El estrés, el sedentarismo, la pérdida de masa muscular y los cambios hormonales son los principales factores que interfieren en el aumento de peso corporal. Según un estudio publicado por el National Institute of Health, con los años se va perdiendo tono muscular al tiempo que se acumula más grasa. Si, además, se consumen más calorías de las que se queman la consecuencia es clara: se aumenta de peso.
A partir de una edad no solo cuesta más controlar el peso sino que se empieza a detectar que la cintura y el abdomen aumentan algunos centímetros y es que el cuerpo no reacciona igual a la ingesta de alimentos.
Cenar tarde es uno de los principales motivos que nos hacen ganar kilos. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona señala que cenar dos horas antes de irse a dormir no solo es la clave para reducir hasta 20% el riesgo de sufrir cáncer de próstata o de mama sino que influye en el metabolismo. Dejar pasar dos horas ayudará a no engordar y a disfrutar de una mejor calidad del sueño.
Alimentos «prohibidos»
Por la noche, cuando no se van a quemar calorías, comer alimentos ricos en carbohidratos o calóricos aumenta la producción de grasa. La nutricionista Deva Camino Monteserín afirma que a la hora de la cena hay que tener en cuenta si se ha realizado actividad física durante el día, si la respuestas es negativa, entonces no se necesita reponer las reservas de glucógeno, un carbohidrato que almacenamos para cuando se necesita energía de manera rápida. «En esos momentos lo transformamos en glucosa, que nos dará esa energía casi inmediata» y añade: «Para rellenar los depósitos de glucógeno precisamos alimentos ricos en carbohidratos, como los que tienen un alto contenido en azúcar o en almidón, pero si los consumimos en exceso estos se transforman en vez de en glucógeno en grasas».
Así pues hay alimentos que no conviene comer por la noche como, por ejemplo, el plátano que tiene las mismas calorías a las 10:00 am que a las 10:00 pm, pero si no se ha realizado actividad física durante el día no se necesita reponer las reservas de glucógeno.
Otras alimentos ricos en carbohidratos tampoco deberían estar presente en la cena, de lo contrario se tenderá a engordar. Así pues pastas, arroz, patatas o legumbres deberían comerse al mediodía, nunca por la noche. También hay que descartar los alimentos ricos en grasas como las salsas procesadas, quesos semicurados o curados, pizzas o embutidos.