Las tendencias del próximo invierno estarán marcadas por una elegancia nostálgica rematada en osadas prendas de látex y botas mosqueteras que protagonizaron la semana de la moda parisina.
Nostalgia
Los 1970 son románticos para Celine, liberadores para Chloe y Dior. La diseñadora Maria Grazia Chiuri hizo revivir para Dior vestidos por debajo de la rodilla y cinturas marcadas por un fino cinturón.
Bruno Sialelli de Lanvin trató de «tender puentes» entre su trabajo y el de Jeanne Lanvin, fundadora de la firma en 1889. Esto lo demuestra el abrigo blanco con cuello de pelo, los labios pintados de carmín y el peinado a los años 1930 que llevaba una casi irreconocible Bella Hadid. Balmain echó mano de los años 1980.
Botas y látex
Botas y látex, asociados al universo sexual irrumpen con fuerza en las tendencias de la moda parisina y en la colección de Balenciaga, que utiliza el material para confeccionar por ejemplo un vestido negro largo.
En Saint Laurent, Anthony Vaccarello combina los leggings brillantes de látex con vestidos de cachemira. «Saint Laurent es la necesidad de la elegancia y la perversidad. Es un peligro», explica el diseñador.
Olivier Rousteing busca en Balmain una «sensualidad sorprendente» con tops plisados de látex.
Las botas mosqueteras las llevan las modelos en Saint Laurent, Balmain, así como para la colección de Rick Owens, que las confecciona con plástico reciclado.
El streetwear pierde fuelle
El rey de la ropa callejera, el estadounidense Virgil Abloh, que en diciembre previó el fin de esta tendencia, dijo adiós a la ropa holgada e incluso a las emblemáticas deportivas de su firma Off-White. Estas fueron reemplazadas por sandalias y botines con tacón.
Hedi Slimane diseña para Celine una colección unisex, con sus característicos pantalones slim.
Los vestidos asimétricos de Rick Owens en cachemira envuelven el cuerpo.
Glenn Martens de Y/Project crea, por su parte, el efecto de un corsé gracias al corte de los pantalones.
¿Ecológico?
Algunos diseñadores tratan de adaptarse a la transición ecológica, pero con frecuencia se topan con que los cambios plantean nuevos problemas.
La británica Clare Waight Weller dio nuevamente cabida a las falsas pieles en su colección para Givenchy, luego de haber renunciado a ellas al estimar que no eran ecológicas.
Mientras Andreas Kronthaler, director artístico de la firma de su pareja Vivienne Westwood, reconoció que tras haber diseñado colecciones «100% sostenibles», la última lo es solo en 80%.
«Intento utilizar existencias no vendidas o teñir tejidos», explicó, pero esta vez no pudo «resistirse» y encargó tejidos nuevos «porque tenía ganas».