Lo único que le faltaba a Surthany Hejeij el día de esta entrevista, lunes por la tarde, era una corona. La de zafiros azules y quilates blancos. Sentada frente a la cámara que la grabaría vía online, pues no vive en Caracas, lucía como una Miss Venezuela en espera a ser interrogada por la prensa luego haber ganado el concurso.
Tal vez, era su largo pelo azabache, cual amazona; o su maquillaje cuidado a la perfección sin un extra de contorno o rubor; puede que haya sido su vestido azul rey repleto de encajes y brillos, y del cual sobresalían mangas largas blancas que contrastaban con su estilo. O, quizá, era ella, con su amplia sonrisa, delicada voz y un cantaíto oriental lo que reveló a aquella figura que, a través de las redes sociales, todo el mundo cree conocer y a quien, parece, todos se empeñan en pulverizar entre comentarios y opiniones por hacer lo que le gusta: cocinar y ayudar a otros sin perder el glamour.
De ascendencia libanesa, su nombre significa ‘reina’, «o algo así como esposa del sultán», dice. Quienes la ven por primera vez, comenta, la confunden con una sultana. Y hay algo de cierto pues su vida parece sacada de un cuento de hadas. De hadas con privilegios.
Es conocida a través de todas sus plataformas como @surthycooks, o Surthy-cocina. Ostenta el título de la foodie/influencer más popular del mundo. No lo dice ella, sino quienes la siguen así como las estadísticas de TikTok, que la hizo merecedora de un premio en 2023, Instagram y YouTube, sus canales principales.
Cocina en cantidades industriales para ayudar a otros, asegura, pues es la única forma que conoce para sentir que está aportando algo al mundo, además de ser la mejor esposa y madre posible.
Surthany Hejeij, el comienzo de todo
Tiene 31 años de edad y por su sangre corren lo mejor de dos mundos: el de Venezuela, por su madre, y el Líbano, gracias a su padre. «Soy como Hanna Montana», bromea. «Poseo dos culturas que amo, respeto y de las que aprendo todos los días». A pesar de ser lo distintas que puedan ser la fe musulmana y la católica, en ella se complementan y, de hecho, le aportan ese je ne se quois del que muchos hablan, pero pocos saben explicar, su esencia.
Nació en el estado Anzoátegui, en Puerto La Cruz, donde vivió hasta los 18 años cuando se mudó al Líbano. Allá estudió en la universidad, se graduó de diseñadora de interiores y se enamoró. Pasó el tiempo y, sin dudarlo, regresó a Venezuela. Pero la recibió un país donde la escasez reinaba y el caos tocaba las puertas de cada hogar. No al suyo, recuerda. Ya casada con su actual esposo, el jeque como le dicen, encontró su norte. Tres años después de asentarse, comenzó a hacer videos sencillos de recetas saludables en sus redes. El resto es historia.
@surthycooks 1 pizza = 1 smile #pizzarecipe #pizza #venezuela
♬ Where Is The Love for Ukraine by Lauren Amour – Lauren Amour
Supo que el diseño de interiores jamás sería su sustento cuando entendió que la situación política, económica y social del país se comía cualquier interés personal por ver remodelada alguna casa u oficina. «No era algo importante», se repetía, pero ella no estaba dispuesta a no hacer nada. De esta manera, dedicó su tiempo, sobre todo cuando llegó la pandemia, a cocinar. El oficio de le corría por las venas, tener una familia libanesa, siendo venezolana, demandaba tiempo en la cocina: era algo cultural.
¡A cocinar!
Se labró su camino a través de las stories de Instagram. Ese fue el trampolín desde el cual saltó para conseguir lo que hoy tiene: éxito, estatus y millones de visualizaciones. «Todos los días subía alguito. Yo cocinando, dejando recetas, hablando de ingredientes», comenta, y muy pronto comenzó el interés y también la larga lista de preguntas sobre lo que preparaba.
El crecimiento fue muy rápido, asegura, y para su sorpresa, se obligó a abrir un nuevo canal solo para crear ese tipo de contenido. Al hacerlo, jamás pensó que conseguiría tan pronto su primer millón. No pegó en la radio, como diría Bacilos, sino en las redes.
«Había nacido mi segundo hijo, estábamos encerrados y TikTok agarraba vuelo», dice. «Así que aproveché el momento, a sabiendas de lo bien aceptado que era mi contenido en IG y me mudé de plataforma». Decidió darle un cambio a su manera de grabar: se maquillaría, vestiría, peinaría y comportaría según su día a día. Los pijamas y las crocs no existirían en sus videos a pesar de la encerrona y el desgano. Vestidos de diseñador, al igual que el calzado, maquillaje en su punto y peinados perfectos serían su sello. Ingredientes con los que acompañaba sus fabulosas comidas.
Superó la barrera de las 6 cifras en visualizaciones con un desayuno: su acostumbrado crumble de fresa saludable, algo típico en su mesa y que tanto su pareja como sus hijos adoraban. El segundo audiovisual viral, que triplicó en vistas al primero, fue una pizza. Los números no dejaron de crecer con cada una de sus publicaciones.
«¿Quién se ve así cuando cocina?», «¿Qué desubicada, a dónde va ella?», «Estamos en plena pandemia, nadie se maquilla para estar en su casa», «¿Estás en una película?». Recibió todo tipo de comentarios después de aquel crumble de manzana… y esa crítica fue lo que la catapultó a la fama. «Así que gracias», dice.
Ayudar a otros para motivarse
Fue apenas el año pasado cuando se dio cuenta de su alcance y, por supuesto, del poder que traía consigo cada uno de sus contenidos. No fue planificado, fueron sus ganas de compartir la comida que había preparado con alguien más que no fuera su círculo.
«No grabé pensando qué pasaría, simplemente lo hice porque quería». Y a pesar de encontrar tanta animadversión después de publicar el primero de sus videos retratando esa solidaridad que no debía mostrarse, jamás pensó en dejar de hacerlo.
«Lo que hace la mano derecha no debería verlo la izquierda», le repetían incontables veces, pero ella, decidida, decía incansable: «Sé quién soy, qué siento cuando ayudo a los más vulnerables, cuál es la intención detrás y hasta dónde quiero llegar».
«No necesito validación para apoyar a alguien, necesito ganas para nunca dejar de hacerlo”
Por si no están familiarizados con su contenido, antes de cualquier preparación dedica algunos segundos a crear un llamado de consciencia mostrando videos virales de creadores de contenido malgastando comida -tirándola, vomitándola, quemándola- solo para llamar la atención de su comunidad en redes sociales. Luego regresa a su formato gastronómico y se dirige a comunidades necesitadas y repartir lo cocinado en su hogar. Siempre en cantidades industriales.
No tiene ayuda para hacer sus videos, incluso ahora que su trabajo se duplicó y la edición puede tardar hasta tres días. Es un trabajó que merece la pena. «Aunque no me cierro a esa posibilidad, soy muy reservada y celosa de mi espacio», aclara. Surthy graba en su casa, en su cocina, y le parece que llevar personas ajenas a su espacio no es la mejor de las ideas. «Pero entiendo que en algún momento podría llegar a necesitarlo», reconoce. Tal vez haga una réplica exacta de su cocina en un estudio de grabación. «No suena mal», comenta entre risas.
https://www.tiktok.com/@surthycooks/video/7327115799028583686
Surthany y su arte de cocinar
Sus hijos la tienen como ejemplo, la apoyan en la elaboración de sus recetas. La admiran tanto como su esposo, quien no es de muchas palabras para referirse a lo que hace su compañera. Sin embargo, es de conectarse a toda hora siguiendo cada uno de los pasos que da, le regala likes y, a su manera, siempre comunica lo orgulloso que está de ella por lo que ha logrado.
Con su art of cooking, lema de marca, conquista entonces corazones, pero sobre todo paladares.
¿Qué ha hecho que considere una obra de arte? Cada platillo es un reflejo de algo diferente y eso es arte. «Una cultura, sabores, colores, olores, todo nos hace sentarnos en familia, compartir con amigos, crear momentos, y eso, al final de todo, es el arte de lo que hago. Mis platos no son superiores a otros, son diferentes y sacan emociones distintas en quien los prueb»”.
¿Por qué los helados siempre terminan siendo los favoritos? «Todo se resume al helado, creo, por la sensación, la sonrisa es instantánea. Cerrar los ojos, saborear, tragar, es como un ritual para los niños cuando se los llevo, por ejemplo». Eso, por supuesto, trae consigo la censura y el reproche. El juicio, prefiere llamarlo Surthy.
«Los estás envenenando con azúcar», «Eso no es sano, ¿no querías ayudar?», «Y la diabetes?». La gente, al parecer, se empeña en verla como un paria, a pesar de que el postre y los dulces son recetas que hace en momentos específicos. Para ella, no obstante, lo vale.
“Lo que veo en ellos, los brincos, la emoción, el agradecimiento, los abrazos y las risas, lo valen”
Frases y comentarios como esos, de hecho, son una de las razones por las que, a pesar de considerar las redes sociales una bendición, también las siente como «lo peor que te puede pasar» si no sabes dónde te estás metiendo o qué terreno estás pisando. Debes saber quién eres, afirma, pues es fácil perderse entre tantos títulos que exacerban el ego: influenciador, influyente, ícono, referencia, entre otros.
@surthycooks Hotcakes for a smile 🍓 #wastingfood
Seguida, pero ¿nunca seguidora?
Tener un perfil como el de ella abre puertas, claro. Y muchas. Pero también trae consigo comentarios mal intencionados que, hasta ahora, no la han afectado. Sabe que puede ocurrir.
Sí tiene conciencia de los límites que nunca cruzaría por popularidad. Con 7 millones de followers en Instagram, 30 millones en TikTok, 10 millones en YouTube, y 1.2 en Facebook, ¿no es suficiente?
Para muchos, no, subraya. Siempre hay ganas de más. Más seguidores, likes, contenido compartido… «Y a veces hacemos lo que sea por más, siempre es el más», señala. «Yo, por ejemplo, estoy clara que jamás sexualizaría mi contenido. Jamás. Mi normalidad es lo que ves y no estoy dispuesta a ponerla en riesgo; mi familia lo es todo y tampoco los pondría en ninguna situación que pudiese lamentar».
No sigue a muchas personas, aunque es seguida por íconos como Bella Hadid, por ejemplo. ¿Su inspiración? Sascha Fitness. «Mi persona favorita. Me acompañó, aunque ni nos conocemos, durante mi embarazo y cuando me recién casé. Aprendí mucho de ella y sus rutinas: cómo es empresaria, esposa y mamá; también de sus decisiones y consejos. Me llena como persona».
En el mundo online, «trabaja de gratis». No le pagan por el contenido que crea (solo en YouTube que es la única plataforma que deja monetizar en Venezuela), aunque sus visualizaciones desplacen a las de Bad Bunny en «Titi me preguntó». No le hace falta: «Gracias a Dios mi situación económica es muy buena y no necesitamos recurrir a otros». No se niega, sin embargo, a vivir de lo que hace. Al fin y al cabo, es trabajo.
@surthycooks Respuesta a @jonathanpechmay ✨🎄
Planes, premios y Venezuela
Su equipo (manager y mercadeo) estaban conectados en la entrevista también. Corría el tiempo y no se había tocado un tema que, para ellos, era vital: los premios y nominaciones de Surthany Hejeij hasta la fecha. «Es importante hablar sobre ello, queremos que la gente sepa el impacto de su trabajo», comentaban con insistencia. Había que apurarse. Había que preguntar.
Enhorabuena. En 2023, fue noticia un premio que le otorgó TikTok. La ceremonia celebró a lo mejor de la comunidad diversa y auténtica que ha conquistado al mundo entero. Desde Ciudad de México, se transmitió en vivo a través de la plataforma y @surthycooks resultó ganadora de la estatuilla a Master del sabor. «Quién imaginaría que, con un teléfono y una plataforma, pudiéramos recorrer el mundo, mover sentimientos y muchísimos corazones», dijo aquella vez.
La contactaron vía correo electrónico, en enero del año pasado. “N te dicen que estás nominada, sino que te extienden la invitación. Me enteré estando allá que gané porque no puede decirse nada de antemano para evitar el filtrado de información”. Aún, cuenta, se siente agradecida, no solo con Dios sino con los votantes que hicieron posible que su trofeo con el símbolo de la app, con luces de neón, repose en su casa desde hace un año.
Hasta ahora, es solo una nominación, pero espera también traerse a casa la estatuilla: los People’s Choice Awards la nominaron como Influencer latina de 2023, la única venezolana en competir en este renglón que develará a los ganadores el 18 de febrero en la ciudad de Los Ángeles.
«Ni en mis sueños me hubiese imaginado ser lo que soy y mucho menos estar recibiendo una nominación de este tipo». Los People’s Choice Awards son premios que se otorgan por votación popular a las personalidades más destacadas del año en la industria del entretenimiento. Surthany viajará pronto con el fin de traerse el reconocimiento a Venezuela, la que –por ahora– seguirá siendo su casa.
«Por lo pronto, no tengo planes de salir del país. Tampoco tengo una planificación exacta de lo que ocurrirá con mis plataformas. Simplemente, me dejo llevar. Eso fue lo que hice en principio y sigo en lo mismo. Me siento feliz, plena y cómoda haciendo comida, planificando cuál será mi próximo destino, organizando bandejitas y etiquetas, llevando lo que sé hacer a otros». Y concluye: «No hay nada que me evite seguir haciéndolo».
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