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El pueblo que desaparecerá por la construcción de una represa en Turquía

por Avatar AFP

Hasankeyf. Desde la antigua ciudadela, Ridvan Ayhan observa con el ceño fruncido el río Tigris, el mismo que antaño brindaba soporte a su pueblo y que ahora lo inundará.

«Mis nietos no podrán ver el lugar donde crecí, donde viví. Me preguntarán, ‘¿Abuelo, dónde creciste?’ ¿Qué haré entonces? ¿Mostrarles el lago?» Se cuestiona Ayhan.

Hasankeyf, es un pequeño pueblo ubicado al sudeste de Turquía y habitado durante 12.000 años, que ahora está condenado a desaparecer en los próximos meses bajo el lago artificial creado como parte del proyecto de represa hidroeléctrica Ilisu.

La represa, que será la segunda más grande de Turquía, ha sido construida aguas abajo del pueblo.

Ilisu es un elemento central del Proyecto del Sudeste de Anatolia (PSA), un plan para el desarrollo de la zona cuyo objetivo es potenciar la economía por medio de energía hidroeléctrica e irrigación.

Frente a una inminente inundación del pueblo, los 3.000 habitantes de Hasankeyf están divididos.

Mientras algunos están molestos, otros ven con optimismo las promesas sobre beneficios económicos.

Moviendo la mezquita

Ayhan se dedica a la lucha en contra de la represa y forma parte del colectivo «Mantengan Hasankeyf vivo», que opera junto con varios grupos y líderes locales.

Asirios, romanos, selyúcidas… los imperios que dominaban esta región dejaron una herencia excepcional y una gran atracción turística. Por ejemplo, las miles de cuevas habitadas hasta la década de los setenta.

«Hay mucha historia aquí,» dice Ayhan. «Cada vez que se excava se puede encontrar de una diferente civilización. Destruir Hasankeyf es cometer un crimen».

El gobierno turco ignora las críticas y argumenta que ya han hecho todo para salvar los monumentos. En una operación realizada en agosto, la casa de baño Artuklu Haman fue trasladada.

También movieron los restos de la mezquita Ayyubid a un parque con el objetivo de convertirlo en un «parque cultural.»

Estas operaciones han convertido a Hasankeyf en una zona de construcción. Los turistas han sido reemplazados por camiones de escombros y una grúa que se encuentra a la entrada del pueblo.

«No quedan turistas,» se lamenta Ayhan. «¿Quién quisiera venir? A cada paso estás en riesgo de caer a un hueco en la tierra,» añade.

Descubriendo Hasankeyf

Ahmet Akdeniz, un ex pastor que preside la asociación cultural de Hasankeyf, dice que no puede esperar para «comenzar una nueva vida.»

Durante la inauguración de la construcción de Ilisu en 2006 el presidente Recep Tayyip Erdogan, prometió que la represa traería «grandes beneficios» a los pobladores.

Su promesa era construir una «nueva Hasankeyf» del otro lado del río, con departamentos amplios y un hospital moderno.

Pero hasta hoy solo hay pequeños edificios separados por caminos, en su mayoría, sin pavimentar.

«Miren como vivimos,» agrega Akdeniz apuntando a la pared agrietada de su casa que mide 45 metros cuadrados y comparte con seis familiares.

«Todo lo que queremos es vivir con dignidad,» agrega.

También está convencido de que la represa impulsará el turismo gracias a la renovación de la ciudadela y de ciertas cuevas que escapen al embalse.

«Habrá botes, un teleférico. Tendremos hoteles,» dice Akdeniz. «Algunos de los jóvenes están aprendiendo a manejar. Manejar hacia Hasankeyf. ¿Se lo pueden imaginar?»

La vida en suspenso

Los ingenieros esperan la luz verde de Erdogan para cerrar la tercera compuerta y poder completar la retención del agua, un proceso que arrancó el verano pasado.

Después de eso, tomará tres meses para que el Tigris inunde Hasankeyf.

Contactada por AFP, la gestión del agua (DSI), organización responsable de las represas en Turquía, no comunicó las fechas tentativas de fin del proyecto. Pero los medios locales reportan que terminarán este año.

Este proyecto ha tenido un impacto considerable en los residentes, explica Suleyman Agalday, el dueño de una cafetería.

Retrasos y problemas financieros son la razón de la prolongación de esta construcción, un proyecto concebido en 1960 y que ha causado «mucha incertidumbre en nuestra vida», agrega Agalday.

En 1981, Hasankeyf fue clasificada como una zona de conservación con una prohibición a la construcción que mantuvo a inversores alejados.

Esa falta de inversores significó menos trabajo para los habitantes quienes decidieron mudarse en busca de trabajo.

Agalday visitó Halfeti, un pueblo que fue sumergido hace 20 años por la represa Euphrates. «Ahí pude ver mi futuro y me dolió. Me senté en una esquina a llorar.»