Conocida como la Isla de las Serpientes, las autoridades brasileñas decidieron prohibir la entrada al público para proteger a las personas y a las especies en peligro de extinción.
Oficialmente llamada Ilha da Queimada Grande, ubicada entre Itanhaém y Peruíbe, la isla está formada por 430.000 metros cuadrados de suelo rocoso, sin playas de arena y sin fuentes de agua dulce. Pertenece al Área de Protección Ambiental Cananéia-Iguape-Peruíbe y es considerada la segunda isla con mayor densidad de población de serpientes en el mundo, solo superada por la isla Shedao, en China.
La Isla de las Serpientes
La Isla de las Serpientes tiene dos elevaciones: la primera es más plana, donde se ubica un pequeño faro, y la segunda una elevación de 206 metros. No existen playas que puedan facilitar el desembarco, que se realiza sobre plataformas rocosas y resbaladizas.
El desarrollo de la especie Bothrops insularis se produjo debido al aislamiento geográfico al que ha sido sometida desde la época de la glaciación de la Tierra, hace 10.000 años. Cuando el agua de deshielo cubrió grandes extensiones de tierra, se formaron islas como esta. La mayoría de los animales migraron al continente, pero los que no sabían nadar fueron confinados y solo sobrevivieron aquellos que pudieron adaptarse a las condiciones de la isla.
Atrapada en una isla rocosa donde la comida se limita a las aves, las serpientes comenzaron a trepar a los árboles, lo que no es natural en el continente. Su veneno se volvió más potente para garantizar la muerte inmediata de la presa que, si tardaba demasiado en morir, podía acabar en el mar. El color de la piel de la serpiente se ha vuelto menos llamativo: ocre uniforme, que varía a un marrón claro, llamando poco la atención.
El conocimiento sobre este animal se amplió a partir de 1911, cuando el farero Antônio Esperidião da Silva envió ejemplares al Instituto Butantan, que inició todas las investigaciones conocidas sobre la especie. En 1925, los fareros fueron retirados de la Isla de las Serpientes y el faro fue automatizado.
El nombre Queimada Grande no es en vano, pues la propia Armada brasileña prendió fuego a la isla varias veces por miedo a las serpientes. La práctica se produjo durante algunos siglos en un intento de poner fin a la excesiva población de serpientes. Los incendios eran grandes y a menudo podían verse desde el continente.
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