El pepino es una de las hortalizas básicas de la dieta mediterránea con múltiples beneficios, aunque su cultivo es originario de la India hace más de 3.000 años. Más allá de los aportes de su ingesta, es un aliado para la piel. Lo cierto es que contiene una gran cantidad de nutrientes, desde vitaminas del grupo B hasta minerales como el ácido fólico, calcio, hierro o magnesio.
Además, el pepino, al igual que la patilla, cuenta con un gran porcentaje de agua por lo que es un gran aliado para mantenerse hidratado.
Expertos coinciden en que este alimento es bueno para el cerebro porque contienen un flavonol antinflamatorio llamado fisetina que está estrechamente vinculado con la salud cerebral. Protege las células nerviosas, mejora la memoria y previene el Alzheimer.
Se sabe que el pepino, entre sus beneficios, contienen polifenoles llamados lignanos que ayudan a reducir algunos tipos de cáncer como el de mama, útero, ovario y próstata. También tienen un alto contenido en vitamina C y betacarotenos, así como otros flavonoides antioxidantes que ayudarán a reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
De hecho, al pepino se le atribuyen propiedades que protegen el corazón y previenen la hipertensión. Esto porque contiene potasio, un mineral que regula la presión arterial. Es más, según estudios recientes es un alimento que tiene efectos protectores frente a ciertos tipos de cáncer.
Finalmente, se ha señalado que el pepino estimula el sistema inmunitario. Su contenido en vitamina C contribuye a un mejor funcionamiento de las defensas naturales del organismo.