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Manual para una Navidad con menos riesgo de contagio

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Es el tema de conversación en cualquier chat familiar, en el trabajo o con los amigos: “¿Cómo vas a pasar esta Navidad?”. Un virus que ha acabado con la vida de millones de personas y ha puesto patas arriba a todos los países va a cambiar también una de las tradiciones más arraigadas en el mundo occidental.

Aunque estos días festivos son muy esperados y celebrados por una buena parte de la población, también hay personas para las que son fechas duras por recordarles a quienes ya no están o porque ahondan en su soledad.

“Este año con el coronavirus va a ser  una Navidad aún más complicada porque a esta situación se le añaden los duelos por las pérdidas”. Así lo indica a SINC Aurora Gómez Delgado, psicóloga en Corio Psicología.

Y añade: “Muchas familias en todo el mundo vamos a tener sillas vacías por primera vez este año. Y el reencuentro podría ayudar a cerrar etapas del duelo”.

Sin embargo, los reencuentros deberían hacerse extremando la prudencia. Con motivo de las fiestas de Navidad, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) ha publicado un informe en el que advierte del peligro de levantar las medidas restrictivas.

Mayor seguridad solo con convivientes

Los expertos consultados por SINC coinciden en que, si tenemos planeados encuentros de Navidad, el riesgo cero no existe. “Si se quieren hacer celebraciones siempre va a haber un riesgo que hay que asumir”, recalca a SINC Jesús Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH). Su recomendación es no celebrar las navidades “como ninguna de las festividades y celebraciones de este año 2020 tan atípico”. “Pero no es realista”, lamenta.

Por su parte, Elisa Calle, profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Complutense de Madrid, recuerda que disminuimos el riesgo cuando seguimos las medidas de control y prevención. Por eso, considera “indispensable” seguir las normas que ya conocemos, como usar las mascarillas de forma adecuada, lavarnos frecuentemente las manos a unos 40 ºC con jabón frotando bien durante unos segundos, y estar a una distancia de dos metros de otra persona, evitando permanecer de frente.

También ventilar las habitaciones (sacudiendo cortinas, ropa de cama y alfombras), limpiar las superficies con lejía diluida y alcohol si el material lo permite y fregar los suelos exactamente igual. “Cumpliendo todas estas normas estaríamos disminuyendo razonablemente la probabilidad de contagio y, por tanto, más seguros”, sostiene.

A pesar de los riesgos de este tipo de celebraciones, hay personas dispuestas a correrlos. Una encuesta realizada por el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) revela que casi dos de cada cinco encuestados probablemente asistirán en estas fiestas a reuniones con más de diez personas y un tercio no les pedirán a sus invitados que usen mascarillas.

Precedentes de celebraciones previas

¿Qué ha ocurrido con celebraciones previas a la Navidad? En la víspera del día de Acción de Gracias, en Estados Unidos, que tuvo lugar el pasado 26 de noviembre, más de un millón de pasajeros se desplazaron en avión por EE UU. Esto según informa The Washintong Post a partir de los datos oficiales. Aunque el año pasado la cifra fue más del doble, se trata de una de las más altas registradas en los aeropuertos estadounidenses durante esta crisis sanitaria.

Antes de la celebración, uno de cada tres padres y madres afirmó que los beneficios de reunirse con la familia durante las fiestas compensaban el riesgo de propagar o contraer el SARS-CoV-2. Así lo revela una encuesta sobre salud infantil realizada por el Hospital Infantil C. S. Mott de la Universidad de Michigan (EE UU) a más de 1.400 progenitores de menores de 12 años antes de Acción de Gracias. El 88 por ciento iba a pedir a los familiares con síntomas que no asistieran a la reunión, mientras que dos tercios no iban a invitar a miembros de la familia que no tomaran precauciones, como el uso de mascarillas.

Para proteger a los mayores, tres cuartas partes de los padres y madres iban a tratar de limitar el contacto entre los niños y los ancianos o personas de alto riesgo. Los autores del estudio admiten la dificultad de llevar a la práctica todas estas medidas y proponen en su lugar hacer celebraciones virtuales, llamadas o compartir recetas entre la familia.

No cantar villancicos en Navidad y abrir ventanas

Si, a pesar de ser consciente de que el riesgo cero no existe, se quiere celebrar la Navidad con personas no convivientes, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones más, empezando por los villancicos. Cantar estas canciones o cualquier otra, sin olvidar los gritos que se suelen dar en reuniones familiares, es el caldo de cultivo ideal para que el coronavirus se extienda entre los comensales. Los culpables son los famosos aerosoles y gotículas.

“Siempre es mejor evitar proyectar la voz, ya que cuando hablamos alto, gritamos o cantamos, el número de partículas que emitimos es mucho mayor y, por tanto, mayor la probabilidad de que si estamos contagiados, eliminemos gran número de partículas virales”, recuerda Calle.

Para evitar que estas partículas que pueden estar contaminadas permanezcan suspendidas en el aire mucho tiempo, y dada la dificultad de cenar al aire libre, es fundamental ventilar la estancia en la que nos encontremos, aunque haga frío.

“La ventilación es muy importante para dispersar y eliminar precisamente los aerosoles que llevan partículas virales”, afirma la experta. Y no vale con abrir una ventana. Para casas, lo ideal es conseguir una ventilación cruzada —abrir varias ventanas de lados opuestos— y que haya varias renovaciones del aire cada hora —con tres se renovaría el 95 por ciento—.

Mascarilla, distancia y burbujas familiaresLa mascarilla tendremos que llevarla puesta en todo momento si estamos con personas no convivientes, salvo en el momento que vayamos a comer o beber. “Es lo deseable”, señala Molina.

También es aconsejable sentarse lo más separados posible —lo ideal serían dos metros— y por núcleos familiares si coinciden varios. Además, los encuentros deberían ser lo más cortos posible, para disminuir el tiempo de exposición a un posible entorno contaminado. Es una de las recomendaciones de Francis S. Collins, el director de los Instituto Nacionales de Salud de Estados Unidos, que plantea reuniones virtuales como primera opción.

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