Las mascotas son parte importante de la familia de muchos, y como tal, se debe hacer todo lo posible por cuidarlas y protegerlas. Por eso, ante la posibilidad de se pierdan o se las roben, una alternativa para identificarlas puede ser el microchip. De manera que, si las encuentran y las llevan a un consultorio veterinario o albergue, puedan ser identificados con rapidez.
El conocido microchip es un sistema electrónico de identificación de animales formado generalmente por dos partes: una es el microchip en sí, y la otra es la cápsula por la que está cubierto. Esta cápsula es de vidrio biocompatible, por lo que no provoca alergias y es tan pequeña como un grano de arroz.
Este dispositivo permite la identificación de perros y gatos. Su función principal es asociar los datos de la mascota con la persona responsable, dueño o cuidador, así como identificar permanentemente a perros perdidos o robados. También funciona como un disuasivo para aquellas personas que tienen intenciones de abandonar a sus mascotas. Los veterinarios disponen de lectores de microchips y son los profesionales autorizados para acceder a estos datos e informar al propietario.
Normalmente, se inserta como una inyección en el lateral izquierdo del cuello del perro y queda debajo de la piel, pudiendo desplazarse del punto de inoculación con el paso del tiempo. Esta inserción le molestará al animal lo mismo que un pinchazo de una vacuna y no provoca ningún efecto secundario. El dispositivo funcionará durante toda la vida del animal.
Cuando se encuentra a un perro o un gato es posible averiguar si tiene o no el microchip puesto. Para ello, se le pasa por el cuello un dispositivo que se conoce con el nombre de “lector de microchips”. En este lector aparecerá el número único de su chip. Al introducirlo en la base de datos o registro aparecerá toda la información relativa al perro y a su propietario, de forma que es posible ponerse en contacto con la persona de inmediato. Consulte a su médico veterinario como puede implantar un microchip a su mascota y así vela por su seguridad.
El microchip para perros es obligatorio en algunos países de la Unión Europea como en España y Holanda, a partir de los tres meses de edad. No obstante, se recomienda su inserción por motivos de seguridad.