Se dice que el origen de la cocina fusión inició en Estados Unidos con una mezcla entre oriente y occidente alrededor de los años 70, aunque otros historiadores se remontan a la época de Marco Polo, que pudiese haber introducido la fusión del arte culinario chino con el italiano. Hoy en día, más allá de ser una tendencia gastronómica, la fusión está marcada por la creatividad de los cocineros y por la utilización de ingredientes de todo el mundo, resultando en combinaciones peculiares y salvajes que poseen un gran significado detrás de su elaboración. Manifiesto es prueba fehaciente de ello.
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Es una cocina completamente abierta a infinitas propuestas culinarias, expresada por sus sabores limpios, sus diversos modos de preparación y la presentación de sus platos. El resultado es una comida extraordinariamente fresca y muy saludable.
A veces hay que mezclar las cosas para mejorarlas, razón por la cual Manifiesto es sinónimo de real food con todas sus letras. En este artículo El Nacional les contará por qué.
Primero lo primero
Sin Casa Los Bambúes no existiría Manifiesto.
En el competitivo negocio de los restaurantes de hoy en día, llevar una idea ingeniosa del concepto a la realidad es extremadamente arriesgado, especialmente cuando implica fusionar dos tradiciones culinarias completamente separadas en un único menú armonioso. Y, como pueden atestiguar los comensales, a veces, solo a veces las uniones de fusión no terminan bien, pero también pueden ser absolutamente increíbles.
Jessica Coelho, directora y socia fundadora de Casa Los Bambúes, señaló cómo, antes de lograr una fusión gastronómica, se necesitó la unificación de conceptos arquitectónicos y conceptuales que le dieran vida al sueño de Manifiesto.
“Esta casa, la verdad, nos encontró a nosotros”, aseveró.
“La estructura estaba abandonada desde hacía años y nosotros la recuperamos poco a poco, siempre conservando su originalidad, esencia y carácter. La intención era reconstruirla con detalles muy propios de la personalidad de cada socio”, recalcó.
Las mesas, por ejemplo, están hechas de un árbol centenario que fue talado en una residencia justo al lado y es el verdadero protagonista del comedor que rinde tributo a la esencia natural y sagrada de Manifiesto.
“Todo lo que se ve aquí tiene un pedacito de nuestra alma y eso no se encuentra en todas partes; lo hemos construido casi todo; edificado, sudado, pensado y conceptualizado”, destacó.
“Casa Los Bambúes es una estructura completa en donde convergen dos conceptos que terminan retroalimentándose: es un gimnasio, pero a la vez un restaurante. Queremos que la gente lo viva como lo vivimos nosotros, que se sientan en un oasis dentro de la ciudad. Manifiesto forma parte de la casa, pero es la casa en sí lo que viene a vivir la gente”, subrayó.
Experiencia Los Bambúes
El espacio es para todos y se hace de todo. “Si quieres venir a trabajar y conectarte solo al wi-fi mientras te rodeas de la naturaleza, puedes hacerlo”, manifestó.
“Si deseas hacer ejercicios o comer algo fuera de serie, por supuesto que serás bienvenido. La idea es que te sientas como en tu casa”, afirmó.
“Es una paz increíble la que se vive durante el día que es incomparable con otro lugar en la ciudad. En Los Chorros siempre hay frescura, la naturaleza canta y brota de todos lados y, además, está El Ávila de fondo. ¿Quién puede competir contra eso? Todo es envolvente”, dijo Coelho.
Se puede:
- Hacer ejercicio temprano en la mañana: hay clases de yoga, ballet fitness, pilates (tanto de cama como de agua) pues una de las particularidades de la casa es que posee una gran piscina que se aprovecha para este tipo de actividades físicas. “También tenemos savage (un mix entre boxeo, crossfit y bootcamp), una disciplina bastante animada y que goza de mucha preferencia entre los asistentes”, puntualizó Coelho.
- También está la opción de comerse algo delicioso tanto en el desayuno como en el almuerzo, meriendas o cenas (incluyendo los domingos gracias al brunch all day).
- Finalmente, se puede trabajar y disfrutar no solo del internet sino del silencio y la paz que se vive en los espacios: “Nos comentan mucho que la tranquilidad y el buen ambiente contribuyen a la inspiración y a la concentración; cosa que nos encanta”.
Manifiesto: nace una colisión culinaria
Existen tantos sabores clásicos de diversas cocinas como culturas hay en el planeta. Entonces, ¿cómo atreverse a desaprovecharlos?
La idea de Manifiesto, empezando por su nombre, nació de la mente creativa del chef Giulio Gallucci.
“Él tenía en sus libretas varias ideas, recetas, preparaciones y combinaciones; todas tan disruptivas e innovadores como él”, indicó Jessica Coelho.
“En cada una de ellas, existía un patrón, un manifiesto que se debía desarrollar para obtener un resultado gastronómico único y especial. Cada concepto plasmado era un manifiesto en sí que debía cumplirse. Esa palabra tan poderosa se repetía a menudo: manifiesto”, añadió.
Lo que construía Galucci en papel eran declaraciones, alocuciones en las que ponía toda su alma y corazón, resultando en una explosión creativa inigualable. Esa pasión fue la que despertó -en los cuatro socios restantes- la idea de colocarle el nombre al restaurante.
El manifiesto detrás de Manifiesto
“Queremos que haya opciones para todos: amantes de la carne, veganos, celíacos, intolerantes a la lactosa. Que no haya límites y que cualquiera pueda venir a disfrutar de nuestra carta”, explicó Coelho.
En Manifiesto, a eso se le llama democratización de la comida.
“Este es un lugar donde todos podemos coincidir; todo el mundo puede venir a comer lo que desee”, señaló.
“Disfrutamos hacer menús variopintos dignos del disfrute de cualquier paladar exigente que apueste por una buena comida, ¡cómo debe ser!”, resaltó.
“Nuestro manifiesto es que puedan sentirse a gusto con nuestra comida independientemente de su dieta diaria”, agregó.
«No somos veganos»
Manifiesto es comida real, no vegana, ni vegetariana ni carnívora o cualquier etiqueta más. “No nos casamos con conceptos sino con nuestras creaciones. Tenemos opciones que son veganas por supuesto, pero no son la columna vertebral de nuestro negocio”, especificó Coelho.
“Somos real food; nuestro restaurante vende experiencias de comida orgánica. No tenemos aditivos ni utilizamos procesados o azúcares añadidos. Todo lo hacemos y lo procesamos in house”, agregó.
Los creadores de Manifiesto desean que las personas puedan venir y consumir lo que deseen sin tener infundado un miedo de no conseguir algo sorprendente y delicioso que los haga regresar.
“Aquí les damos nuestra palabra: hay opciones pensadas en todo el mundo y cumplimos la promesa de seguir innovando a nivel gastronómico para nunca dejar de ser preferencia entre el público amante del buen comer”, indicó Coelho.
Diversificación de la comida
En general, las personas están acostumbradas a casar el concepto de saludable con algo que no tiene mucha fuerza. Sin embargo, es todo lo contrario. “La mezcla de todos nuestros ingredientes hace de nuestra cocina algo impresionante e innovador no solo en Caracas sino en el país”, señaló Coelho.
La propuesta de Manifiesto es muy amplia y destacan preparaciones como las batatas fritas rosadas, con kétchup de remolacha y alioli vegano. Perfectas para compartir pues es un plato tipo tapeo. Además, está presente el trío de hummus, uno de los platos más populares en donde convergen tres opciones de untables naturales: el de garbanzo original, de albahaca y espirulina y de remolacha rostizada. Se sirven con chips de plátano o arepa pelada.
Cabe destacar que una de las particularidades del menú principal de Manifiesto es que se pueden componer según los gustos del comensal. Allí no hay normas estrictas de combinación sobre lo que hay que comer o no; el cliente no solamente siempre tiene la razón sino también la batuta.
“Se pueden componer las proteínas y guarniciones como le plazca al consumidor”, señaló Coelho.
“Si se elige un salmón, por ejemplo, se puede combinar con un arroz cromático o un chop suey de la casa. También tenemos unas milhojas (papas laminadas) deliciosas. Ofrecemos una flexibilidad especial a los clientes para que no se aburran”, recalcó.
Las posibilidades son infinitas. Siempre se comerá algo distinto cuando las combinaciones sean distintas.
Luces, cámara, postres, licores y brunch
Los domingos también son sinónimo de Manifiesto. Si de brunch se trata, en el menú se encuentran unas tostadas españolas, pero con un twist. “Están las clásicas de salmón con huevos escalfados o poché, también las trufadas y otras conocidas como salmorejo que son típicas de España, realizadas con tomate puro y aceite de oliva”, recalcó Coelho.
“En la lista destacan, a su vez, el bowl de açai o asaí y el pudín de chía con extractos de frutas súper frescas”, dijo.
Con respecto a los postres, tienen en la carta un brownie de batata muy especial. Literal, se basa en pedazo de la popular torta, solo que está elaborado con este tubérculo.
“La gente piensa que van a comer vegetales con chocolate, pero no. ¡Qué equivocados! Ni te enteras que es batata. En esta materia, también destaca nuestro crumble de manzana entrelazado con un crocante nido de caramelo hecho 100% por nuestro chef”, describió.
La parte más divertida del menú, de hecho, es la de los licores. Manifiesto tiene una carta de autor hecha por Giulio Galucci que representa lo ilimitada que es su creatividad: “Eso, precisamente, es lo que hace que nuestras bebidas sean mejores que en cualquier otro lugar”.
“Nosotros no utilizamos refrescos típicos sino que hacemos nuestros propios refrescos naturales, desde los naturales que no tienen alcohol hasta los que sí”, señaló Coelho.
“Los hace especiales el hecho de combinarlos con la reconocida kombucha (gracias a una alianza con Bob’s Kombucha, un emprendimiento de un químico venezolano salido de la Metropolitana, libre de gluten, vegano y cuyo sabor es delicioso). Esta combinación convierte a nuestros tragos en una locura de sabor”, dijo.
Como forte, tienen su famoso Moscow Mule, además de un tequila ahumado cuya presentación tiene en el borde del vaso pimiento de la vera y un toque de picante, todo combinado con kombucha, agua gasificada, muchas frutas y jugos naturales con sello Manifiesto.
Manifiesto con sello Gallucci
El chef, socio fundador, genio creativo y manifestador del restaurante, Giulio Gallucci, también conversó con El Nacional.
Es abogado, pero toda la vida fue amante de la cocina y lo que representa. De hecho, fue lo primero que estudió cuando se graduó del colegio. Hizo un curso sabatino en el ICC (Instituto Culinario de Caracas) con Sumito Estévez. Sin embargo, al entrar a la universidad escogió la abogacía como profesión.
También se identifica con la mecánica, razón por la cual posee actualmente activos dos talleres de carros que complementan su pasión por la movida gastronómica.
En algún momento de su crecimiento profesional y saciando su hambre por aprender, se fue España a estudiar en la universidad de Alicante. Culminó dos máster en cervecería a nivel industrial pues, sorprendentemente, también estudió química e ingeniería cervecera. Sin embargo, estando en Europa decidió volver a los fogones.
No tardó en darse cuenta que “le faltaba algo aún”; no le bastó la experiencia en cocina solamente, así que decidió comenzar un nuevo camino estudiantil detrás de la barra; allí aprendió todo lo que se necesitaba para ser un verdadero bartender. Así mismo, pasó por una corta experiencia como mesonero que lo ayudó a completar su ciclo de aprendizaje.
“Hice de todo con la idea única de formarme lo mejor que pudiese para poder llevar la gestión y el desarrollo de un local propio. Todo lo que viví y aprendí me dio la oportunidad de construir un camino para poder llevar a cabo Manifiesto y todo lo que viene tras el concepto”, indicó Gallucci.
Fiel a sus raíces
Su regreso a Venezuela en el 2020 fue para celebrar la boda de dos amigos que serían, hoy día, dos de sus actuales socios.
“Mi vida dio el mejor vuelco del mundo al darme cuenta de que mi tiempo fuera del país había terminado. Regresar a Venezuela para el matrimonio de mis socios y mejores amigos fue el principio de este hermoso y afortunado viaje al que llamamos Manifiesto”, subrayó.
Madrid, Paris, Lyon, Milán, Caracas. Manifiesto, al igual que otras ideas que tienen sobre la mesa y están en vías de desarrollo, nace de las experiencias. “Es la fusión de todo y la recopilación de todas esas vivencias maravillosas. Todo esto con el fin de perseguir y solventar una necesidad en el mercado venezolano”, resaltó Gallucci.
“Fueron seis meses de proceso creativo encabezados por la fusión; no me caso con un solo plato, tipo de alimento o ingrediente, y es que donde hay fusión hay magia. Ácidos, dulces, salados, picantes, todo se vuelve un ritual de mezclas que terminan siendo perfectas para poder darle una experiencia única a los paladares. Eso es Manifiesto: Irán, Líbano, EE UU y, por supuesto, Venezuela. Con este juego de sabores conseguí, si se quiere, la paz como cocinero. Así nace el menú de Manifiesto”, dijo.
Fuente de inspiración
Hay otros conceptos similares y mucha competencia, eso es cierto. Sin embargo, los socios rescatan el hecho de que este tipo de comida orgánica tiende a convertirse en un concepto un tanto aburrido de cara al comensal. “Con nosotros la cosa cambia, es distinto. La experiencia Manifiesto no será como cualquiera que hayas vivido. Ese es el twist que quisimos darle desde el inicio: que la gente nunca se aburriera de lo que ofrecemos. Aquí se puede comer rico, con muchos sabores, muy saludable y divirtiéndose en el proceso. ¿Y lo principal? Que no te estés haciendo daño”, puntualizó Gallucci.
En Manifiesto eliminan la palabra aburrimiento de su diccionario gastronómico para volverse disruptivos en un país que lo necesita.
“Apostamos e invertimos tiempo, dinero y vida. Y lo volveríamos a hacer sin duda”, manifestó el chef.
“Somos cinco socios, tres de ellos estábamos fuera del país con una vida resuelta y perfectamente establecida. Sin embargo, el amor por Venezuela pudo más que esa premisa. La pandemia en vez de apaciguar esas ganas de volver nos dio más energía para hacerlo. No quisimos desaprovechar el auge de una Venezuela que tenía que renacer. Quisimos generar valor, crear valor en la comunidad también. Brindar oportunidades”, rescató.
Venezuela y la gastronomía
Para el chef, puede decirse que en el país se necesita un avance a nivel gastronómico. “Tenemos que cultivar nuestro desarrollo en el área. Sin embargo, existen muchas ideas haciendo un muy buen trabajo; es increíble lo que se está viendo en la ciudad. Se está rescatando el alma de la cocina”, expresó.
“Lo que falta, a mi parecer, es sembrar curiosidad. Posibilidades más allá de lo clásico”, manifestó.
“Hay una cantidad de texturas, sabores, olores, colores que permiten hacer algo bueno para la gente, pero también para la cultura. Lo que termina haciendo un restaurante es eso: una siembra de cultura”, afirmó.
Visión y misión social de Manifiesto
“Hay 35 empleados directos en el restaurante. Además, en el gimnasio también contamos con profesores a quienes se les paga por honorarios profesionales”, señaló Gallucci.
“Indirectamente, también contamos con todos nuestros proveedores. Todos nuestros productos son kilómetro cero, eso es parte de nuestro concepto: que nuestro negocio sea sustentable también para el entorno. Queremos que sea recíproco y que todo sea de la zona; de nuestro país”, explicó.
“Este negocio es a largo plazo; durará en el tiempo pues comer bien no tiene fecha de caducidad”, finalizó.
Para más información acerca del restaurante, ingresar a sus redes sociales: Instagram.