Los desfiles de la Semana de la Moda de Milán se celebraron con total normalidad el sábado en la capital lombarda, con la participación destacada de Ferragamo y Ermanno Scervino, pese a que a unos 60 kilómetros de allí se detectaron varios casos del nuevo coronavirus.
Desde el viernes por la noche, Codogno, a una hora de carretera de Milán, y otras 10 ciudades vecinas, cerraron sus espacios públicos tras el anuncio de una serie de casos de neumonía viral. El primer paciente es un hombre de 38 años de edad, hospitalizado en Codogno en la unidad de cuidados intensivos. En total, hay 39 personas contagiadas allí, incluyendo familiares, amigos y médicos del paciente número 1.
Más de 50.000 vecinos de la zona recibieron órdenes de permanecer en sus casas y de no ir a trabajar a Milán, capital económica del país.
“Los desfiles se desarrollan tranquilamente, sin pánico, no hay casos de contagio o sospechas de casos ni en Milán ni en nuestro sector, de momento, y esperamos que esto siga así”, declaró Carlo Capasa, jefe de la Cámara de la Moda Italiana, unos minutos antes del desfile de Ermannno Sceverino.
La jornada empezó con la presentación de la nueva colección de la florentina Salvatore Ferragamo, que desplegó su estilo legendario de la mano de Paul Andrew.
Como suele hacer, el diseñador inglés rebuscó en los archivos de la casa para inspirarse.
“Encontramos un libro de Fluvia Ferragamo, en el que coleccionaba imágenes de botánica”, explicó.
Para su colección, el creador utilizó esos motivos en los estampados, en los tejidos de punto y en los bordados de las camisas.
Herencia y modernidad
Paul Andrew realza la potencia de las mujeres en faldas y vestidos con flecos de metal, largos abrigos y bolsillos esculturales; mientras que los abrigos de cachemir, las faldas y las camisas con estampados vegetales vaporosos aportan una nota de dulzura.
El retorno de la falda-pantalón, símbolo del pragmatismo en femenino, se asocia a los suéteres de punto, a las camisas y a los pantalones de cuero.
Por su parte, Ermanno Scervino, otra casa florentina, presentó vestidos inspirados en la lencería de seda o de cuero, adornos de lentejuelas, plumas, bordados y piedras ensartadas en casi todas las piezas.
Incluso los trajes masculinos o los abrigos incorporan hilos dorados o plateados, lo importante es que brille.
También desfiló Bottega Veneta, la niña bonita del grupo del lujo francés Kering.
Por su parte, su director artístico, el estadounidense Daniel Lee, presentó unos modelos que aunaban la herencia de la casa con la modernidad, con tonos que pasaban del negro al verde pistacho, del rosa al rojo.
Vestidos con forma de casaca negros, de punto, con botas tejanas, grandes chalecos con flecos y abrigos anchos con dos pinzas en la espalda, que realzan el talle de la figura.
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