La Met Gala es el Super Bowl de la moda. Un evento con una lista tan exclusiva que solo las personas más relevantes del mundo tienen un lugar en la mesa. Desde hace años, Anna Wintour, la editora jefa de Vogue, es la persona que decide quién entra y quién no. Pero no siempre fue así.
Si se googlea el nombre de Eleanor Lambert en internet, puede que una numerosa cantidad de artículos le atribuyan diversos eventos de suma importancia en la industria. Y no es para menos. Su visión y talento como relacionista pública dejó legados como la Lista de mejores vestidas de Vanity Fair, la New York Fashion Week y la creación de la Met Gala. Expertos en la industria coinciden en que fue una de las mejores relacionista pública de la historia, algunos aún la llaman la reina de las PR -The queen of PR y otros la emperadora de la moda.
Con ella, se moldeó la moda americana, convirtiéndose en el fenómeno que se conoce hoy día.
Lambert, la visionaria
Eleanor Lambert vivió 100 años y su historia, como era de esperarse, fue enriquecedora.
Según recuenta la revista Vogue, estudió arte en Indianápolis, Estados Unidos, vivió en Illinois y luego dio el salto a Nueva York, donde conoció a Seymour Berkson, alto ejecutivo de Hearst Corporation, una multinacional privada estadounidense, especializada en los medios de comunicación de masas. Con el paso del tiempo se convirtió en su esposo.
A su llegada a la Gran Manzana comenzó a trabajar en el departamento de relaciones públicas de la Asociación Americana de Comerciantes de Arte. Gracias a su trabajo y al de su esposo, comenzó a entrar en contacto con celebridades y personajes relevantes del medio del entretenimiento.
Su camino en la industria de la moda comenzó después de que una diseñadora, atraída por el trabajo que había hecho por la imagen de sus clientes en el mundo del arte, se acercara a ella para convertirla en su PR. Lambert, al entrar de lleno en el ecosistema, descubrió que la moda americana estaba en pañales comparada con la europea. Nueva York no era nada si se comparaba con París, así que decidió hacer una lista de candidatas a Mejor vestidas.
Lo mejor según Lambert
Giambattista Valli’s spring haute couture collection took its cue from style icons like Jackie Kennedy and Lee Radziwill. https://t.co/hTA6Zs5wh2 pic.twitter.com/OXoOp1j30Y
— WWD (@wwd) January 21, 2020
Para sumarle validez, la envío a votación con los creativos de los grandes almacenes. También aprovechó de incluir a editores de los medios de moda más relevantes y las agencias más reconocidas.
La lista dejaba fuera a las grandes actrices de Hollywood y a la realeza europea. En cambio, incluía herederas y esposas de las más grandes fortunas de Estados Unidos. Todo era sofisticación. Este test terminó siendo un encabezado del New York Times que confirmaba que Eleanor Lambert estaba logrando su cometido: «El mundo tiene un nuevo centro internacional de la moda».
Poco a poco, algunas actrices de Hollywood comenzaron a encontrar un lugar en la lista y, años más tarde, incluyó un nombre que ganaría relevancia: Jackie Kennedy, la esposa de John F. Kennedy, ícono de estilo.
La Met, lejos de los tiempos de Wintour
Tras la muerte de su esposo, llegó otro momento clave de su carrera: fundó la CFDA, es decir, el Consejo de Diseñadores de Moda de América no existiría de no ser por Eleanor Lambert. Este tiene un sólo objetivo: apoyar y fomentar el talento emergente. Así nació la gala del Museo Metropolitano de Nueva York.
Fue en 1948, con la intención de llevar la moda a los museos, que Lambert se convirtió en la anfitriona de la Costume Institute Gala, una institución que creó para preservar y exhibir la historia de la moda. Años más tarde, éste pasó a ser propiedad del Met.
En su primera edición, la gala fue llamada La fiesta del año y tuvo el mismo objetivo que aún conserva en la actualidad: recaudar fondos para el Instituto del Vestido.
Paralelamente, Eleanor Lambert decidió hacer de su lista de las mejores vestidas algo más oficial. Así se formó un comité designado a elegir los nombres que formarían parte de lo que se convirtió en la International Best Dressed List y que posteriormente conformarían los CFDA Awards.
Eleanor Lambert mantuvo el control de la lista hasta el año 2003, cuando, con 99 años de edad, decidió cederle la responsabilidad a Vanity Fair, medio que continúa publicando la lista hasta la actualidad.
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