Lo que comenzó como un pasatiempo para las hermanas Ana Sofía y Marta Tarbay terminó por convertirse en una referencia en el mundo de las joyas en Venezuela. Desde su natal Margarita, ambas han combinado talentos y aptitudes para dar a conocer su particular visión sobre la joyería, caracterizada por la marcada influencia del Caribe. Hoy en día, la marca no solo tiene presencia nacional en casi una docena de tiendas, sino que también puede encontrarse en lugares tan disímiles como Estados Unidos, Guatemala, Singapur, Jamaica o España.
Actualmente, Tarbay se ha expandido al punto de crear su propia línea de carteras, zapatos e indumentaria. Este año, la firma cumple 15 años de actividades y encara el futuro planificando el desarrollo de nuevas categorías de productos, la ampliación del taller, la inauguración de otros locales y la profesionalización del equipo de cara a los retos que se han planteado y que exigen una visión global de negocios.
Ana Sofía Tarbay cree firmemente que empresas como Tarbay pueden ayudar a construir el país posible. “Marcas como la nuestra podrían ser posibilidades alternas a las tradicionales para salir de la crisis más rápido, porque nuestro principal activo es la fuerza de trabajo, son las manos, así que empresas como esta pueden ser una solución inmediata para activar el aparato productivo”. Para ella, la creatividad y la innovación no solo han sido su principal fuente de inspiración, sino que además les han proporcionado las herramientas necesarias para salir adelante en momentos difíciles. “Tenemos una marca que nació en medio de la adversidad y soñamos con un país en el que los procesos sean fluidos y nuestro tiempo esté dedicado a la innovación; es lo que soñamos. La creatividad ha sido nuestra materia prima porque, aunque se trabaje con dificultades, pensar de manera creativa nos ha hecho más fuertes”.
El anhelo de conciliación, las ganas de vivir en bienestar y la preparación constante son solo algunas de las fortalezas comunes de los venezolanos que, como afirma Ana Sofía, contribuirán con el avance de Venezuela. “Creo que todos tenemos un deseo común de progreso y estamos listos para poder hacerlo. En nuestro caso, estos años han sido de preparación para abrirnos a crecer dentro del país cuando llegue el momento”. Para ella, la mejor manera de asumir el presente y prepararse para el futuro es trabajando con alegría y disposición para contagiar a otros del optimismo necesario para impulsar el desarrollo. “Hay que tratar de despertar a cada persona con educación, buenos modales, ganas de hacer las cosas bien. Seamos un efecto multiplicador para propagar una onda de progreso”.
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