La psicología del color analiza tanto la percepción como las emociones o efectos que los diferentes matices generan en las personas. A continuación, especialistas en diseño interior explican cómo dar con las mejores combinaciones para crear ambientes estilosos y agradables.
Previamente. Antes de seleccionar la pintura, materiales y accesorios es fundamental estudiar el área, partiendo de sus dimensiones, arquitectura, puntos de iluminación y función. De lo contrario, se corre el riesgo de tener una pequeña estancia demasiado oscura o una muy amplia que se vea artificial, lo que causará malestar entre quienes la ocupen. Entonces se puede recurrir al llamado círculo cromático, que incluye los primarios y complementarios, y formar pares que se adapten a la imagen que se busca.
Armonía. La diseñadora Mary Triny Luna, directora creativa de Visign Studio, recomienda usar una paleta armónica en las superficies más grandes, y un tono contrastante en los acentos finales. “Si bien no hay una guía estándar, ya que mucho depende de los gustos individuales y concepto, la regla del 60-30-10 ayuda a trabajar con el color proporcionalmente”. Así se puede variar entre los dos más importantes, que van en las paredes o en el tapizado del mobiliario, y luego balancear. También apunta que “el blanco, gris, beige y negro se incorporan libremente porque neutralizan”.
Brillantes y opacos. Entusiasmo, creatividad, frescura o serenidad, son muchos los estados mentales y anímicos que potencian los colores. Sin embargo, ciertas mezclas favorecen mientras que otras saturan en poco tiempo. “Por ejemplo, el rojo, naranja y el amarillo son de mucho cuidado, en especial los más brillantes, pues tienden a cargar la estancia o a provocar agresividad. Si se dosifican, pueden darle un toque vital a las zonas comunes”, cita Luna. Tampoco se aconseja pintar las paredes de salmón o de algún derivado del terracota ya que, aunque fueron populares en la década de los sesenta, dan un look anticuado.
Los grises claros, cerúleos y el magenta suman elegancia a salas de estar, estudios y oficinas. El azul marino y el gris plomo mate sobre un fondo blanco están en boga para cocinas, ya que crean una sensación de amplitud. Los pasteles muy apagados, una opción tradicional para cuartos infantiles, extraen la luminosidad y terminan siendo tediosos. Para los dormitorios de adultos, los azules y verdes acuosos, así como los blancos que evocan el brillo del cuarzo marcan pauta. El negro, turquesa, vinotinto y los metalizados son ideales para focalizar un punto específico.
Capas
Al tener la muestra de color definida, hay que aplicar dos manos de pintura en la pared y esperar que seque.
Fuentes:
Mary Triny Luna
www.visign-studio.com / Instagram @visignstudio