¿Alguna vez has mirado con atención la semilla de un dátil? En el Corán, Alá menciona las diversas partes de esta semilla –el ‘qiṭmīr’, el ‘fatīl’ y el ‘naqīr’– para ilustrar sus áreas más energéticas. La próxima vez que rompas el ayuno de Ramadán comiendo dátiles, no tires el hueso apresuradamente. Míralo bien, recuerda las suras que lo mencionan, y la pequeña semilla sostenida entre tus dedos te ayudará a tener una sensación de tranquilidad y devoción que solo puede surgir tras reflexionar sobre los versos del Corán.
Este consejo místico, con el que se alecciona a los practicantes musulmanes a meditar en torno a la humilde semilla (o “hueso”, coloquialmente hablando) del dátil, nos hace reparar en el valor intrínseco de tantos residuos alimentarios que descartamos a diario sin considerar su potencial valor nutricional y terapéutico.
Aprovecharlos y transformarlos adecuadamente no solo contribuiría a la sostenibilidad ambiental, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación del agua, sino que también podría generar sustanciales ingresos a agricultores y empresas agroalimentarias.
Sabemos que muchos subproductos alimentarios contienen nutrientes valiosos y compuestos bioactivos que pueden ser recuperados para su uso en la alimentación animal o incluso humana. Y este es precisamente el caso de la semilla de palma datilera, un recurso excepcional en cuanto a sus potenciales aplicaciones.
Un amplio abanico de usos tradicionales
En su zona de origen, estas semillas se han usado como forraje para alimentar animales de granja (camellos, caballos, ovejas y cabras). Para ello, se sumergen en agua antes de ser utilizadas.
También les han encontrado no pocas utilidades como materia prima. Junto con otras partes de la palma datilera, constituyen un apreciado combustible casero, y combinadas con subproductos de maíz, se emplean en el norte de África para fabricar tableros aislantes. Su aceite, de color amarillo verdoso, es aprovechado para elaborar jabones y productos cosméticos.
Y por si fuera poco, tras ser secadas, tostadas y molidas, con el polvo resultante se elabora un producto similar al café, pero libre de cafeína y muy aromático.
Cóctel de nutrientes
Al margen de estos usos tradicionales, estas semillas se han revelado como una fuente valiosa de nutrientes que podrían aportar beneficios significativos para la salud humana. Aunque consumidas en menor medida que la pulpa, son una excelente fuente de energía debido a su significativo contenido de grasas “buenas”, proteínas y carbohidratos complejos.
Vayamos por partes. En primer lugar, su grasa –si bien constituye una pequeña proporción del peso total– es de naturaleza saludable. Los ácidos grasos más abundantes contenidos en las semillas de dátil pertenecen al grupo de cadena corta (proporcionan energía rápida), aunque también contienen otros de cadena larga: ácidos oleico (omega-9) y linoleico (omega-6). Ambos son conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular y su contribución al equilibrio lipídico.
En segundo lugar, las semillas de palma datilera contienen en torno al 9-10% de proteínas. Estas incluyen una amplia variedad de aminoácidos esenciales, compuestos indispensables para la renovación y mantenimiento adecuado de todas las estructuras corporales.
Su óptimo valor nutricional también se basa en su contenido en fibra dietética, cuya ingesta ayuda a mantener a raya enfermedades como diabetes, hipercolesterolemia, hiperlipidemia, hipertensión, enfermedad coronaria y obesidad. Hay, adicionalmente, claras evidencias de que su fibra dietética podría tener un importante uso terapéutico contra los cánceres de próstata y testículo.
Por último, los huesos de dátil constituyen una fuente significativa de minerales esenciales como potasio, magnesio, fósforo, zinc y calcio. Estos nutrientes desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud ósea y la función muscular, así como en la regulación de la presión arterial.
Alta bioactividad
Pero es que, además de los nutrientes básicos, estas semillas contienen compuestos bioactivos, cuya ingesta conlleva abundantes beneficios. Entre ellos, destacan los compuestos fenólicos, de alto potencial antioxidante. Consumirlos puede ayudar a combatir el estrés oxidativo en el organismo y reducir así el riesgo de enfermedades crónicas derivadas de procesos inflamatorios, como la hipertensión, el cáncer o las dolencias cardiovasculares y neurodegenerativas.
Por otro lado, existe una amplia gama de bioactividades inherentes a las semillas tratadas. Tanto su actividad antioxidante –eliminadora de radicales libres–, como antibacteriana es notable, según se ha demostrado tras analizar once variedades de palma datilera.
Infusión contra el alzhéimer
Y, recientemente, se ha descubierto que la antes citada infusión de semilla de dátil, rica en flavonoides, ejerce un efecto antialzhéimer superior al del café. Esta bebida reduciría la producción de proteínas Aβ, que es el componente principal de las placas amiloides, los depósitos extracelulares encontrados en el cerebro de las personas con alzhéimer. Se recomienda hacer estudios más detallados para saber si consumirla regularmente puede retrasar la progresión de esta enfermedad en personas vulnerables o en las primeras etapas de la dolencia.
En definitiva, cuando coma dátiles, antes de arrojar las semillas distraídamente al cubo de la basura, sostenga una de ellas unos segundos entre los dedos y medite en torno al potencial nutricional y saludable que desaprovechamos a diario en forma de desperdicios alimentarios.
José Luis Guil Guerrero, Catedrático de Tecnología de Alimentos, Universidad de Almería
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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