idleb (en el noroeste del país), según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El ataque, que no fue aún reivindicado por ningún grupo terrorista, ocurrió en Al Rashidin, periferia rebelde al oeste de Alepo (en el norte de Siria), donde estuvo bloqueado durante varias horas el convoy debido a desacuerdos entre las partes enfrentadas.
La mayoría de los muertos son los evacuados de Fua y Kafraya. El resto son cooperantes y rebeldes que custodiaban los autobuses.
La guerra en la nación árabe empezó en marzo de 2011 tras la sangrienta represión de las manifestaciones que pedían reformas democráticas en el país, que grupos radicales aprovecharon para intentar derrocar el gobierno de Al Assad.
El conflicto ha causado la muerte de más de 320.000 personas y millones de desplazados y refugiados y se complicó más con la entrada en escena de aliados internacionales como Rusia, Irán, Estados Unidos y grupos radicales islámicos.