«Ganarme el respeto de ellos costó unas cuantas lágrimas», afirma Nancy Duarte, una reconocida figura en el mundo del ron venezolano, en un país con marcas de rones reconocidos mundialmente y en el que destacan dos mujeres como maestras roneras.
Diplomático, Carúpano, Santa Teresa, Cacique, Pampero, Ocumare… Esas marcas de ron venezolano hacen soñar a los amantes de esta bebida. Y su sabor depende en parte del olfato y paladar de estas dos mujeres.
En dos de las destilerías de ron más grandes de Venezuela, Carúpano y Santa Teresa, trabajan maestras roneras, una especie de experto bodeguero que es responsable del sabor y las minuciosas mezclas que componen cada bebida, siendo cada botella una combinación de rones de diferentes edades.
«Cada creación es una composición, como una obra de arte», explica Carmen López de Bastidas, de 70 años y maestra ronera desde 2016 en la marca Carúpano, donde trabaja desde hace 32 años.
Carmencita, como la llaman sus colegas, es autora de más de 60 productos que van desde las botellas más económicas hasta las más costosas. La experta firmó, en particular, el «Legendario», coronado como el mejor ron del mundo en el Congreso Internacional del Ron de Madrid en 2014.
¿Qué hace cuándo alguien mezcla el ron con coca-cola? «¡Cierro mis ojos!», responde entre risas.
Llegó al ron por casualidad. Su hija era alérgica a la humedad en Caracas y accedió a una oportunidad de trabajar para Carúpano en San Juan de Macarapana (Sucre) en el departamento de control de calidad. Sin embargo, gracias a su olfato y su gusto esta química de formación pasó a convertirse en la maestra de todas las marcas de ron, de las de menor calidad y las de gama alta.
«Soy considerada una de las narices más agudas. Nosotras las mujeres tenemos un poco más sensibilidad y yo busco la belleza en el aroma y sabores para desarrollar» un ron. «Primero, tiene que gustarme a mí, busco una personalidad con características diferentes», explica.
El ron, ¿una bebida para hombres? «¡Es pasado!, a muchas mujeres les encanta un buen ron», defiende la experta de 70 años.
¡Mujeres para rato!
A unos 100 km al oeste de Caracas, en la destilería Santa Teresa, está Nancy Duarte, de 54 años y 32 en esta empresa. Tras escalar todos los niveles, en septiembre pasado se convirtió en maestra ronera.
«Serví copas durante diferentes degustaciones. Detrás de los telones iba probando diferentes sabores, aromas de las diferentes materias primas. Para mí fue fácil desarrollar estas habilidades», cuenta sin pretensiones.
«No hubo resistencia de ellos como maestros». Pero «hubo cierto celo» de analistas y técnicos de laboratorio que no entendían «porque una carajita [niña] que no sabe nada venga a decirme cómo hacer las cosas», recuerda sobre sus inicios en este mundo en el que abundan los hombres. Al final terminó ganándose el respeto.
En la vasta propiedad de arquitectura colonial de la Hacienda Santa Teresa, abierta a los turistas, se pueden visitar las bodegas, la destilería y los campos de caña de azúcar, mientras se degustan cocteles a bordo de un antiguo autobús.
Allí también se pueden realizar catas de ron dirigidas, en particular, por mujeres formadas por Nancy.
La catadora Kharelis Navas, de 34 años, que comenzó en la hacienda como guía, es uno de los paladares en formación.
«El ser mujer para mí no es limitante, es un mundo de hombres, es cierto, sobre todo el mundo de los rones, pero yo creo que nosotras tenemos unas habilidades muy específicas porque nosotras somos más detallistas», dice con apoyo de su jefe, que afirma que en el mundo del ron «¡vamos a tener mujeres para rato!».
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