Solidaridad, bienestar, amor, celebración, unión. Son las palabras que resumen la tradición del Espíritu de la Navidad que, si bien no entra en los cánones religiosos, es una festividad que forma parte de las costumbres venezolanas cada 21 de diciembre.
Se cuenta que proviene de una leyenda nórdica de hace más de 80.000 años en la que un ser aterrizó en la Tierra, un viajero errante y alegre que predicaba sus conocimientos, y repartía regalos y bendiciones durante su recorrido.
El evento coincide con el solsticio de invierno, que es el día más corto y la noche más larga del año.
Las personas le han dado a través de los años diferentes interpretaciones. Incluso realizan rituales para recibir al Espíritu de la Navidad. Estos varían, pero en general consiste en abrir puertas y ventanas, así como limpiar el hogar con varias esencias e incienso.
También se encienden velas de distintos colores como el rojo, el blanco, el verde, el amarillo o el azul, acompañados de frutas o elementos decorativos. Los aromas sugeridos para esta celebración son los de mandarina y limón.
Una de las costumbres relacionadas con este día que tiene mayor arraigo es la petición de deseos al Espíritu de la Navidad: se escriben en orden de prioridad de mayor a menor. Se recomienda pedir en primer lugar por el bienestar y la paz mundial hasta llegar a los deseos más personales. La hoja se quema esa misma noche o se guarda hasta el año siguiente para ver cuáles se hicieron realidad.