Al menos 25 personas, entre ellas un fotógrafo de la AFP y otros cinco periodistas, murieron en dos atentados suicida el lunes en Kabul, el segundo de los cuales estuvo dirigido contra la prensa.
El ataque fue reivindicado por la rama afgana del grupo Estado Islámico (EI) en un comunicado. La organización yihadista afirmó que el primer atentado golpeó la sede de los servicios de inteligencia en Kabul y el segundo a los periodistas que acudieron al lugar.
«Los apóstatas de las fuerzas de seguridad, de los medios y otras personas acudieron al lugar de la operación, donde un segundo hermano kamikaze los sorprendió con su chaleco explosivo», subrayó.
Según un balance del ministerio de Interior actualizado hacia mediodía, el doble atentado causó al menos 25 muertos y 49 heridos.
«Seis periodistas y cuatro policías figuran entre los muertos en estas dos explosiones», precisó a la AFP el portavoz del ministerio, Najib Danish.
Shah Marai, jefe del servicio fotográfico de la oficina de la AFP en Kabul que se había trasladado al lugar de la primera explosión, murió en la segunda, ocurrida unos 30 minutos más tarde.
Shah Marai trabajaba desde 1996 para la AFP y había cubierto ampliamente la situación en el país bajo el régimen talibán y la invasión estadounidense de Afganistán en 2001, consecutiva a los atentados de Al Qaida en Nueva York y Washington.
«Mis mejores recuerdos son cuando gano a la competencia logrando la mejor fotografía del presidente o de otra persona, o de la escena de un atentado. Me gusta ser el primero», decía Shah Marai sobre su trabajo.
Otros cinco periodistas perdieron la vida en esta explosión. Todos trabajaban para televisiones afganas, uno de ellos para el canal Tolo News, que en 2016 fue blanco de un atentado que dejó siete muertos y fue reivindicado por los talibanes.
Según una fuente de la seguridad afgana, el kamikaze que atacó el lunes a la prensa se había mezclado entre los reporteros «llevando una cámara».
«El kamikaze se hizo estallar entre los periodistas y causó víctimas», dijo a la AFP el portavoz de la policía de Kabul, Hashmat Stanikzai.
– Talibanes y el Estado Islámico –
«Estamos devastados por la muerte de nuestro fotógrafo Shah Marai que era testigo desde hacía más de 15 años de la tragedia que golpea el país. La dirección de la AFP saluda el valor, el profesionalismo y la generosidad de este periodista que había cubierto decenas de atentados antes de ser él mismo víctima de la barbarie», declaró la directora de la Información de la agencia de noticias, Michèle Léridon.
Numerosos mensajes de simpatía y condolencias llegaron a la oficina de la AFP en Kabul, otro de cuyos periodistas, Sardar Ahmad, murió en marzo de 2014 junto a toda su familia -salvo un hijo de tres años- en un atentado talibán.
Sardar era amigo cercano de Shah Marai, que deja por su parte seis hijos, el último de ellos de pocas semanas.
Marai y los otros periodistas habían ido a cubrir el primer atentado, cometido poco antes de las 08H00 locales (03H30 GMT) en un sector cercano a la sede de los servicios de inteligencia (NDS) en Kabul.
«Un kamikaze que circulaba en una motocicleta se hizo estallar (…) en el sector de Shash Darak», informó Stanikazai.
La sede del NDS había sido blanco de un atentado en marzo. Un kamikaze a pie había cruzado entonces el control policial y se había hecho estallar a la entrada de las oficinas causando tres muertos y cinco heridos.
Kabul se ha convertido, según la ONU, en el lugar más peligroso de Afganistán para los civiles con una recrudescencia de los atentados, generalmente perpetrados por kamikazes y reivindicados por los talibanes o el EI.
Así, los atentados contra civiles causaron dos veces más víctimas en los primeros tres meses de 2018 -763 civiles muertos, 1.495 heridos- que en el mismo periodo de 2017.
El precedente ataque en la capital, el domingo 22 de abril, dejó casi 60 muertos y 20 heridos en un barrio de mayoría chiita: un kamikaze del EI atacó un centro de entrega de tarjetas de identidad para las elecciones legislativas del 20 de octubre.
Uno de los atentados más mortíferos, el 27 de enero, causó 103 muertos y más de 150 heridos.