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La tradición abraza la tecnología en la Panadería Rosita

Con casi seis décadas en Sabana Grande, el local es un referente en la elaboración de buenos panes en Caracas ¿El secreto de su éxito? La pasión por el oficio y la lealtad de sus clientes, que disfrutan de un buen pan gallego, la especialidad de la casa, 'pasteis de nata' y pallas, entre muchas más opciones. El próspero negocio del portugués Cristiano Dos Santos Neto evolucionó con el objetivo de seguir creciendo, ahora con Roberto, el hijo, a cargo
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Rosa, qué linda eres. Rosa, qué linda eres tú. Popularizada este 2024 en redes sociales pero lanzada originalmente en 1918 por el Sexteto Habanero Godínez, pionero de las agrupaciones soneras en Cuba, la canción podría fácilmente describir al espacio que desde hace 58 años se ubica al frente de la plaza Las Delicias de Sabana Grande y que, para muchos en Caracas, es referencia en la elaboración de panes: Panadería Rosita.

Ubicada en el Edificio Urimare, en la avenida Santos Ermini, la esquina es un hervidero de gente. Muy pocas veces deja de serlo, de hecho. “Culpa del pan gallego”, dicen. Poco importan las largas colas para pagar. La mayoría quiere un espacio en las mesitas repletas tanto dentro como fuera del local, al mejor estilo de los cafés europeos, y que son parte del nuevo atractivo que ofrece la marca tras su rebranding.

 

Panadería Rosita Pan Gastronomía Sello venezolano

Foto Karem González

 

Porque una nueva gerencia, nuevos tiempos y también generaciones exigen remodelación, adaptabilidad, tecnología e innovación. Mucho avance. Pero también esencia, espíritu y calidad. Algo que Rosita, a través de sus creaciones y de su fundador, Cristiano Dos Santos Neto, conserva para alegría de sus leales consumidores.

Pintorescos mosaicos portugueses, modernas vigas y pisos de madera, rodillos de amasar, máquinas de rebanar para uso público y una enorme pared llena de preciadas fotos de antaño, donde puede verse al Cristiano junto a su hermano Manuel, en orden cronológico, se encargan de dar la bienvenida. El olor a pan recién hecho, a horneado dulce y salado, y a café recién colado, invitan quedarse.

 

Panadería Rosita Pan Gastronomía Sello venezolano

Los hermanos Manuel y Cristiano Dos Santos en las motos en que repartían el pan hace 6 décadas

Gracias, Venezuela

Cristiano –“el pobre, porque el rico juega en Europa”, bromea el fundador entre quienes lo conocen– es el corazón de esta panadería, dice Roberto Dos Santos, su hijo. A sus 87 años, su padre llega a las 6:00 am, como todos los días desde que abrió el negocio.

Siempre responde al saludo de sus amigos, como se refiere a la clientela fiel –o no– de Rosita. Y si hay suerte, puede que se le escuche contando su historia con una gran sonrisa y ojos brillantes. Orgulloso.

 

Cristiano Dos Santos Neto, fundador de Panadería Rosita | Foto Panadería Rosita

 

Nació en Montouro, distrito de Coimbra, Portugal. Llegó con 17 años a Venezuela, en 1955, a bordo del barco Andrea Gritti, de fabricación italiana, dejando atrás un país que padecía enormes dificultades tras la II Guerra Mundial.

Desde pequeño, cuenta Roberto, su padre se consideró panadero. El cuento se lo sabe de memoria.

“Estuvo empapado por el arte del amasado desde los 7 años. A su madre le decían María padeira, es decir, María panadera. Hacía pan en casa”, comenta. “Para mi papá, era frecuente encontrar personas frente a su casa esperando los productos que hacía la abuela”.

Se pensaría que el nombre de la panadería tendría que ver con ella, pero no. “Rosita hace referencia a una tía de mi padre, hermana de su papá, alguien importante para él desde su niñez”, comparte Roberto.

Al pisar Venezuela, Cristiano fue recibido por el mayor de sus hermanos, que tenía ya 2 años en Caracas y era repartidor de pan en una panificadora industrial de renombre llamada Sores.

“Mi padre, como era menor de edad, no podía trabajar. De aquella época recuerda que dormía en sacos de harina importados de Estados Unidos, salía a buscar empleo sin éxito y pasó tanta hambre que caminaba desde Boleíta –donde residía en una pensión– hasta Los Chorros tumbando mangos”, recuenta.

 

Una de las ‘paredes de los recuerdos’ de la familia Dos Santos en la panadería

 

A los 6 meses de haber llegado a Venezuela cumplió 18 y pudo, al fin, ser contratado por la misma empresa donde laboraba su hermano. Entregaba panes en moto desde La Floresta hasta La Castellana, Altamira y el Country Club. Para el momento se construía la urbanización Colinas de Bello Monte, que también incluiría en su ruta más adelante.

Ahorró durante 3 años y un aún joven e ingenuo Cristiano decidió invertir en un camión de refresco. Ese fue su primer fracaso, perdió todo su dinero cuando la marca, de repente, desapareció. Sin embargo, poco después se uniría con su hermano para abrir Panadería Los Nietos, en 1959, y que aún existe en Altamira.

Después, por su cuenta, abrió la Panadería Nueva Chacao, en 1962. Posteriormente compró la panadería más antigua de Venezuela, La Francesa, ubicada en la Calle Bolívar de La Guaira, que para ese momento tenía 114 años de existencia. Eran tiempos de pan de puya, locha, medio y real.

Allí trabajó unos 10 años, pero en 1966 se regresó a Portugal para casarse con la hija de su vecina, quien ha sido su compañera inseparable de vida y de trabajo hasta hoy. En 1967 compró pasaje sin regreso a Venezuela y fue cuando inauguró Panadería Rosita que junto con los restaurantes Urrutia y La Huerta, con quien compartía terreno, se convirtió en toda una referencia al hablar de productos de origen europeo en la ciudad.

 

Panadería Rosita Pan Gastronomía Sello venezolano

Foto Karem González

Un ícono en evolución: el pan de Rosita

Con los años, Cristiano fue mejorado sus técnicas y procesos. De hecho, además de su formación empírica, tuvo un maestro que se llamaba Stefano Bianchi, italiano, cuando estuvo en La Guaira. Fue quien le enseñó todo lo necesario para hacer un buen pan.

No hay receta específica para hacer el mejor pan, dice Roberto. Pero intervienen ciertas variables para convertirse en el favorito de la clientela.

“Son los ingredientes”, señala. “Es el lote de harina que puede variar en moliendas, trigos y combinación; la materia prima, el azúcar, la sal, los huevos y le leche. Ese es el secreto”, reitera.

También, aclara, no todas las harinas tienen el mismo tiempo de amasado, aguantan la misma cantidad de hidratación, temperaturas o corrientes de aire. Hay que estar pendientes hasta de los descansos, el hielo que se va a usar en la elaboración, los pliegues que resulten del amasado, la velocidad y el sobado. “Te puedo dar una receta, pero todo radica en el proceso. Eso es lo que nos diferencia. Hacemos y respetamos el arte de hacer pan”.

Casi 60 años después, honran a la familia pero también a los clientes. Y como el mercado lo exigía, Rosita tuvo que cambiar. Evolucionar.

 

Los panes son los productos más populares de Rosita

 

“Como productores de pan, estábamos muy bien posicionados. Sin embargo, la tienda no estaba a la altura de nuestros productos, debíamos apostarle también a la calidad de la infraestructura”, señala Roberto Dos Santos. Pero eso no significó sólo hacer cambios en el local, sino ofrecer más y mejores opciones gastronómicas.

Así, la nueva y mejorada Rosita, que comenzó su restructuración en 2022, dispone hoy de una estación de pastelería y bollería donde las galletas de chispas de chocolate y croissants rellenos de pistacho, limoncello, naranja, mandarina y chocolate están entre lo más pedido; una barra donde se exhiben todos sus panes, otra para el café y un surtido de acompañantes, una nutrida estación de embutidos, anaqueles y neveras de autoservicio con productos nacionales e importados.

“Son más de 200 items que convergen en la panadería, aunque el core business, a pesar de todos los cambios, sigue siendo el pan gallego”, subraya Roberto. “Su competencia directa son los panes blancos tradicionales como la baguete o canilla, el pugliese (pan de la abuela o panini) y los montaditos”, dice. “Luego, le siguen los panes de la línea saludable, son 18 tipos y están recién agregados en el menú, donde destacan el de masa madre con carbón activado, el de 7 cereales y el de sarraceno. Los de centeno, pelta, avena y maíz también se los llevan mucho”.

En un día venden entre 8.000 y 10.000 panes. “Viernes, sábado y domingo podría elevarse el número un 30 o 40%”, señala el encargado de la panadería.

 

Hay una variedad de productos nuevos en el menú

Rosita le da la mano a la tecnología

“Trajimos mucha maquinaria nueva para facilitar nuestros procesos de producción”, insiste Roberto, quien afirma que todo ha evolucionado para mejor en la panadería gracias a la innovación. “Desde hornos y amasadoras de última generación, hasta laminadoras, batidores y abatidores. Hemos invertido desde adentro hacia afuera”.

“Además, tenemos procesos mejorados de levadura y una máquina para hacer masa madre -una de las primeras en Venezuela- que nos hace 40 litros diarios, algo imposible de hacer años antes. Es un proceso de 24 horas de muchísima calidad donde controlas hasta el PH”, describe.

Cuentan también con una rebanadora de autoservicio donde los clientes pueden cortar su propio pan según lo necesiten: un pan denso como el multicereal o el de centeno a 10 milímetros para hacer unas tapitas o rebanar el gallego a 15 milímetros para unas brusquetas, por ejemplo. “Cuando incorporas la tecnología, todo es mucho más sencillo”, enfatiza.

 

Panadería Rosita Pan Gastronomía Sello venezolano

La tecnología ha mejorado el servicio

 

Roberto también se enorgullece por la diversificación de sus servicios. “Nos especializamos actualmente en el despacho de pan gallego para restaurantes”, apunta.

“Por eso invertimos en algunas unidades de transporte con las que llegamos hasta alrededor de 130 restaurantes en toda Caracas: La Candelaria, Hermandad Gallega, Altamira, La Castellana, Las Mercedes, Los Palos Grandes, entre otros”, dice.

 

La rebanadora es una de las mayores atracciones entre los visitantes

 

“Hay un antes y un después de lo que marca la diferencia. Obviamente, hemos pasado por una crisis enorme, incluyendo la pandemia que casi destruye nuestro plan de negocio. Sin embargo, logramos revertir lo negativo y obtuvimos más del 70% de las ganancias solo en el despacho a los hogares de los clientes. Además, vimos una oportunidad de negocio al entrar en los supermercados a nivel nacional como Gama, Río o Central Madeirense, facilitando la manera de llegarle al cliente habitual y tratando de ganar a los que desconocían la marca”, dice Dos Santos.

Roberto, que creció entre sus pasillos y hornos, comenzó a trabajar en Panadería Rosita en 1995. Había solo 15 personas en el staff, formadas todas por su padre. Para 2024, son más de 70 colaboradores quienes hacen vida en la panadería, una nueva etapa que, afirma, sigue en planes de expansión no solo en Caracas sino en Venezuela.

“Somos familia, trabajo, constancia, dedicación, honestidad, amor por los clientes y por el pan. También agradecimiento y trabajo duro”, agrega Dos Santos. “Comenzamos la jornada a las 2:30 am de lunes a lunes, y eso no cambia”.

 

Foto Karem González

Un pastel roba corazones

¿Qué más tiene el menú de Panadería Rosita? La nueva estrella es el pasteis de nata o pastel de nata, cuya fórmula fue lograda en conjunto con el maestro pastelero y panadero portugués Ernesto Fernandes.

“Vino a enseñarnos cómo prepararlos. Después de varios experimentos, en donde se incluyeron todos los ingredientes disponibles en el país, dimos con el pastel que pueden venir a comer hoy en Rosita”, destaca Dos Santos.

El pasteis está catalogado como el postre de paso preferidos según la revista gastronómica Taste Atlas, según ranking publicado en julio. Es de lo más buscado entre los residentes y visitantes de Portugal. Es un dulce que nació en un convento. “El Monasterio de los Jerónimos en Lisboa dio con lo que se conoce como pastel de Belén”.

 

Los pasteles de nata o de Belén de Rosita son de los más buscados por los comensales

Antes, cuenta Roberto, las sotanas eran almidonadas con claras de huevo. Al sobrar tantas yemas, debían usarse en algo. La hambruna no permitía botarlas. Así que las mezclaron con crema, leche, canela, azúcar y vainilla. “Sencillo, pero épico”, dice. “Y como la zona es Denominación de Origen, el postre ostenta el nombre de Belén en esa localidad, no puede usarse en más ningún otra provincia o en el resto del mundo”.

Hacemos entre 800 y mil pasteles de nata a diario y los fines de semana superamos los dos mil. El objetivo es llegar a cinco mil”, advierte, mientras destaca que, entre sus variopintas opciones, destacan tortillas de papas, empanadas gallegas de pollo y bacalao, pascualinas, sándwiches y pallas, y unas pizzas de masa fina y crocante que han tenido gran acogida entre el público.

“Para los sándwiches hicimos cuatro salsas: pesto, una de aceitunas, una de queso y otra pan tumaca al estilo barcelonés”.

“Las pallas son cuatro: la española, con salsa de tomate, mozzarella, chorizo, manchego y pimentón asado; la italiana, también con salsa roja, mozarella, aceite de oliva, prosciutto y pesto; la portuguesa, con salsa blanca, bacalao, aceitunas negras, cebolla y pimentón. Y, finalmente, la palla bianca con salsa blanca, mozarella, ricotta, pesto y mortadela italiana con pistacho”.

Contrataron a dos asesores gastronómicos, los chefs Eduardo Moreno y Reison Frioni. “No queríamos complicarnos, al final nosotros no somos restaurante ni queremos serlo. Soy panadería y quiero ser siendo panadería”.

 

Foto Karem González

Horarios

La Panadería Rosita abre todos los días: de lunes a sábado, entre las 07:00 am y 07:00 pm. Los domingos entre las 07:00 am y 02:00 pm. Y Cristiano Dos Santos, sigue allí, todos los días, en permanente diálogo con los clientes.

“Es su casa, es su vida. Su Rosita le hace bien, lo hace feliz”, concluye Roberto Dos Santos.

Redes sociales

@panaderiarositaccs

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El exterior de Rosita es un nuevo espacio creado para el disfrute de las nuevas generaciones

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