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Pablo González quiere enseñar a las personas a ser mejores amigos de sus perros

por Avatar Ariany Brizuela

No sabe lo que es una vida sin perros. No puede ni imaginarla. No ha pasado ni un solo día sin la compañía de sus amigos caninos. Pablo González creció en la isla de Margarita en una casa llena de perros de todas las razas. Desde pitbulls hasta pugs. Todos eran bienvenidos y queridos en su familia. Heredó el amor por los animales de su padre, quien le enseñó a cuidarlos pero, sobre todo, a respetarlos. Esa misma pasión lo llevó a cumplir uno de sus sueños: convertirse en el primer venezolano en certificarse como especialista en conducta canina en el Centro de Psicología Canina de César Millán, en Santa Clarita, California. Millán es recordado por el exitoso programa El encantador de perros, que transmitió Animal Planet en América Latina.

Optometrista de profesión, González no imaginó que dedicaría su vida al adiestramiento canino. De joven entrenaba a sus perros como hobby. Con el tiempo comenzó a interesarse más en el tema de la conducta canina y a investigar sobre el tema. Descubrió a personas como el venezolano Carlos Betancourt y el mexicano César Millán, entrenadores caninos que tenían una metodología basada en el refuerzo positivo, con las que se conectó de inmediato. “Siempre he trabajado el tema de la energía. Creo mucho en la comunicación y en la conexión que tenemos con nuestros perros porque algo que viví cuando era niño y adolescente con mis perros”, dice Gonzáles, de 43 años de edad, desde Naples, Florida, donde reside y se desempeña como adiestrador canino desde 2022.

Pablo González

Comenzó su formación como entrenador canino en 2015, año en el que la crisis económica, política y social en el país se agudizó, como una alternativa para tener mayores ingresos. Su sueldo como optometrista ya no era suficiente así que decidió dedicarse a sus dos pasiones: la cocina y los perros. “Cuando empecé a estudiar para ser chef César Millán empezaba a salir a la palestra pública. Comencé a leer sus libros y a aplicar sus técnicas, muchas que ya conocía, con una perrita mestiza que había llegado a mi vida”.

El margariteño no sabía que podía formarse profesionalmente como adiestrador canino en Venezuela hasta que un día vio en la televisión una entrevista de Carlos Betancourt, quien en ese momento estaba haciendo una gira por el país para impartir cursos de adiestramiento canino. “Cuando lo escucho hablar de su metodología de entrenamiento, basada en el refuerzo positivo, y de un libro que recién había sacado, me gustó lo que dijo y a los días compré el libro”, recuerda González, quien también lo buscó en redes sociales y descubrió que dictaba cursos y que daría uno en Margarita. Sin dudarlo, se inscribió y obtuvo su certificado como entrenador canino nivel 1.

Quería dar el siguiente paso y dedicarse a tiempo completo al adiestramiento canino. Comenzó entrenando perros de familiares y amigos. Todo resultó mejor de lo que esperaba. La voz se regó por la isla y cada vez tenía más clientes. Era el momento de consolidar la marca. Comenzó por el nombre. Quería uno original y que representara su relación con los perros. El amigo de tu perro fue el elegido.

“Un día, en una parrillada con amigos, lanzamos ideas. Yo siempre he tenido una particularidad: cada lugar al que voy en el que hay perros, sin llamarlos, me siguen y se quedan conmigo. Entonces, pensando en eso, se me ocurrió el nombre porque el perro es el mejor amigo del hombre, pero no tiene mejor amigo. Por eso yo, Pablo González, seré el mejor amigo de tu perro”, cuenta el entrenador, quien dice que el nombre también iba acorde con su metodología, basada en el refuerzo positivo y la gentileza. “No uso collares de puyas ni corriente, tengo técnicas basadas en la gentileza para corregirlo y redireccionar la mala conducta sin gritarle o pegarle”.

Pablo González

Al poco tiempo, por temas económicos y de salud, González dejó sus estudios de cocina para dedicarse a tiempo completo al adiestramiento canino. Continuó su formación con Carlos Betancourt, dio cursos y visitó escuelas con una actividad para niños de primaria  llamada “Sé el amigo de tu perro”, con la que a través de canción y juegos les enseñaba a no maltratar a los perros. En 2019, comenzó su hospedaje y escuela canina en la isla de Margarita al regresar de Perú, donde vivió dos años. Ofrecía servicio de entrenamiento canino a domicilio y también en un espacio que acondicionó para recibir varios perros. “Si los dueños iban a viajar podían dejarme a sus perros. Si no tenían quien los cuidara, los podían dejar de lunes a viernes en las mañanas y los buscaban en las tardes, como con los niños”.

En 2022, cuando el hospedaje y la escuela canina tomaban más fuerza y presencia fuera de la isla, una fuerte depresión producto la muerte de su pitbull Pecsy Margarita, con la que visitaba escuelas y daba caninoterapia a niños con Síndrome de down, lo hizo alejarse del adiestramiento por un tiempo. “Murió por una complicación de salud. Tenía un tumor en el bazo. Me dio ese regalo porque yo le decía: ‘Por favor no me hagas tomar la decisión de dormirte, si te tienes que ir hazlo de forma natural’. Fue muy doloroso porque ella no era una mascota, era como una hija para mí”.

A los meses, ya recuperado, decidió establecerse con El amigo de tu perro en Caracas; sin embargo, en ese momento se anuncia el parole humanitario, programa que concede visados humanitarios a venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses. Su hermana, quien tenía diez años en Estados Unidos, le pidió que aplicara y, tres meses después, en diciembre ya estaban juntos en Naples, donde le tocó, una vez más, comenzar de cero como entrenador. Tenía familiares y amigos que lo ayudaron a conseguir sus primeros clientes en el estado de Florida. Algunos, incluso, se convirtieron en grandes amigos, como Vincent y Frances Cuchiarra, quienes lo ayudaron a llegar al programa de conducta canina de César Millán.

Primer venezolano en el Centro de Psicología canina de César Millán

Pablo González quería continuar su formación en Estados Unidos. Quería crecer y ofrecer un mejor servicio. Pero primero tenía que aprender inglés. Por sugerencia de Vincent, se inscribió en un curso en la Universidad de Hodges, donde sigue estudiando. Cuando ya tenía un buen manejo del idioma, buscó talleres y certificaciones en entrenamiento canino, y descubrió que César Millán ofrecía una especialización en conducta canina. Aplicó de inmediato; sin embargo, por un error no pudo iniciar el programa, que el año pasado se realizó en Florida.

El margariteño no se desanimó, sabía que formaría parte del programa cuando llegara el momento. Lo que no imaginó es que la oportunidad llegaría más rápido de lo que esperaba. En febrero, recibió una llamada del equipo de César Millán para informarle que realizarían la certificación en abril de este año en el Centro de Psicología Canina en Santa Clarita, California. Ahorró para cubrir los gastos de su inscripción y el viaje, pero no era suficiente. Su amigo Vincent se ofreció a ayudarlo con lo que le faltaba. Así, Pablo González pudo cumplir uno de sus sueños: formarse con el entrenador canino al que tanto admiraba.

Pablo González

Llegó a la Costa Oeste un día antes de que iniciara el programa. Además de prevenir cualquier inconveniente, quería tiempo para recorrer y conocer el lugar con calma antes de comenzar con el entrenamiento. En total, fueron cinco días intensos de actividades teóricas y prácticas, en las que tuvo la oportunidad de compartir con personas de todo el mundo. Las clases comenzaban muy temprano en la mañana y terminaban al final de la tarde.

“Lo primero que hacíamos en el día era la caminata. Se hacían varios grupos y salíamos a caminar con los perros y los guías. Era una de las actividades más importantes porque es un momento en el que se busca mucho la conexión con el perro. A algunos de los grupos les tocaba caminar con César, mientras los demás se quedaban haciendo prácticas con otros coaches. A media mañana comenzaban las clases teóricas con César hasta el mediodía. En la tarde teníamos clases de meditación antes de continuar con las clases y siempre finalizamos el día haciendo prácticas con los instructores”.

Aunque no era necesario tener experiencia como adiestrador canino, la mayoría de los participantes del programa tenía algún tipo de experiencia relacionada con perros. Algunos eran adiestradores o paseadores y otros eran dueños de hospedajes; pero también hubo personas ajenas al mundo del adiestramiento canino que participaron porque querían tener una mejor relación con sus perros. “Por ejemplo, había una persona que no tenía ningún tipo de experiencia y fue con su poodle. Al principio, le costaba entender y seguir las instrucciones de César, pero al final lo logró y su perro tuvo un cambio total al final de la semana”.

Pablo González

Pablo González no sabía que era el primer venezolano que participaba en el programa de conducta canina nivel 1 en el Centro de Psicología Canina de César Millán. Se enteró al finalizar la certificación. El último día de actividades, antes de la ceremonia de graduación, le piden quedarse, junto con un compañero de Malasia y una compañera de Tailandia, para un acto especial en la plaza de las banderas porque eran las primeras personas de sus países en participar en el programa.

“En la ceremonia todo fue muy bonito. Primero pasaron mis dos compañeros, quienes pusieron las banderas de sus países y, luego, pasé yo. Al quedar la bandera de Venezuela para el final todo fue mucho más emotivo. Estaba aguantando las ganas de llorar, no esperaba ser el primer venezolano. En el momento que estaba poniendo la bandera él (César) grita ‘que vivan las arepas y las mujeres venezolanas, las mujeres bellas’”, recuerda Pablo, quien asegura que para él ser el primer venezolano en hacer esta certificación es una gran responsabilidad.

Pablo González perros

González también aclaró una polémica que surgió luego de la noticia de su participación como el primer venezolano en el programa de conducta canina en el Centro de Psicología Canina de César Millán. “Soy el primer venezolano en participar en este programa y el primer venezolano en estar en el centro haciendo estos estudios con César”, precisó. “Por ahí me he encontrado con personas que me dijeron que yo no era el primer venezolano. Entonces, investigué para decirle a César y corregir. Pero las personas que me mencionaron que estuvieron antes que yo, Glenda y Rafael, no participaron en esta certificación”.

“Glenda es una colega que tuvo en un programa de televisión y radio, por el que le dieron la oportunidad de entrevistar a César en su centro de psicología canina. En el caso de Rafael, me encontré con que él mismo dijo que había participado en unos seminarios y workshops que dio César en Miami”, explicó el margariteño.

Además del adiestramiento canino, González trabaja como delivery de periódicos por las noches mientras su escuela canina crece. “Mientras que todo el mundo duerme, yo estoy yendo a la base del periódico a prepararlos para la ruta y repartirlos. Es un trabajo duro pero que paga bien. Al terminar, regreso a casa a las 6:30 am y me preparo para salir a las clases con los perros hasta el mediodía y en las tardes duermo”.

Errores comunes frecuentes con los perros

González explica que la conducta de los perros es un reflejo de su relación con su dueño. Por eso, es importante evitar reforzar comportamientos en cachorros que no se quieren cuando sean adultos. “Por ejemplo, un cachorro que brinca. A la gente le encanta porque es pequeño, pero ¿qué pasa cuando crezca? Si es una raza grande, por supuesto que va a tumbar a medio mundo. Entonces, hay que reforzar las conductas de tranquilidad para que eso no pase”.

Otro aspecto que hay que evitar es humanizar las conductas de los perros, atribuirles emociones humanas a sus comportamientos. “Mis clientes me dicen mucho ‘cuando me voy mi perro se hace pipí en las camas porque lo dejamos solo. Se pone bravo’. No es eso, el perro no está molesto. Al decir eso se le está humanizando, porque la humanización no es vestirlo, es ponerle sentimientos humanos que no tiene. Hay varios tipos de humanización. En este caso, parece que el perro está sufriendo síndrome de ansiedad por separación. Hay perros que tienen hábitos higiénicos perfectos, pero basta con que el humano se vaya para que se les aflojen los esfínteres porque siente que se rompió la manada y se pone nervioso. Es allí donde entra la parte de conducta canina y las terapias. Hay que evaluar qué es lo que provoca eso, qué hace el humano”.

Un consejo que el venezolano le da a quienes estén considerando tener un perro es que, antes de llevarlo a casa, evalúen su dinámica familiar y su rutina de vida para elegir el compañero ideal, pues no todas las razas de perros son para todos. “No le echen la culpa al perro, él es el reflejo de la casa y del dueño. Si el perro está teniendo una conducta que no quieres, hay algo que está mal con lo que estás haciendo, hay algo que no estás respetando de su animalidad”, asegura González.

Pablo González perros

Y añade: “Cuando las familias toman malas decisiones, el perro termina en la perrera o se lo regalan a otros”.

Sobre las razas con las que más conecta, González dice que tiene tres preferidas: los mestizos, los pugs y los pitbulls, sus favoritos. “Curiosamente, los pitbulls y los pugs tienen una gran conexión. Los pitbulls son perros muy nobles que se llevan bien con los niños. No es para todo el mundo porque, lamentablemente, abusan de él y su fuerza, y sacan lo peor del perro”.

Lo más importante que aprendió de César Millán fue lo valioso que es educar a las familias, al humano, para tener un mundo mejor, con más respeto. “Cuando educas al humano, adiestradores o gente que está en el mundo canino, estás llevando un mensaje para que se respete al perro y la animalidad. Eso permitirá que la gente se sensibilice y se dé cuenta de que, como humanos, debemos corregir ciertas cosas para tener una mejor conexión con nuestros perros”.