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Tiempo de conectarnos (pero no es a las redes sociales)

por Avatar GDA | El Nuevo Día | Puerto Rico

La escena es común en casi cualquier espacio público o privado, ya sea un restaurante, en la sala del hogar, en el dormitorio, la cafetería y las salas de espera de una oficina médica, por mencionar algunos. Parejas, padres con sus hijos, amistades que se reúnen para “ponerse al día” y que no pueden dejar de mirar e interactuar con su teléfono inteligente, tabletas o computadoras. Una evidencia más de que la tecnología y las redes sociales, con todo lo que nos facilita la vida, también amenaza con fracturar las relaciones humanas.

“Estás conectado, pero estás solo”, advierte el psicólogo clínico Alfonso Martínez Taboas, quien resalta que ya hay comentaristas sociales, psicólogos y sociólogos preocupados con esta situación. Menciona el libro “Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other”, de la profesora de MIT, Sherry Turkle, quien señala que el uso de la tecnología y las redes sociales puede afectar nuestra capacidad para tener relaciones significativas. De hecho, la autora argumenta en su libro que su excesivo uso puede hacernos sentir solos y desconectados de los demás.

“Hay unas preocupaciones porque la tecnología y las redes sociales no sustituyen la conexión humana de tener empatía con otro ser humano. Pero mucha gente está perdiendo esas destrezas sociales y emocionales de hacer conexiones con otros seres humanos por estar viendo juegos de videos y las redes sociales”, plantea el psicólogo clínico, quien también es profesor adjunto en la Universidad Interamericana.

Un panorama contraproducente para todos, pero especialmente para niños y adolescentes, así como para personas con depresión o cualquier otro problema de salud mental que se pueden sentir abandonados o con más tristeza en una época donde muchos disfrutan de las fiestas relacionadas con la Navidad. Por eso, Martínez Taboas recomienda “tratar de dejar el individualismo y hacer más conexiones con la familia, con amigos, vecinos y la comunidad en general”.

“Ese sentido de conexión con tu cultura y tradiciones, con la gente, es invaluable. Es lo que llena la vida de mucha gente, más que el dinero o lo material. Si tienes buenas conexiones humanas, eres feliz. Eso es una de las claves para ser feliz”, plantea el psicólogo, mientras lamenta que el estilo de vida de mucha gente se haya alejado demasiado de lo que somos como pueblo.

La realidad es que vivimos en una era digital y la tecnología es parte de eso. Llegó para quedarse y nos toca a nosotros sacar el tiempo necesario para comenzar a conectar y tener más relaciones saludables con familiares, amistades y vecinos.

En estos días, precisamente, con las fiestas y reuniones navideñas “a la vuelta de la esquina”, tenemos una oportunidad única para salirnos del “yo” primero y concienciarnos de las necesidades o sentimientos de los que nos rodean. Es cuando nace la empatía, esa capacidad que tiene una persona de comprender las emociones y los sentimientos de los demás, sin pasar juicio, basada en el reconocimiento del otro como semejante. Un concepto que Martínez Taboas divide en cinco premisas que se deben dar para lograr la empatía de forma efectiva.

“La primera es ponerse en los zapatos de la otra persona. Es entender y sentir que lo que afecta a la otra persona, es como si me estuviera pasando a mí. La segunda es escuchar activamente sin pasar juicio y sin pretender dar una solución a unos problemas que no se entienden. En tercer lugar -y es lo que hago con mis pacientes-, es esperar a que termine de hablar y hacerle un resumen de sus sentimientos para ver si he entendido bien lo que trata de transmitir el otro. En cuarto lugar, validar y reflexionar sobre lo que la persona siente e invitarlo a hacer una reflexión sobre el asunto. Y la quinta es mostrar interés genuino en ayudar a la persona para que la situación por la que está pasando se pueda aliviar o subsanar”, propone el doctor Martínez Taboas.

Supone hacer sentir a la otra persona escuchada y comprendida. Más que nada, porque cuando sientes empatía eres capaz de ver la situación y sentirla como la siente la otra persona, sin juicios, sin filtros mentales y sin por ello perder tu propio punto de vista y tu estabilidad emocional. Es lo que también te va a llevar a ayudar o buscar la manera de ayudarla, ya sea con un consejo o con una acción.

“En psicoterapia es vital la empatía. De hecho, cuando entras a estudiar psicología, en el primer y segundo semestre te dan como unos laboratorios donde te enseñan, a través de juegos en papeles para ver si eres empático con una situación que otro estudiante está ventilando. Eso es como una habilidad que uno tiene que ir desarrollando”, explica el psicólogo clínico, tras mencionar que algunos autores señalan que hay tres tipos de empatía: emocional, cognitiva y compasiva.

El tipo emocional, explica, ocurre cuando otra persona me cuenta su problema y “casi siento lo que me estás contando, algo que hacemos continuamente”. El psicólogo pone el ejemplo de que eso es lo que pasa cuando vemos una película y, aunque sabemos que la historia no es real, aun así, hay escenas en la que casi todos lloramos. “Eso pasa porque te identificas tanto con la historia, que sientes como si lo estuvieras viviendo”.

El segundo tipo, la cognitiva, tiene que ver con entender por qué una persona tiene una situación tan difícil “y al entenderlo, lo podemos hablar y buscar alternativas para resolverlo”. Mientras que la empatía compasiva se relaciona con la reacción que se tiene luego de escuchar sobre el problema que afecta a la persona “y estoy casi compelido a ayudar, a buscar la forma de encontrar soluciones”.

Es, por ejemplo, cuando invitas a la persona afectada a que se quede en tú casa hasta que se sienta mejor; cuando le preguntas si necesita dinero o, simplemente, la acompañas en ese momento.

Conexión y apoyo emocional, lejos de las redes sociales

La empatía también significa conexión emocional “y yo diría que es la base de las relaciones humanas”, afirma el doctor Martínez Taboas, tras advertir que este concepto no se puede confundir con simpatía, que se centra más en la amabilidad sin la necesidad de comprensión. Y explica que, en los modelos de terapia, la palabra más usada es empatía “porque significa conexión con la otra persona debido a lo que está sintiendo o le está pasando”. También se refiere, entre otras cosas, a la escucha activa, la comprensión y el apoyo emocional.

“La empatía se genera a partir de las actitudes de la gente o de la comunidad. Por ejemplo, cuando hay un desastre natural y la comunidad se organiza para ayudar a los más afectados, como lo que pasó luego del huracán María”, explica el psicólogo, quien pone el ejemplo de lo que pasa con las personas antisociales, que no tienen empatía con el dolor humano. “Les permite hacer cosas que ocasionan mucho sufrimiento y dolor a otras personas porque no tienen esa conexión de sentir el dolor del otro”.

También hay situaciones cotidianas que propician, de algún modo, la falta de empatía ya sea en el entorno laboral, social o familiar. Por ejemplo, cuando no se reconoce el esfuerzo que hiciste para concluir un trabajo en poco tiempo, cuando no tienes con quien compartir los logros de un buen día laboral o cuando estás profundamente triste y nadie reconoce esa emoción.

En ese sentido, Martínez Taboas recomienda desarrollar una actitud más empática, tanto a nivel laboral como personal y social. Es lo que, de algún modo, nos ayuda a conocernos más a nosotros mismos. Implica, además, identificar qué emociones sentimos y relacionarlas con los acontecimientos que nos afectan.

Y aunque la empatía se debe practicar todos los días del año, la época festiva puede ser un buen momento para ponerla en práctica. También significa respetar a la persona que decide no tomarse el coquito porque tiene alcohol o no comerse el lechón porque es vegano o vegana. Es aceptar que lo que para ti es natural, normal y esperado, para otra persona no lo es. Además, es buen momento para comprender la tristeza de una persona que perdió un familiar, la nostalgia por los familiares que se encuentran fuera de Puerto Rico o cualquier situación de salud, de pareja o de trabajo que les afecte en estos días.

También es el momento para hacer voluntariado y, si te sientes solo o sola, puedes aprovechar tu tiempo libre -o si ya estás jubilado-, para visitar a enfermos en un hospital, hogar de cuidado prolongado o un centro de niños con diversidad funcional, propone el doctor Martínez Taboas. “La gente que lo hace dice que eso los ayuda a mantenerse conectados. Cuando tú ayudas a alguien que está necesitado, eso te da felicidad”, afirma el psicólogo clínico, tras enfatizar en la importancia de reconocer que las relaciones sociales, no las redes sociales, son las que enriquecen nuestras vidas y que ese apoyo social nos beneficia emocional y físicamente.

Beneficios de la empatía