Renunciar al privilegiado puesto en la firma donde se forjó mientras se graduaba de abogada en la UCAB, no le dolería. No si lo comparaba con renunciar a su sueño, su verdadera vocación: ser bailarina.
La certeza sobre su futuro la tuvo a los 4 años, cuando su interés por la danza se convirtió también en el de sus padres, y la llevaron a recorrer buena parte de las mejores academias y escuelas de Caracas. Cuando se recuerda estudiando en el colegio Mater Salvatoris y en plena temporada gaitera, sacrificó esta etapa para hacerle frente a las exigencias del ballet de Nina Novak que lo único que le permitía era desempeñarse como una estudiante ejemplar. Su cronograma de actividades se dividía, en aquel entonces, en clases, ensayos y presentaciones que no le dejaban tiempo para nada más.
Siempre fue la nerd. Hacer ballet clásico, según sus pares, la convertiría en alguien incapaz de llevar el ritmo en una buena salsa, merengue o tambora. Nada más alejado de la realidad, dice, porque para una bailarina integral, que es como se sigue definiendo hoy día Laura Caria, el ritmo se lleva en la sangre.
A los 16, al graduarse de bachiller, entendió que debía tener una profesión aparte del baile. Era lo que se esperaba de ella, no como plan b -porque el plan a ya tenía nombre-; un título con el que pudiese contar si, en algún momento, cambiase de opinión con respecto a la danza. Así llegó al Derecho, aunque bien pudo haberse inclinado por Comunicación Social.
Hizo lo que le correspondía, trabajó como abogado y asistente legal, pero terminó conociendo el significado de frustración más pronto de lo que hubiese deseado. En ese momento entendió que las responsabilidades de sus dos mundos nunca podrían combinarse. Jamás. Así que se decidió por la que, sin lugar a dudas, le quitaba el sueño.
Dejó de lado el que finalmente resultó siendo su plan b y, poco a poco, fue descubriendo el mundo de posibilidades el baile aeróbico. De eso ya han 26 años, casi los mismos que tiene Zumba de haber llegado a Venezuela.
Salto cuántico al Zumba Fitness
Comenzó a enfocarse en el baile aeróbico o deportivo en 1997. Pensó que a eso se dedicaría, pero mientras dictaba este tipo de clases, estando en un congreso mundial, se topó con un infomercial (muy populares para la época), que hablaba de esta nueva y revolucionaria disciplina que unía el baile con movimientos de tonificación muscular.
«Era lo que yo impartía, por así decirlo. Pero con mucha más intensidad», rescata Caria al acordarse de su incursión en el mundo del Zumba Fitness. Posteriormente, y gracias a una amiga en común, conoció a uno de sus fundadores, Beto Pérez. «Quedamos en contacto y para noviembre de 2003 viaje a Estados Unidos, me capacité con él y, al poco tiempo, me convertí en la pionera en la disciplina en Venezuela».
A partir de ese momento comenzó a impartir las clases y durante algunos años su foco fueron las capacitaciones. Hoy su currículo comienza con su certificación por AFAA (Athletics and Fitness Association of America) para impartir clases grupales (Primary Group Exercise Certification), hasta acreditaciones en Zumba® Basics 1, Zumba® Basics 2, Zumba® Toning (mancuernas), Aqua Zumba® (piscina), Zumba® Gold (tercera edad y discapacitados), Zumba® Kids, entre otras modalidades. Representó a la empresa norteamericana a nivel global.
Por su experiencia, además, la empresa le otorgó el rango de Zumba Education Specialist, o Zes, título que portan los instructores que capacitan a otros instructores.
“Sin embargo, ese rango ya no lo tengo porque en diciembre de 2021 renuncié justo cuando nacieron mis morochos… Pero esa es otra historia”
«El trabajo me dio la oportunidad de mostrar de qué estoy hecha alrededor del mundo. No solo dicté capacitaciones en Venezuela, sino en distintos países de Latinoaméricay otros como Hungría, Dinamarca, Suiza e Italia; o islas como Turcs & Caicos», enlista. «Viaje muchísimo por cuenta de Zumba Fitnnes y siempre fue una aventura».
26 años y contando
Zumba, que nació de la palabra rumba, ocurrió gracias a un despiste. Cuenta el profesor de gimnasia Alberto ‘Beto’ Pérez, su creador, que un día olvidó la música para su clase. Así pues, recurrió a los CD’s que llevaba en su carro: música latina del momento. El resultado no dejó indiferente a sus alumnos y todo lo que desencadenó aquella pionera sesión en un gimnasio de Cali (Colombia) hace más de dos décadas, hoy es reconocido e imitado en el resto del planeta.
En palabras de Pérez, es una disciplina fitness que fusiona ejercicios aeróbicos con ritmos latinos y que, si bien se gestó a finales de los noventa, no es hasta 2001 que se populariza desde Miami.
Uno de los factores diferenciadores es su efectividad deportiva. El secreto de su fórmula reside en la mezcla de pasos de baile propios de estilos latinos como la salsa o la bachata, movimientos lentos y frenéticos, así como series repetidas de ejercicios. Y sí, puede que sean muchas las personas que se apuntan a las clases con el ánimo de perder peso y ganar en salud. Pero no solo se trata de un excelente método para reducir la grasa corporal. Por su variedad de movimientos, es también una práctica idónea para tonificar la musculatura. Otro de sus elementos definitorios y, tal vez, el que ha sido más trascendental en su éxito: diversión.
Y eso, precisamente, es el ancla de Laura Caria para, 20 años después, seguir impartiendo clases. Tanto así que, quienes han escuchado su nombre, la conocen como aquella profe que por 15 años consecutivos dictó clases gratuitas, todos los domingos del año. Sin excepción.
“El Centro San Ignacio, Expreso de Chacaíto y la Plaza Isabel La Católica de la castellana fueron testigos de la experiencia Zumba Fitness, de su grandeza y evolución”
«Por eso sigo asegurando que lo más satisfactorio de haber sido parte de esta marca es saber que los alumnos eran felices al asistir a las clases», subraya.
Lo más difícil, afirma, es poder dejar una huella en todos los instructores que se han capacitado. «No fueron miles, pero sí cientos con los que trabajé», dice. «Dictar las capacitaciones fue todo un reto porque debía transmitirles el equilibrio que debe haber en una clase. No puede haber complejidad, pero tampoco simpleza, por ejemplo. También es entender que debemos, muchas veces, mezclar nuestra propia música sin depender de un Dj y, de los puntos más importantes, la clase debe prepararse, no puede ser improvisada, pero el instructor debe estar preparado para improvisar en caso de ser necesario. Eso lleva tiempo», enfatiza Caria.
Zumba, la estructura
La clase suele durar 60 minutos como mínimo y puede extenderse hasta un máximo de 90 con variación entre los instructores. Luego de su realización, se pueden quemar entre 600 y 800 calorías por sesión, siempre y cuando se realice la clase con la intensidad que se merece, dictamina la coach.
«Por eso importan tanto el orden de las canciones. No puedes poner un tambor seguido de una samba y un joropo. Si no, el alumnado no resistirá la clase. La idea es que no se aburran o se cansen rápido; que no se frustren».
¿Qué se necesita para participar? «Querer bailar. Tiene que creer en el baile como forma de hacer ejercicio. Si no les gusta, escojan otra disciplina».
Entre los ritmos favoritos de Laura Caria destacan los de Maroon 5, Coldplay o del género house, a lo que ella se refiere como changa. «Aunque me da igual qué escucho; puedo entrenar con cualquier música aunque, lógicamente, si son canciones comerciales como el reguetón, hay más estimulación». Pero a la hora de dar clase, sí tiene sus preferencias claras, y la que domina en su repertorio es la salsa.
Ausencia y regreso al ruedo
Zumba Fitness llegó a Venezuela el 2 de noviembre de 2003 y Laura Caria dio su última clase como Zes también en noviembre, pero de 2017.
«Este 2023 estoy regresando a mi trabajo después de una pausa obligada que tomé tras la pandemia, luego de renunciar a la marca y convertirme en madre», enumera.
Con 49 años de edad, sus ganas de ser mamá aumentaron durante el período de covid-19. «María Gabriela y Alejandro José son mis morochos, producto del cuarto tratamiento de fertilidad al que me sometí. Nacieron en julio de 2021», cuenta mientras confiesa que esa etapa le dio la tranquilidad necesaria para poder dedicarse a su proyecto de vida junto a su esposo.
Por ahora no está dando clases fijas. «No obstante, el pasado 26 de noviembre, todo siempre ocurre en ese mes, dicté una para celebrar los 20 años de Zumba en Venezuela”, recuerda, haciendo énfasis en que también sería su ansiado regreso a los escenarios. En 2024 espera retomar sus clases abiertas y gratuitas, las que antes de su retiro congregaban como mínimo a unas 2.000 personas.
Aunque es reconocida en la movida de los gimnasios, ya no cruza la ciudad entera dando clases para hacerse un nombre o ganar dinero. Las clases a domicilio o privadas en grupos, y las capacitaciones son lo que realmente la ayudan en el área económica. «Ser productora de mis eventos y buscar apoyo de patrocinadores también sirven como estrategia financiera», señala. Por eso, a corto plazo quiere desarrollar un encuentro de nutrición relacionado con el tema de la resistencia a la insulina.
«Actualmente, estoy haciendo una certificación de nutrición moderna con Guillermo Rodríguez Navarrete, mejor conocido como @nutrillermo. Además, tengo preparado un conversatorio con mi amiga Martha Hurtado, especialista en metabolismo y endocrinología, un proyecto que quiero lanzar el año que viene también. La quiero combinar también con una clase de Zumba; así creamos ambas experiencias en una».
De esta manera, Laura Caria, además de madre, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas a través del aprendizaje, claro, pero también del baile y la diversión. Como dice el lema de Zumba, Ditch the workout—join the party! (Deja el ejercicio y únete a la fiesta), su más grande deseo es cambiar el presente de las personas fusionando movimientos a través de ejercicios encubiertos y que sin darse cuenta, se lleguen a convertirse en su mejor versión, concluye.