Autoridades de Perú abrieron las antiguas ruinas incas de Machu Picchu para que un turista japonés, que estuvo varado en el país por más de siete meses debido a la pandemia del coronavirus, pudiera visitarlas.
El diario The New York Times informó este domingo que el joven pudo realizar lo que estaba en sus planes desde hace siete meses: visitar en solitario el patrimonio mundial de la UNESCO.
Jesse Katayama, de 26 años de edad, es instructor de boxeo de Nara y se encuentra en Perú desde el mes de marzo, cuando planeó su viaje para visitar el emblemático lugar, antes de que el país se declarara en emergencia sanitaria.
«La primera persona en la Tierra que fue a Machu Picchu desde el encierro soy yo», escribió en Instagram junto a una foto suya en las ruinas desiertas. «Esto es realmente asombroso, gracias«.
El ministro de la Cultura de Perú, Alejandro Neyra, dijo en una conferencia de prensa virtual el pasado lunes que se le otorgó a Katayama acceso especial al sitio en reconocimiento a su paciencia.
«Vino a Perú con el sueño de poder entrar. El ciudadano japonés entró junto con nuestro responsable del parque para que pueda hacer esto antes de regresar a su país», dijo Neyra.
Antes del parón por la pandemia, Machu Picchu recibía a miles de visitantes diarios. Los turistas generalmente tienen que solicitar permisos con meses de anticipación para ingresar a un camino inca que conduce a la antigua fortaleza.
La visita original de Katayama estaba programada para el 16 de marzo y llegó dos días antes, a Aguas Calientes, un pueblo al pie de la montaña.
Pero esos dos días se convirtieron en semanas y luego en meses. Alquiló un pequeño apartamento en la ciudad y pasó el tiempo tomando clases diarias de yoga, enseñando a los niños locales a boxear y estudiando para varios exámenes de certificación de nutrición deportiva y fitness.
El turista japonés escribió en un sitio web de crowdfunding en 2019 que soñaba con abrir un gimnasio de boxeo en Japón y quería viajar por el mundo para aprender los mejores enfoques de cada país. Antes de llegar a Perú, enseñó boxeo en Australia, Brasil, Sudáfrica, Egipto y Kenia.
Katayama dijo a un medio de comunicación japonés que había considerado unirse a los vuelos de evacuación de emergencia organizados por el gobierno de Japón en la primavera, pero los encontró demasiado caros. Finalmente, decidió quedarse, posponiendo su partida con la esperanza de que Machu Picchu pronto reabriera.
Su paciencia valió la pena al final, y se convirtió en una celebridad local la semana pasada cuando La República, periódico peruano, cubrió su vigilia y lo llamó «el último turista en Machu Picchu».
«Me quedé con el único propósito de conocer esta maravilla y no quería irme sin hacerlo», dijo al diario en una entrevista.
La noticia de la persistencia del japonés por conocer las antiguas ruinas dio lugar a que cientos de simpatizantes se ofrecieran a presentar una petición a las autoridades en su nombre.
Neyra, el ministro de cultura, dijo que las autoridades habían recibido una solicitud de visitante para Katayama y decidieron otorgarle acceso especial antes de su regreso a Japón.
Aun no se ha anunciado la reapertura de Machu Picchu
La pandemia devastó la industria turística de Perú, el tercer generador de ingresos del país. La industria emplea a más de 1.3 millones de trabajadores, o casi 8% de la fuerza laboral del país, dijo la Cámara de Comercio de Lima en 2018. Cuando se detuvieron los viajes, la mayoría de esos trabajos se perdieron.
Perú reportó un número creciente de casos de coronavirus y más de 33.000 muertes.
Neyras dijo que siete sitios arqueológicos en Cusco, ciudad en los Andes, reabrirían a grupos pequeños al 30% de su capacidad el jueves. Sin embargo aún no se ha anunciado la fecha de reapertura de Machu Picchu.
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