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Kim Kardashian y Marilyn Monroe «sufrieron» para poder entrar en el mismo vestido

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Kim Kardashian eligió un estilo clásico y emblemático para la Gala del Met, causando sensación en internet una vez más al portar el lunes por la noche el vestido de Marilyn Monroe.

Al revisar los sitios que visitaron, a donde los siguieron los paparazzi y por entrevistas recientes, los usuarios de las redes sociales intuían que Kardashian iba a usar un atuendo de la actriz. Los usuarios lo supusieron cuando la vieron a ella y su novio Pete Davidson  en Orlando, Florida, donde hay una de las sucursales del Museo Ripley.

En 2016, el vestido que usó Monroe al cantar sensualmente «Happy Birthday» («Feliz cumpleaños») al presidente John F. Kennedy en 1962, fue adquirido por el museo en una subasta por casi 5 millones de dólares.

El vestido de tono crudo tiene más de 2 mil 500 cristales cosidos a mano. Es tan entallado, que a Monroe se lo tuvieron que coser para cerrarlo cuando ya lo tenía puesto. Kardashian tuvo que bajar más de 7 kilos para poder lucirlo, según dijo a Vogue.

La celebridad fue la última en desfilar por la alfombra roja de la Gala del Met acompañada por Davidson.

Kardashian, además de usar el mismo vestido, tiñó su cabello de rubio platino para emular a Monroe. En su caso lo llevaba muy bien recogido en un moño, en vez de la característica melena con volumen de la actriz.

Las hermanas de Kardashian también asistieron a la gala al igual que su madre Kris Jenner.

Para Kardashian y Davidson era su segunda alfombra roja juntos después de asistir a la cena de corresponsales de la Casa Blanca.

Se puso a dieta

Kardahian, quien llegó acompañada por su novio Pete Davidson, explicó a Vogue cómo fue el proceso para usar el diseño de Jean Louis, que inicialmente fue plasmado en papel por Bob Mackie.

«Me ponía en un traje de sauna dos veces al día, corría en la cinta, eliminé el azúcar y los carbohidratos, solo comía las verduras y proteínas más limpias… Cuando estaba en la prueba final del vestido y vi que me quedaba bien, quería llorar de alegría», explicó en la entrevista.

La empresaria y socialité complementó su look llevando el cabello en color rubio platinado. En el proceso de decoloración tardó 14 horas seguidas.

El vestido tiene como adornos 2 mil 600 cristales y, para poder ponérselo, Kardashian debió usar guantes. Según explicó a Vogue, ella se probó inicialmente una réplica para saber si la pieza original le serviría, todo salió bien. Sin embargo, cuando el vestido voló hasta su casa, quiso llorar cuando vio que no le quedaba bien, pues es imposible modificarlo.

Fue entonces cuando Kardashian pensó que prefería adelgazar en lugar de optar por utilizar otro diseño.

«No me morí de hambre, pero fui muy estricta», agregó. En la siguiente prueba la prenda le quedó perfectamente y en ese momento quiso volver a llorar, pero ya no de frustración, sino de alegría.

Kim Kardashian utilizó el vestido original solamente para posar en la alfombra roja. Ella llegó al evento con una bata y la protegieron de los paparazzi gracias a unas barricadas que instaló previamente su equipo.

La logística también incluyó que, en el Metropolitan Museum de Nueva York, se improvisara un pequeño vestidor en el que Kardashian fue vestida con la pieza. Luego de las fotos, ella se atavió con una réplica exacta del vestido. No podía arriesgarse a dañar la joya original.

En esta oportunidad decidió no usar el maquillaje corporal que acostumbra para resguardar la histórica prenda.

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