Carolina Herrera (50) y Francisco Bosch (51) ya no se esconden y a pesar de que viven a un océano de distancia -ella en Madrid y él en Buenos Aires, donde divide su tiempo entre sus hijos, fruto de su matrimonio con Magdalena (Mimi) Robirosa, y su trabajo-, aprendieron a organizar sus agendas para poder reencontrarse la mayor cantidad de veces posible.
A punto de cumplir dos años de noviazgo, la pareja disfruta del verano europeo en Ibiza. La semana pasada salieron a navegar con un grupo de amigos a bordo del IF, un crucero que se alquila por 1800 euros por día. Entre risas, baños de mar, y momentos de relax sobre una colchoneta flotante, dejaron claro que su relación avanza, nunca mejor dicho, «contra viento, marea y larga distancia».
En el verano de 2017, ¡HOLA! dio a conocer la noticia de la separación de Carolina Herrera y el torero Miguel Báez, el «Litri», tras trece años de matrimonio y tres hijos: Olympia, Miguel y Atalanta. Tiempo después, la hija de la célebre diseñadora venezolana -se desempeña como directora creativa de la división de perfumes de la casa Herrera- y el empresario argentino fueron fotografiados por primera vez, caminando por las calles de Madrid, aunque se conocieron en Buenos Aires, en 2018, en una comida que organizó en su casa de Barrio Parque la hermana de ella, Ana Luisa Behrens de Bruchou.
Francisco pertenece a una distinguida familia argentina, de destacados diplomáticos, políticos y hombres de negocios. Francho, como lo apodan sus íntimos, está muy integrado al «círculo rojo» de Carolina, entre los que se encuentran la productora televisiva Macarena Rey, la ejecutiva de radio y televisión Eva Cebrián y la restauradora de origen venezolano Eliza Arcaya.
Este año, en marzo, en dulce troupe fueron a una fiesta en la antesala de ARCO, la conocida feria de arte, que resultó como su presentación en sociedad. Y poco tiempo después, ella le mostró la nueva casa a la que se mudó antes de empezar la cuarentena. Los veranos, claro está, tanto al Norte como al Sur, eligen pasarlos juntos. Inauguraron 2020 en las playas uruguayas de José Ignacio. Y ahora las aguas del Mediterráneo terminan de probar lo bien y firme que avanza su amor.