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¿Por qué los médicos usaban extrañas máscaras en la peste del siglo XVII?

por Avatar GDA | El Mercurio | Chile

Durante la peste que azotó a Europa en el siglo XVII, los médicos llevaban máscaras picudas, guantes de cuero y capas largas. Esta vestimenta era un intento desesperado por defenderse del contagio. A continuación, la historia de este atuendo que pretendía desafiar a la llamada “muerte negra”.

Hubo una época en que la peste fue la enfermedad más temida del mundo. Capaz de arrasar con cientos de miles de vidas, la imparable pandemia avanzaba por doquier infligiendo dolorosos síntomas. Los médicos en 1656 vestían máscaras picudas y largas batas para defenderse del contagio de la peste.

Las principales formas clínicas de la peste eran Bubónica y neumónica. La peste bubónica, caracterizada por la inflamación de los ganglios linfáticos, denominados “buboes”, era la más frecuente. Muchos de los enfermos de peste sufrían del enngrecimiento de la piel, de ahí el nombre de la “muerte negra”.

Durante los brotes de la peste bubónica, una pandemia recurrente durante siglos en Europa, los pueblos afectados por la enfermedad contrataban a estos médicos para tratas a todos los residentes. No importaba si eran ricos o pobres. Prescribían brebajes y menjunjes a modo de antídoto, a la vez que oficiaban como testigos de testamentos y hacían autopsias.

El diseño de las máscaras que se hicieron famosas durante la peste se le atribuye a Charles De Lorme, un médico que trataba a varios personajes de la realeza del siglo XVII. Entre ellos estaba el rey Luis XII y miembros de los Médici.

En 1619 De Lorme ideó un traje protector inspirado en la armadura de un soldado. El traje incluía un abrigo cubierto con cera perfumada, sombrero y guantes hechos de piel de cabra. También había anteojos, pantalones bombachos conectados a las botas y una camisa siempre dentro del pantalón.

Pero su característica más significativa era las máscaras con una nariz de 15 centímetros en forma de pico como si se tratara de un ave. La protuberancia estaba rellena con hierbas aromáticas y perfumes. Solo tenía dos agujeros para poder respirar por los orificios nasales. Las mascaras se popularizaron para tratar la peste.

La razón del intimidante atuendo era proteger a los médicos del miasmas, las emanaciones fétidas de los enfermos y del suelo que eran contagiosas.