El sexo oral suele ser el favorito de muchas pero existe un gran número que prefiere que sus parejas no se los practiquen. Algunas no lo disfrutan y lo ven como una tortura. ¿A qué se debe? En gran parte a inseguridades por su propio cuerpo o a comentarios inequívocos
Durante los actos íntimos, como el sexo oral, la comodidad es clave. De lo contrario se convierte en una mala experiencia y quienes lo pasan mal pueden no querer volver a intentarlo en el futuro. A muchas mujeres les incomoda el sexo oral: ya sea porque no se sienten cómodas con su propio cuerpo o porque tuvieron una mala experiencia en el pasado. Pero también puede ser porque simplemente no les gusta. ¿A qué se debe esto?
Si bien hay muchas limitantes que nos pueden alejar de la posibilidad del placer, una importante de la que hay que hablar son los estereotipos. Según explica la matrona especializada en salud sexual, Valentina Hormazábal, la mayoría de los medios masivos de comunicación proyectan la imagen del cuerpo perfecto y deseable; y ocurre que, cuando las mujeres no cumplen con esos cánones de belleza, se avergüenzan de su propio cuerpo. Y esta vergüenza se extrapola a sus vulvas, publicó La Tercera.
En su consulta, Valentina le pregunta a cada una de sus pacientes con un espejo en mano si desean mirarse sus genitales. Para muchas una propuesta que las hace sonrojar, porque -según declara con sorpresa la especialista- nunca lo han hecho. “Hay mujeres que jamás han visto su vulva por pudor y no conocen su clítoris. Entonces, ¿cómo van a llegar al orgasmo, si ni siquiera conocen su propio cuerpo?”.
Por su experiencia, Valentina se percató que muchas de las mujeres que la visitaban no se conocían del todo y dentro de su consulta encontraban un espacio para el autoconocimiento. Es por esto, según declara, que la clave está en que las mujeres deben reconciliarse con ellas mismas y amarse tal y como son, saber cómo funciona su vulva y clítoris. Asimismo, resulta importante que tanto mujeres como sus parejas, debiesen conocer esa zona íntima para encontrar en conjunto el camino para explorar las preferencias, sin necesidad de fingir.