Carolina Herrera
EFE/ Antonio Lacerda

Con modelos exclusivamente brasileñas y en un escenario con una vista de quitar el aliento, la firma estadounidense Carolina Herrera realizó este jueves, en Río de Janeiro, su primer desfile fuera de Nueva York, con una colección inspirada en la energía y alegría cariocas.

Aunque la lluvia intentó aguar la presentación, el desfile salió a flote pero sin público alrededor, pues los asistentes, entre los que figuraban no solo personalidades cariocas sino de todo Brasil, tuvieron que resguardarse para evitar mojarse y por seguridad.

El diluvio que cayó antes de la presentación inundó buena parte del escenario y hasta un par de modelos terminaron en el piso durante el desfile, pues la pasarela estaba dispuesta al aire libre, en un exclusivo hotel en Santa Teresa, un pintoresco barrio en el centro de la ciudad

Carolina Herrera
EFE/ Antonio Lacerda

Río fue escogida para ser la primera ciudad fuera de Nueva York en recibir un desfile de la firma, por la energía, el optimismo y «la alegría de vivir» que de ella emanan, pero también es una apuesta por expandir la marca en Latinoamérica.

La casa fundada por la diseñadora venezolana, que cedió las riendas creativas hace unos años a Wes Gordon, se dejó llevar por la magia y el color del trópico carioca, que se reflejaron en prendas llenas de vida como gigantescos blusones ajustados en faldas tipo pareo, que fueron el punto de partida de la colección Resort 2024.

Los lunares o pepas blancas sobresalieron en camisas inspiradas en la moda masculina y en vestidos de todos los largos, para gala o coctel, visiblemente cómodos que rotaron en verde, rojo y negro complementados con sombreros de inmensas alas.

Según la explicación de la marca, la colección se conforma de piezas que «desdibujan las líneas entre lo casual y lo elegante, el día y la noche», para lograr que una prenda sea adecuada para cualquier ocasión.

Carolina Herrera
EFE/ Antonio Lacerda

Para la noche, el volumen aumentó en las piezas, con una «sastrería precisa» que dio aire a tules y telas leves que se vieron en modelos mini y maxi por la pasarela.

Destacó una falda con volantes de arcoirís adornada con lentejuelas y un minivestido «recortado en azul lago, verde kiwi y naranja papaya».

También las orquídeas, presentes en toda la colección, en delicados bordados y estampados acuarela sobre organza.

En el desfile, Gordon también rindió un especial homenaje al brasileño Roberto Burle Marx, con un traje de dos piezas confeccionado con cientos de capas de tul cortado a mano, en onduladas ondas blancas y negras, como las que visten el icónico malecón de Copacabana y que fueron ideadas por el reconocido paisajista brasileño.


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