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La muerte de un ex presidente puede intensificar la guerra en Yemen

La ONU pide una tregua humanitaria para ayudar a la población de Saná, donde los recientes enfrentamientos causaron al menos 230 muertos y 400 heridos

Por AFP
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La muerte del ex presidente, Ali Saleh, en manos de los hutíes apoyados por Irán cuando parecía estar dispuesto a negociar con Arabia Saudita, amenaza con intesificar la guerra en Yemen entre Riad y Teherán.

«El futuro de la política en Yemen cambió completamente, Saleh era la base», afirmó a la AFP Maged Almadhaji, director del Centro de Estudios Estratégicos de Saná.

48 horas antes de morir Saleh mencionó estar dispuesto a pasar la página con Arabia Saudita, iniciativa acogida favorablemente por la coalición militar encabezada por Riad, que combate desde 2015 la alianza formada por los seguidores de Saleh y los hutíes que hace tres años conquistaron la capital, Saná.

En un momento en el que la guerra parecía en un callejón sin salida. »Saleh despertó muchas esperanzas de poner fin a la dominación de los hutíes», considera Almadhaji.

Cuando empezó a circular el vídeo del cuerpo sin vida de Saleh, «la gente quedó conmocionada porque tuvo la impresión de que se perdía una ocasión importante», añadió.

En su primera reacción, el gobierno saudí declaró que espera ver a Yemen liberado de los milicianos hutíes «terroristas, apoyados por Irán».

En este contexto, los saudíes tienen dificultades para encontrar a otro hombre al altura de Saleh, quien gobernó al país de 1978 a 2012. «No hay personalidades políticas yemeníes comparables (…) en términos de influencia», declaró el instituto de análisis Soufan Center.

«El resultado a corto plazo de la muerte de Saleh podría ser un aumento de los combates entre fuerzas locales, lo que podría intensificar las intervenciones extranjeras, sobre todo saudí e iraní”, agregaron.

No está claro que la coalición antirebelde, dominada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, estén de acuerdo sobre con quién colaborar tras la muerte de Saleh. Según el Soufan Center, los saudíes se inclinan por el partido islamista, Al Islah, y los Emiratos prefieren a Ahmed Ali, el hijo mayor de Saleh que se encuentra en su territorio.

Irán, por boca del presidente Hasan Rohani, declaró, tras la muerte de Saleh, que los yemeníes harán que los agresores saudíes lamenten sus acciones.

Asimismo, el comandante jefe de los Guardianes de la Revolución, general Mohamed Al Jafari, se alegró del fracaso de lo que calificó de intento de «golpe de Estado» contra los hutíes que controlan Saná.

«Lo que está claro es que Yemen se dirige hacia más conflictos», estima Randa Slim, miembro del Instituto de Oriente medio, quien cree que la muerte de Saleh aleja las perspectivas de un acuerdo regional.

En Nueva York, el Consejo de Seguridad llamó el martes a «todas las partes» a involucrarse sin condiciones en el proceso político auspiciado por la ONU para un alto el fuego duradero.

Además, las agencias de la ONU pidieron una tregua humanitaria para ayudar a la población de Saná, donde los recientes enfrentamientos causaron al menos 230 muertos y 400 heridos.

«Hay niños aterrorizados y mujeres embarazadas bloqueadas», declaró a la AFP el coordinador humanitario de la ONU para Yemen Jamie McGoldrick.

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